31 ene 2017

VENEZUELA: "EL COMANDANTE" PROHIBIDO






VENEZUELA: 
"EL COMANDANTE" PROHIBIDO






Venezuela prohíbe transmisión de serie sobre la vida de Hugo Chávez



AFP 31.01.2017


La serie de televisión “El Comandante”, una historia de ficción inspirada en la vida del fallecido presidente Hugo Chávez, se estrenó en Colombia en medio de polémica tras recibir críticas del gobierno de Venezuela, donde su emisión fue prohibida.

Protagonizada por el colombiano Andrés Parra, el mismo actor que interpretó al capo de la droga Pablo Escobar en la exitosa telenovela “El Patrón del Mal”, “El Comandante” fue producida por la estadounidense Sony Pictures Television y es presentada en Colombia por Canal RCN.

“Este lunes en el Canal RCN se estrenó la serie sobre uno de los líderes más polémicos de América Latina que despertó todo tipo de sentimientos en Venezuela y en el mundo, Hugo Chávez”, dijo este martes Noticias RCN en un comunicado.

Según la página web de RCN, se trata de “un relato de suspenso y acción, mezclando política y romance”, en base a “una minuciosa investigación realizada por el escritor y columnista (venezolano) Moisés Naím”, que fue “grabado 100% en locaciones colombianas”

“Serán 60 capítulos de una hora, donde la historia estará contada de manera lineal, respetando la cronología de los eventos, inspirada en hechos reales, acompañada de elementos de ficción y contada desde un punto de vista neutral”, apuntó.

La cadena de televisión para abonados TNT anunció para este martes el estreno de la serie, presentándola como “la más ambiciosa de los últimos tiempos en la TV Latinoamericana, destinada a romper con todos los esquemas y a cautivar audiencias alrededor del mundo”.

“No se habla mal de Chávez”


En Venezuela, sin embargo, la serie no podrá ser transmitida por orden del organismo que regula las comunicaciones.

Aduciendo que la producción “atenta contra el legado” de Chávez, la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) desplegó este martes en Twitter una campaña con la etiqueta #AquíNoSeHablaMalDeChávez para que la ciudadanía denuncie a los operadores de cable que la difundan.

Ya el presidente Nicolás Maduro había tildado antes a “El Comandante” de ser “basura” y el pasado domingo Adán Chávez, ministro de Cultura y hermano del exmandatario (1999-2013), anunció el rodaje de la película “Chávez, el Comandante” y de la teleserie “Chávez de verdad”, para según dijo mostrar fielmente la vida del líder socialista.

El actor Parra, sometido a una “maravillosa metamorfosis” para “lograr una imagen muy cercana a la realidad”, de acuerdo con Sony, dijo recientemente en una entrevista que antes de prepararse para el papel solo veía de Chávez “lo que llegaba de él en los noticieros y la prensa, o sea, la imagen de un loco”.

“En la serie, se ve que es uno de los personajes más polémicos y complejos de la historia latinoamericana”, dijo el actor sobre el político fallecido en 2013 tras 14 años en el poder.

“Cuando uno se enfrenta a este tipo de personajes tan complejos y difíciles, es clave aprender a burlarse de ellos entre escena y escena, aligerarlos, tratarlos con humor. Si uno se los toma demasiado en serio acaba loco”, agregó, detallando que hizo lo mismo cuando encarnó a Escobar.

A pesar de la expectativa y de que Bogotá fue empapelada con letreros que anunciaban el polémico lanzamiento, la emisora W Radio divulgó este martes un estudio de audiencia según el que “El Comandante” solo logró “cuatro puntos” de diez posibles en el rating del horario estelar colombiano.

fuente
"El Impulso.com" Lara (Venezuela), 31.01.2017

EE.UU.: ¿DESOBEDIENCIA CIVIL?







EE.UU.: ¿DESOBEDIENCIA CIVIL?








¿Es posible una desobediencia civil contra Trump en Estados Unidos?

31 de enero de 2017


Los demócratas tratan de crear desobediencia parlamentaria, ya que los funcionarios designados por Trump deben ser ratificados en sus puestos por el Senado. 

