“El Estado maltrata a los mayores”
El defensor de la tercera edad y presidente de la Sociedad
Iberoamericana de Gerontología explica cuáles son los malos tratos más
frecuentes entre los adultos mayores.
Las denuncias por maltrato hacia los mayores aumentaron en el último año.
Lo afirmó el gobierno porteño en el Día Internacional de Toma de Conciencia contra el Abuso y Maltrato en la Vejez.
Para Eugenio Semino, defensor de la tercera edad y presidente de la Sociedad Iberoamericana de Gerontología, los malos tratos hacia la vejez están naturalizados y extendidos en toda la sociedad.
¿Cómo es el maltrato a los mayores?
Cuando hablamos de maltrato en la tercera edad, hablamos de tres tipos.
Por un lado está la violencia explícita, que es el maltrato más visible, los casos de violencia directa.
También está lo que se conoce como abuso, que es menos notorio.
Por ejemplo, alguien que va a cobrarle la jubilación al mayor y se queda con una parte.
O lo cuidan pero a cambio le usan la casa o lo confinan en una pieza en el fondo de la vivienda familiar.
Por último está la violencia menos visible, la maleficencia. La ejerce siempre el que esta a cargo del cuidado del adulto. Dice que lo cuida pero, a su vez, lo maltrata.
¿Cuál es la más frecuente?
Hay de todas las formas pero la más extendida es la estructural, la que viene por parte del Estado.
Cuando la jubilación mínima es de de 4.000 pesos y todos sabemos que ese dinero no alcanza para vivir, la sociedad naturaliza el maltrato.
Que un viejo tenga que ir a las 3 de la mañana a un hospital para conseguir turno y se lo den para dentro de tres meses; o que el mismo día que se tiene que operar le digan que la prótesis no llegó y no saben cuándo va a llegar… Son formas extendidas y naturalizadas de maltrato que pasan a diario y no se juzgan como tales.
¿Y los otros maltratadores?
En general es la persona que cuida al mayor.
Con el envejecimiento de la población, y al crecer la dependencia, aparece la figura del cuidador o cuidadora informal.
Suelen ser mujeres pobres contratadas de manera informal por la clase media y alta para cuidar al adulto y terminan originando el deterioro del mayor.
A su vez, ellas también son víctimas y luego criminalizadas.
¿Cómo es eso?
La situación de las cuidadoras está totalmente invisibilizada.
Cuando hay demencia, un adulto mayor se pone agresivo y la mayoría de las cuidadoras no están preparadas.
Esto genera estrés y empiezan los maltratos que pueden ir desde el golpe hasta la maleficencia: “Yo te cambié el pañal y te hiciste de nuevo, ahora te jodés”.
Las cuidadoras no suelen tener derechos laborales y después las familias las culpan por el deterioro del adulto.
Para el afuera se convierten en victimarias cuando en realidad también son víctimas del Estado y de las familias que no se hacen cargo.
¿Qué pasa con los geriátricos?
Los geriátricos son un desastre.
Todas las semanas clausuramos y desalojamos alguno.
Recibimos un montón de denuncias.
A pesar de que muchos se caen a pedazos, la mayoría de las denuncias son por maltrato y no por las condiciones edilicias.
Los geriátricos ilegales y en malas condiciones van a seguir existiendo porque el problema de fondo es la falta de camas.
Desalojás uno y a la semana los viejitos están en otro similar.
¿Siempre existió el maltrato hacia los mayores?
El mito dice que antes a los adultos se los respetaba y se los trataba mejor.
Y en parte era cierto porque había pocos.
Mi generación casi no tuvo abuelos: la gente vivía menos y muchos se quedaron en Europa.
Entonces, claro, había un abuelo cada tanto y la familia era contenedora.
El problema apareció cuando los mayores empezaron a ser más y desapareció la familia nuclear.
Hoy las familias tienen muchos abuelos de parejas diversas y ya no tienen a los mayores a su cargo.
Entonces, ¿qué hay que hacer?
Es un fenómeno de la sociedad moderna que sí o sí tiene que resolver el Estado.
Si no cada familia lo resuelve de manera informal.
Cuando el abuelo está bien somos todos felices, pero los problemas empiezan cuando el adulto tiene una recaída.
Quién se hace cargo, cómo lo vamos a internar, quién pone la plata, quién lo va atender.
Hay familias que se desintegran por la magnitud del conflicto y los adultos quedan a la deriva.
¿Qué se puede denunciar en la Defensoría de la Tercera Edad?
Todo. Desde falta de provisión de medicamentos hasta problemas con los geriátricos, conflictos y maltratos familiares.
Defensoría de la Tercera Edad
Teléfono: 4338-3900
Mail: terceraedad@defensoria.org.ar
www.gerontovida.org.ar
DZ/ah
fuente
"GERONTOVida", junio 2016
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