Bingos porteños: tras una larga agonía, bajaron las persianas en las cinco salas
Los bingos porteños
Tenían los contratos vencidos desde 2014 y una millonaria deuda con Lotería Nacional por no pagar el canon.
Hubo jugadores hasta último momento.
450 trabajadores quedaron en la calle.
Ayer abrieron por la mañana y funcionaron normalmente hasta las 16.
“Fue un momento de mucha tristeza, compañeros de más de 20 años de antigüedad llorando.
La gente fue a solidarizarse porque el bingo es un juego que genera vínculos, acá todos se conocen”, lamentó Ariel Fassione, secretario general de ALEARA, el gremio que representa a la mayoría de los afectados (el resto son gastronómicos).
Entre las protestas que realizaron los trabajadores, esta semana se negaron a sortear los pozos acumulados, tal como había planteado Lotería Nacional en su cronograma de cierre.
Sabían que, a pesar de que hay una medida cautelar de último momento dictada por el juez Esteban Furnari, era imposible frenar el cierre.
Es que de recibir apuestas sin permiso oficial estarían incurriendo en el delito de juego clandestino.
Los bingos tenían las concesiones vencidas desde diciembre de 2014.
En su momento desde Lotería Nacional se había convocado a una licitación para renovar los permisos, pero el proceso fue frenado por el Instituto de Juegos de la Ciudad de Buenos Aires, que argumentó que no había participado del llamado.
En su momento trascendió que una de las razones era que Cristóbal López estaba detrás de las dos sociedades oferentes, el tema del juego se había colado en la campaña electoral porteña y la decisión del macrismo fue avanzar con el cierre de las salas.
El de Caballito era operado por el empresario Norberto Vicente, y las otras cuatro salas estaban administradas por una sociedad que tiene a Nazareno Lacquaniti entre sus accionistas principales.
Desde Lotería Nacional aseguran que los operadores no pagan el canon obligatorio desde 2009 y que la deuda acumulada supera los $ 260 millones, por lo que se inició una causa penal.
Los bingos se instalaron en la Ciudad a principios de los 90 y en su habilitación se prohibió expresamente que tuvieran otro juegos de azar.
Fue justamente eso lo que marcó su punto de quiebre.
Con la llegada de los tragamonedas al Hipódromo de Palermo y al casino de Puerto Madero (ambas de Cristóbal López) comenzó la decadencia.
Vale una cifra como ejemplo: en el año 2002 eran alrededor de dos mil trabajadores, y hoy son menos de 500.
En 2011 se estimaba que cada sala perdía unos 400 mil pesos por mes.
“Seguían abiertos por medidas cautelares. El arreglo era que los operadores pagaban sueldos, cargas sociales y se hacían cargo del mantenimiento de las salas, y lo que sobraba se entregaba a Lotería Nacional en concepto de canon”, explican fuentes del sector.
Hasta el viernes pasado, la situación se sostenía sobre la cautelar que en su momento había dictado la jueza Stella Maris Vulcano, pero la medida caducó ante la falta de avances para garantizar la continuidad laboral de los trabajadores.
Desde la Cámara de Bingos volvieron a señalar las dificultades que atravesaron durante los últimos años ante el impedimento de modernizar la modalidad de juego.
“Todas las propuestas y reclamos presentados ante Lotería Nacional SE fueron sistemáticamente ignorados”, destacan en un comunicado.
La situación llevó a la cámara a demandar LNSE por $ 450 millones, y durante los últimos dos años el organismo nacional se hizo cargo del sostenimiento de las fuentes laborales.
“Desde el 21 de diciembre de 2014 a la fecha los Agentes Operadores depositaron en LNSE el total de $ 70 millones en concepto de canon y material de juego”, informaron.
El vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, aseguró que aunque cierren las salas se va a garantizar la continuidad laboral de los trabajadores.
Aunque oficialmente, ayer nadie lo podía garantizar
fuente
"Clarin.com", 06.05.2016
(facebook, I. Garcia, 06.05.2016
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