Mientras tanto sigue en sus puestos de forma interina la gente del ex presidente Barack Obama, que puede al menos oponerse a las propuestas del republicano


Personas junto con integrantes del Senado y la Cámara de EEUU participan en una manifestación en oposición a la prohibición de inmigración del presidente  Donald Trump


WASHINGTON.- En Estados Unidos podría estar gestándose una inusual alianza, pues la oposición demócrata, algunos parlamentarios republicanos, donantes del partido ultraconservadores, empresarios acaudalados y manifestantes de izquierdas quieren hacer algo contra el presidente estadounidense, Donald Trump.

Tras poco más de una semana en el poder, Trump y su equipo han mostrado que van en serio. 

El presidente cumple, al menos de forma superficial, una promesa electoral tras otra y en la mayoría de los casos se mueve en el espectro político más a la derecha.

Al mismo tiempo, se está formando en todos los sectores y a todos los niveles sociales una gran oposición contra él. 

Los demócratas tratan de crear desobediencia parlamentaria, ya que los funcionarios designados por Trump deben ser ratificados en sus puestos por el Senado. 

Mientras tanto sigue en sus puestos de forma interina la gente del ex presidente Barack Obama, que puede al menos oponerse a las propuestas del republicano.

El Departamento de Justicia, por ejemplo, se negó a defender la restricción de entrada de refugiados y de extranjeros de siete países a Estados Unidos, hecho por el cual fue despedida la fiscal general interina, Sally Yates.

El estado de Washington expresó su desacuerdo con la política de inmigración de Trump y cientos de manifestantes se manifestaron la noche del lunes ante la Corte Suprema con velas en las manos.

Chuck Schumer, el líder de la oposición en el Senado, no pudo contener las lágrimas cuando habló sobre el tema de los refugiados, mientras que Trump mostró poca compasión y quiso saber quién era su profesor de arte dramático.

La política del presidente está respaldada actualmente solo por el 43 por ciento de los estadounidenses, una mala cifra en comparación con el apoyo que recibían sus predecesores nada más entrar en la Casa Blanca. 

Barack Obama, por ejemplo, contaba con el 68 por ciento de los apoyos cuando comenzó su legislatura y cuando terminó aún conservaba el 57 por ciento.

El neurólogo John Gartner, de Maryland, ya ha recogido más de 6.000 firmas de personas que consideran que Trump tiene una enfermedad mental y por eso debería ser destituido de acuerdo con el Artículo 3 de la Vigésimo Quinta Enmienda de la Constitción.

Seguramente Trump no se tomará todo esto muy en serio, pero cuando los hemanos Koch, de Koch Industries, empiezan a criticarlo, un presidente de Estados Unidos debería al menos considerar seriamente que es muy probable que pase algo a su alrededor.

"Es un enfoque equivocado", dijeron el fin de semana en Palm Springs, California, los influyentes empresarios Charles y David Koch respecto de la prohibición de entrada de determinados extranjeros en Estados Unidos.

Los Koch reúnen cada dos años a un grupo de líderes del sector económico con gran poder adquisitivo y que aportan una parte de su dinero para ejercer influencia política.

"Nos enfrentamos a una gran amenaza porque o emprendemos un camino autoritario o nos movemos hacia una sociedad libre y abierta", dijo Charles Koch.

La empresa automotriz Ford, hasta hace poco en buenos términos con Trump, expresó la misma opinión. 

Al igual que la cúpula de la inversora Goldman Sachs, que hasta ahora no estaba considerada precisamente como crítica con el magnate. 

Tanto entre los conservadores como entre los liberales de izquierdas, la política de Trump produce malestar en Estados Unidos.

Por su parte, sus seguidores tratan de contraatacar. 

En las redes sociales de orientación de derechas se dice que Obama y Jimmy Carter siguieron la misma política de refugiados que Trump.

Las armas mediáticas del presidente, Kellyanne Conway, que fuera su estratega de campaña, y el publicista y ahora asesor Steve Bannon, siempre están presentes, ya sea en primera línea o entre bastidores. Trump le ha declarado la guerra a los medios y parece que se está librando una batalla en el país por el liderazgo de la opinión pública. 

Actualmente resulta impensable que este país alguna vez vuelva a estar unido.

En Internet milllones de personas se unen a movimientos contra Trump. 

En la redes sociales se organizan miles tras el hashtag "ImpeachTrump" (destituyan a Trump).

Asimismo, cientos de miles de personas se echan a las calles por todo el país con pancartas que declaran: "No es mi presidente". 

El fin de semana, más de mil personas se manifestaron en la capital de forma espontánea, al igual que el lunes, cuando se reunieron otros más de mil ciudadanos ante la Corte Suprema estadounidense con el mensaje de que lo que está haciendo Trump ataca lo más sagrado de Estados Unidos, su Constitución y sus valores democráticos.

El lunes se pronunció incluso aquel que hace apenas unos días había dicho que en el futuro no realizaría declaraciones: Barack Obama. 

El ex presidente aseguró el penúltimo día de su mandato que solo se entrometería si observaba que se atacaba algún valor fundamental democrático. 

Que haya realizado declaraciones públicas solo dos semanas después lo dice todo.

"Que los ciudadanos ejerzan su derecho constitucional a manifestarse, organizarse y hacer que los cargos electos oigan sus voces es lo que esperamos ver cuando los valores estadounidenses están en juego", dijo.

También en el mundo diplomático se está registrando oposición. 

Miembros del Departamento de Estado norteamericano destacados en todo el mundo dirigieron una carta a sus autoridades en la que explican que no están de acuerdo con la orden ejecutiva sobre inmigración de Trump. 

"Esta prohibición no conseguirá sus objetivos y seguramente será contraproducente", señalaron.

El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, contraatacó con la típica retórica del actual Gobierno estadounidense: "Deberían atenerse al programa o marcharse".

FUENTE: dpa

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"Diario Las Américas", 31.01.2017


DONALD (TRUMP) REMEMBER RICHARD (NIXON)







DONALD (TRUMP):
 REMEMBER RICHARD (NIXON)






No es la primera vez: EE.UU. ya intentó proteger a su industria pero fracasó


28-01-2017 

En la década del `80 el entonces presidente Ronald Reagan veía como una amenaza a las importaciones de productos japoneses. 

Qué hizo y por qué falló



Donald Trump no es el primer presidente estadounidense en proponer impuestos a las importaciones como una manera de defender la industria local.

El jueves, su gobierno dio indicaciones de respaldar una propuesta que impondría un arancel del 20% a las importaciones.

Además de proteger a la industria local, la medida financiaría la construcción del muro fronterizo con México, sostienen sus defensores.

Trump también ha dicho que quiere renegociar los tratados comerciales para proteger la industria de su país, cuya capacidad de generación de empleo ha sido diezmada por la robotización de las fábricas y la competencia extranjera.

Pero en la década de 1980, Ronald Reagan intentó algo parecido cuando una primera oleada de importaciones japonesas sacudió los cimientos de la hasta ese momento invencible industria automotriz de Estados Unidos.

Los resultados no fueron los esperados.
Incluso muchas de las empresas japonesas terminaron de alguna manera agradeciendo las medidas que en principio iban dirigidas en contra de ellos.

Pues esas decisiones les permitieron afinar su estrategia comercial en Estados Unidos de una manera que les permitió maximizar sus ganancias.

Y eventualmente, las restricciones comerciales hicieron poco por evitar que la industria automovilística estadounidense con sede en Detroit siguiera perdiendo terreno contra la competencia extranjera.

Hoy la retórica de Trump se concentra en satanizar las importaciones de autos provenientes de México diciendo que son una amenaza al empleo estadounidense.

Pero en 1980 el "enemigo" económico extranjero que los políticos estadounidenses presentaban era otro: la floreciente industria automotriz japonesa.

En la década de 1970 y 1980 las importaciones japonesas empezaron a hacer estragos en Detroit.

Los clientes estadounidenses estaban abandonando por millones a las firmas tradicionales de Detroit para comprar su primer auto de las marcas Honda y Toyota.

En ese momento, las firmas japonesas se especializaban en producir autos simples, pequeños y económicos, tan distintos a los enormes modelos devoradores de combustible que EE.UU. vendía al mundo desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

En 1980, al llegar Ronald Reagan al poder también con un discurso nacionalista, los obreros industriales estadounidenses estaban sufriendo la primera de muchas oleadas de despidos.

Al caer sus ventas, las firmas como General Motors y Ford habían empezado a despedir a miles de trabajadores.

En 1979, Chrysler, la tercera firma más grande del país, se declaró a las puertas de la quiebra. 

Detroit tambaleaba y el nuevo gobierno de Ronald Reagan respondió con un arma proteccionista.

En su campaña presidencial, el líder conservador había empleado un lenguaje contra las automotrices japonesas que no dista tanto del que Trump usa hoy para los autos "made in Mexico", según consigna BBC Mundo. 

"Japón es parte del problema. Aquí es donde puede haber una intervención legitima del gobierno. Para convencer a los japoneses, de un modo u otro, que a ellos mismos les conviene que se aminore este diluvio de autos mientras nuestra industria se recupera", decía Reagan.

En 1981, a los pocos meses de haberse posesionado Reagan en el cargo, y ante la amenaza de una guerra comercial, Japón llegó a un acuerdo con el gobierno estadounidense.

Se anunció un "acuerdo voluntario de restricción de exportaciones". 

Aunque muchos dudaban qué tan voluntario había sido, Japón se comprometió a limitar sus exportaciones a ese país a 1,68 millones de autos anuales.

Y Reagan se alzó con la gloria de haber sido el que "había negociado fuerte" contra los japoneses y el que había obtenido esa aparente concesión.

La realidad terminó siendo mucho más complicada.

Las restricciones a las importaciones no hicieron mucho por calmar el apetito del público por autos japoneses, que habían desarrollado una reputación de ser más confiables que muchas de sus contrapartes en Detroit.

Entonces, las grandes firmas japonesas idearon estrategias para eludir el impacto de las restricciones.

Ante las nuevas restricciones impuestas, las poderosas firmas japonesas como Toyota, Honda y Nissan decidieron entonces enfocarse en otro segmento del mercado, mucho más lucrativo que el de los autos pequeños.

Crearon nuevas marcas exclusivas para sus autos, como Lexus de Toyota, Accura de Honda e Infiniti de Nissan.

Y así, a pesar de vender menos autos para acogerse a las restricciones negociadas con el gobierno, obtenían mayores ganancias en cada uno.

Y finalmente, a los pocos años se habían instalado en la mente de los consumidores estadounidenses como fabricantes de autos de lujo por los que no importaba pagar precios más altos.

Habían logrado el objetivo de pasar a ser más reconocidos por su calidad que por su bajo precio.

Al mismo tiempo, las firmas automotrices japonesas empezaron a instalar fábricas en territorio estadounidense, generalmente no en Detroit sino en zonas empobrecidas del sur del país, donde los sindicatos eran débiles o inexistentes.

Y esos autos, producidos en Estados Unidos, ya no eran cobijados por los acuerdos de restricción de importaciones japonesas. 

Por lo que también ayudaron a conquistar mercados norteamericanos para los fabricantes asiáticos.

A lo largo de la década de 1980, las automotrices japonesas no retrocedieron; por el contrario, consolidaron su presencia en el mercado estadounidense.

Las compañías tradicionales de Detroit, entre tanto, continuaron su decadencia.

Expertos afirman que las perspectivas para la industria automotriz estadounidense son más inciertas hoy que en cualquier momento desde comienzos de la década, cuando los productores de Detroit le pidieron a Washington que presionara para obtener cuotas voluntarias a las importaciones japonesas.

Trump está intentando un proteccionismo mucho más ambicioso que lo que Reagan hizo en la década de 1980 con resultados tan poco alentadores.

Según analistas, el nuevo presidente está comprometiendo buena parte de su capital político con la esperanza de que, esta vez, el proteccionismo sí funcione y así pueda cumplir una de las promesas centrales de su campaña, la de recuperar los empleos industriales para los obreros estadounidenses


Fuente

“iProfesional”, 28.01.2017


TRUMP VS. MÉXICO - CHINA... Y NOSOTROS







TRUMP VS. MÉXICO - CHINA... 
Y NOSOTROS





De remate: advierten impacto en Argentina por sobrestock de productos en el mundo por cerrojo importador de EE.UU.


31-01-2017

 Vehículos, autopartes, heladeras, ropa, calzado, televisores, electrónica.

 El listado de bienes hechos en México o China y que están bajo la mira de Trump son muchos.

 Industriales temen que se desate una guerra comercial y que una "oleada" de contenedores a precios de ganga llegue a estas costas


Por Juan Diego Wasilevsky





Una certeza se está instalando entre los empresarios argentinos: el "efecto Trump" sobre el país excederá por lejos al episodio del cierre en la importación de limones.

Más bien, esa será apenas una nota anecdótica en un escenario de cambio de paradigma mundial liderado por un magnate.

Y mientras todo el mundo trata de interpretar qué tan lejos está dispuesto a llegar el mandatario estadounidense, ya hay algunos temas que empiezan a quedar en claro.

Por ejemplo, que en una guerra comercial cuyos blancos principales son México y China, puede haber "víctimas colaterales" entre los industriales argentinos.

¿El motivo? Un posible desvío brusco de comercio, en el cual estos dos grandes exportadores industriales comiencen a buscar mercados alternativos donde colocar lo que Trump ya no deja pasar. 

Y que lo hagan a precio de remate.

El presidente acusa a México por haber causado la destrucción de millones de puestos de trabajo desde que se firmó el Tratado de Libre Comercio (junto con Canadá) allá en el año 1994.

 Sus bajos costos laborales y la supuesta manipulación de su moneda para ganar competitividad cambiaria, son las razones que esgrime.

La nación comandada por Enrique Peña Nieto también está recibiendo la embestida de Trump por la inmigración. 

El anuncio de la construcción del muro responde a una “guerra por el trabajo” y lo que postula el magnate es que este flujo a través de la frontera colaboró con el desempleo de ciudadanos estadounidenses.

Antes de que ambos mandatarios sellen el pacto de silencio, la Casa Blanca anticipó la forma en que financiarán la construcción de la muralla en el límite con México: imponiendo un arancel a los productos importados de ese origen, lo que le permitiría recaudar unos u$s10.000 millones para cubrir los costos de la megaobra.

Informalmente se anticipó que la tasa sería de un 20%, lo que significa que Estados Unidos está decidido a ponerle fin al NAFTA, al menos con uno de sus socios.

Otro de los enemigos de Trump es China. 

El gigante asiático siempre estuvo bajo la mira del magnate cuando éste era candidato.

Así como en su momento tildó de “ladrones” y “violadores” a los inmigrantes mexicanos, el actual presidente tampoco fue complaciente con el gigante asiático. 

"En el ámbito comercial, los chinos son unos tramposos", llegó a decir.

"Ellos usan a nuestra nación como alcancía para reconstruir su país. Tenemos que impedir que nos roben nuestros trabajos", afirmó en un debate presidencial.

En momentos que era candidato y agitaba un iPhone para advertirle a Apple que si ganaba las elecciones los teléfonos se iban a empezar a ensamblar en territorio estadounidense, Trump lanzó una promesa que hoy -al ver que efectivamente está cumpliendo con otras-, hacen temer una guerra comercial de grandes proporciones: imponer aranceles de hasta el 45% a los productos chinos.

“Estados Unidos le está mostrando los dientes a esa dos naciones en particular y, específicamente, a empresas que producen bienes de consumo, desde aires acondicionados hasta autos. 

No ha dicho nada sobre limitarle el ingreso a la Unión Europea, Japón u otras potencias”, señala el consultor Marcelo Elizondo, ex director de la Fundación ExportAr.

Sin embargo, por el tamaño del comercio bilateral de EE.UU. con estos dos países “está claro que un cierre de la economía y una guerra proteccionista traería graves consecuencias a nivel global”, advierte.

Para ponerlo en contexto, las dos naciones que hoy son vistas como una amenaza por Trump cada año le exportan por la friolera de u$s700.000 millones.

Si se analiza en perspectiva, lo que China y México le venden en doce meses a EE.UU., equivale a lo que la Argentina importó de todo el mundo en los últimos trece años

Por eso, cualquier mínima restricción comercial que se imponga desde Washington, según los expertos, terminará generando sobrestocks de bienes que pujarán por entrar a terceros mercados.

Y la región, advierten, será destino potenciale (sic) de la mercadería que no pueda colocarse en EE.UU. y quede a la deriva. 

El riesgo es que se está hablando de miles de millones de dólares en bienes de consumo.

El temido impacto indirecto
 
Si bien el fin de la era demócrata freezó o amenaza con hace
r
naufragar numerosos acuerdos que el gobierno de Mauricio Macri había firmado con su par Barack Obama, el principal
riesgo comercial que enfrenta la industria nacional sería por la vía indirecta.

Es cierto que Trump suspendió por 60 días el ingreso de limones argentinos para revisar el acuerdo.

 Y que también peligra la habilitación del cupo de carne que se había acordado en 2016. 

De confirmarse, esto significará millonarias pérdidas para las economías regionales.

Sin embargo, expertos insisten con que la participación de Estados Unidos en el total exportado por la Argentina ha venido cayendo en los últimos años, especialmente tras la tensión generada durante la administración de Cristina Krichner.

Según datos oficiales, en 2016 las ventas a ese mercado totalizaron u$s4.900 millones, lo que equivalió a un 8% del total de envíos al mundo, que sumaron u$s57.000 millones.

Por eso, el temor, más que por el impacto directo que pudiera acarrear una relación más tensa con Trump, los expertos e industriales advierten por los "efectos colaterales", en caso de prosperar una batalla comercial liderada por la Casa Blanca.

“Si comenzara una guerra proteccionista y se genere una sobreoferta, el mundo estaría en problemas. 

Porque a nivel global se exporta el 30% de todo lo que se produce. 

El grado de transnacionalización actual es el mayor de la historia. 

No se estaría afectando entonces sólo el comercio. 

Se estaría afectando a la producción”, advierte Elizondo. 

Miguel Ponce, ex subsecretario de Industria, también es de los expertos que vienen alertando que si el republicano activa un “cerrojo” aduanero se gatillará un peligroso
sobrestock a escala mundial que meterá presión en el mercado argentino.

Una versión del “Vivir con lo nuestro”

El lema que llevó a Trump al poder, “Make America Great Again”, tiene como sustento el objetivo de que en ese país se prioricen los productos fabricados localmente y por manos de ciudadanos estadounidenses.

Algunos economistas ven un paralelismo claro con la filosofía del “vivir con lo nuestro” con la que comulgaba el kirchnerismo, que utilizó esa misma bandera para cerrar paulatinamente las fronteras. 

En diálogo con iProfesional, Ariel Schale, ex subsecretario de Comercio Internacional de la Cancillería y actual director ejecutivo de Fundación ProTejer, afirma que “estamos asistiendo a una batalla por los mercados que no es ni más ni menos que una guerra por el trabajo”.

“Trump está exigiéndole a la globalización que le devuelva los millones de empleos perdidos.

Busca revertir el proceso que llevó a la deslocalización de industrias hacia países como México y China”.

“La puja por los mercados va a ser feroz. 

Vamos hacia un mercado internacional despiadado.

 Todo el entramado de empresas nacionales estará realmente complicado si el Gobierno no toma nota del escenario que está por avecinarse”, agrega Schale.

El economista Pablo Rojo también insiste con la teoría del cambio de paradigma: “Lo que se está poniendo en tela de juicio es la especialización que lograron China y México como exportadores de productos con alto contenido de mano de obra y bajas remuneraciones”.

"Esto va a generar tensiones en el resto del mundo y también en la Argentina”, alerta Rojo.

Lo que más preocupa a los analistas e industriales es que esta amenaza global se da en momentos en que el Gobierno advirtió que podría recurrir a abrir más las importaciones si no bajaban los precios. 

Desde el arco político una de las voces más críticas es la del líder del Frente Renovador, Sergio Massa, quien afirma que "nos metieron en la cabeza que la globalización era abrirnos y abrirnos, y ahora el mundo nos corrió el arco y vive un proceso de cierre". 

México y el riesgo de un “efecto tequila”

Son muchos los economistas los que abonan la teoría del “contagio” por la vía comercial.

 Y México reúne todas las variables que pueden convertirlo de socio estratégico de la Argentina a ser responsable de una fuerte tensión. 

La dependencia de la economía mexicana hacia los EstadosUnidos es de tal magnitud que cualquier mínima señal que se envíe desde la Casa Blanca en contra de las empresas radicadas en ese país podría generar un efecto dominó con fuertes consecuencias.

"Trump cree que Estados Unidos es lo primero, y que el resto se vaya por un tubo. La Argentina debe estar preocupada", afirma el ex presidente de la nación azteca, Vicente Fox. 

Las exportaciones de México hacia los EE.UU. suman más de u$s300.00 millones anuales. El dato clave es que el 80% de sus ventas al mundo están atadas a ese destino. 

Por su altísima dependencia, la nación comandada por Peña Nieto es señalada como la principal “víctima” de un ataque comercial por parte de Trump y la que más problemas de sobrestock tendría.

Sin dudas, el rubro automotor es fundamental: entre vehículos y autopartes la industria mexicana provee al mercado estadounidense por más de u$s46.000 millones anuales



En 1994, el año en que entró en vigencia el NAFTA, México produjo 1 millón de unidades y la mitad se destinó al país vecino. 

El año pasado, ese mismo complejo fabricó más de 3,7 millones de autos y la proporción pasó a ser del 80%.

El problema es que Trump está haciendo de la industria automotriz su principal bandera pro empleo. 

Por eso presionó a todas las grandes terminales.

 A algunas ya les ganó la pulseada. 

Ford anunció la cancelación de una inversión de u$s1.600 millones en San Luis Potosí y un nuevo plan de negocios para los EE.UU. 

En tanto que Fiat-Chrsyler y Toyota también pactaron desembolsos que el magnate festejó. General Motors, otro gigante de Detroit, no para de recibir presiones. 

Un dato clave es que las nueve plantas que se anunciaron en México entre 2012 y 2016 tienen como objetivo fabricar autos compactos para abastecer casi exclusivamente al mercado estadounidense.

El share actual de los vehículos aztecas en el país vecino es del 12% y las terminales apuntaban a duplicar la participación en apenas cinco años. 

Pero ahora hay un altoriesgo de exceso de capacidad.

La Argentina está parcialmente “protegida” hasta 2019 frente a México por el Acuerdo de Complementación Económica número 55, que fija que ambos mercados pueden comerciar vehículos libres de aranceles por hasta u$s600 millones anuales. 

Por encima de ese cupo, cada unidad paga un impuesto del 35%. 

El riesgo es que un sobrestock en esa nación provoque un bajón de precios que haga extremadamente competitivos a sus autos, de modo que la barrera arancelaria no sería un problema. 

De hecho, algo similar ocurre actualmente con Brasil, que tiene exceso de oferta y envío a la Argentina autos con valores bonificados. 

“Es una posibilidad que México intente exportar unidades a precios más bajos frente a una crisis con EE.UU.”, advierte el economista Gonzalo Kriger, de Abeceb. 

Ese país también puede ser una amenaza para la industria nacional de línea blanca.

De hecho, Trump tiene en la mira las importaciones de aires acondicionados. 

Por el momento, logró que la empresa Carrier cancele una inversión en la nación vecina. 

México exporta el 96% de estos equipos a los EE.UU. por un valor de u$s2.700 millones anuales

En el caso de las heladeras, el share es del 87% y la “factura” supera los u$s4.000 millones

“Estamos en alerta. El año pasado las importaciones se triplicaron. 

Hoy estamos trabajando a menos del 60% de capacidad. 

Cualquier desvío de comercio realmente nos puede ahogar, más cuando venimos de una caída en las ventas del 25%”, afirma un directivo de la cámara de línea blanca.

Alerta por el "dragón chino"
 
Actualmente, China es otro de los países que está bajo la mira de Washington. 

Es que el gigante asiático es el responsable de generar casi la mitad del déficit comercial que la economía estadounidense tiene en su intercambio con el mundo.

“Trump parece estar empeñado en sostener una guerracomercial. 

Después de todo, China es más dependiente de las exportaciones a EE.UU. que viceversa, lo que otorga al mandatario una ventaja. 

Pero un conflicto de este tipo no es un juego de suma cero”, advierte el economista Joseph Stiglitz.

Como un reflejo de lo que piensa Pekin, el diario estatal chino People`s Daily ya advirtió en un editorial que “si se desarrolla una guerra comercial, ambos países sufrirán un impactonegativo”.

Las exportaciones del gigante asiático a ese país suman u$s410.000 millones anuales, el 18% de todo lo que vende al mundo. 


Los mayores riesgos para la industria nacional están en el rubro de electrónica, de la mano de envíos por casi u$s80.000 millones, considerando desde computadoras hasta teléfonos, unas 22 veces el tamaño de todo el mercado argentino.

El otro foco de peligro lo enfrenta la industria del calzado (exportaciones a EE.UU. por u$s13.400 millones) y la textil.

Para tener una referencia, si se suman los embarques desde el gigante asiático de trajes, sacos, suéters y remeras, sábanas y manteles, los envíos superan los u$s20.000 millones anuales.

“Las diferencias son abismales. Un solo día de stock en China equivale a un año de producción de indumentaria en la Argentina.

 El potencial de daño es altísimo”, advierte Schale. 


El ritmo de los cambios sin dudas es vertiginoso: hasta hace unos meses, EE.UU. prometía ser el gran aliado político y comercial del Gobierno de Macri. 

Ahora, bajo el slogan "Make America Great Again", es sinónimo de amenaza. 


Fuente


“iProfesional”, 31.01.2017


¡BIENVENIDOS, GRACIAS POR ARRIMARSE!

Me atrevo a interpelar, por sentirlos muy cercanos, por más que las apariencias parecieran indicar lo contrario; insisto en lo de la cercanía, por que estamos en el mismo bote – que hace agua - , tenemos pesares, angustias y problemas comunes, recién después vienen las diferencias.

La idea es dialogar, hablar de nuestras cosas, hay textos que nos proporcionan la información básica – no única-, solo es una propuesta como para empezar. La continuidad depende de Ustedes, un eventual resultado adicional depende de todos.La idea es hablar desde un “nosotros” y sobre “nuestro futuro” desde la buena fe, los problemas exigen soluciones que requieren racionalidad, honestidad intelectual que jamás puede nacer desde la parcialidad, la mezquindad, la especulación.

Encontraran en “HASTA EL PELO MÁS DELGADO ...”, textos y opiniones sobre una temática variada y sin un orden temporal, es así no por desorganizado, sino por intención – a Ustedes corresponde juzgar el resultado -.Como no he vivido en una capsula, ya peino canas, tengo opiniones y simpatías, pero de ninguna manera significa dogmatismo, parcialidad cerrada.Soy radical (neto sin adiciones de letras ninguna), pero no se preocupen no es contagiosos … creo, solo una opción en el universo de las ideas argentinas. Las referencias al radicalismo están debidamente identificadas, depende de Ustedes si deciden “pizpear” o no.

El acá y ahora, el nosotros y el futuro constituyen la responsabilidad de todos.Hace más de cuatro décadas, en mi lejana secundaria, de una pasadita que nos dieron por Lógica, recuerdo el Principio de Identidad, era más o menos así: “Si 'A' no es 'A', no es 'A' ni es nada”, por esos años me pareció una reverenda huevada, hoy lo tomo con mucho más respeto y consideración. Variaciones de los mismo: no existe un ligero embarazo; no se puede ser buena gente los días pares.

Llegando al Bicentenario – y aunque se me tildé de negativo- siento que como pueblo, desde 1810, hemos estado paveando … a vos ¿qué te parece?. En algún momento perdimos el rumbo y ahí andamos “como pan que no se vende. Cuentan que don Ángel Vicente Peñaloza decía: “Como ei de andar, en Chile y di a pie, cuando hay de que no hay cunque, cuando hay cunque no hay deque”.

De tanto mirarnos el, ombligo y su pelusa, tenemos un cerebro paralitico, cubierto de telarañas y en estado de grave inanición. Padecemos una trágica concurrencia de factores que nos impiden advertir – debidamente -, este, nuestro triste presente y lo que es peor aún, nos va dejando sin futuro.

A los malos, los maulas, los sotretas, los villanos, los mala leche, los h'jo puta, los podemos enfrentar pero … ¿qué hacemos con los indiferentes, con los que solo se meten en sus cosas, y no advierten que el nosotros y el futuro por más que sean plurales son cosas personalisimas? Y luego dicen que quieren a sus hijos y su familia; ¡JA!, ¡doble JA!, ¡triple JA! (il lupo fero).

¡¡EL REY ESTÁ EN PELOTAS!!, dijo el niño de la calle, hijo de padre desconocido y madre ausente, ese niño es mi héroe favorito.

¿QUÉ ES PEOR LA IGNORANCIA O LA INDIFERENCIA?

¡¡NO LO SÉ Y NO ME IMPORTA!!

El impertinente, el preguntón es nuestra esperanza, nuestro “Chapulin Colorado”.

Mis querido “Chichipios” - diría don Tato- no olviden que además de ver el vaso medio vació o medio lleno, hay que saber que contiene – sino que le pregunten a Socrates - ¡Bienvenidos! Adelante. Julio


Mendoza, 11 de noviembre de 2009.