Las pruebas llegaron sorpresivamente de una pistola calibre 40 que se le incautó a Marcelo Mallo, jefe del esperpento Hinchadas Unidas Argentinas, cuando en el verano se buscaba a los hermanos Lanatta y a Víctor Squillaci, condenados por el triple crimen y entonces prófugos.
El arma del puntero y barrabrava kirchnerista, que tenía una picana como hobby, fue secuestrada en su casa y las vainas y arma enviadas a peritar a la Policía Federal.
Mallo no pertenece al mundo legal de la política sino al mundo ilegal de la política de Quilmes.
Ha estado siempre o casi siempre bajo el ala de Aníbal Fernández.
No se puede sostener que Aníbal está detrás ni al margen de lo que hizo.
Sí que ha estado cerca, muy cerca de Mallo.
El doble crimen de Unicenter fue en julio de 2008. El triple, en agosto. A Mallo lo allanaron en enero pasado.
El Sistema Nacional Automatizado de Identificación Balística (SIAB) dictaminó la coincidencia entre las vainas usadas en los dos asesinatos múltiples.
Y ya en la madrugada de ayer, después de una gestión en que se involucraron la gobernadora Vidal y los ministros Ferrari y Ritondo, constataron que el arma también estuvo en los dos.
Mallo intenta deshacerse de la responsabilidad que le adjudica el arma.
Antes se olvidó de deshacerse de ella.
De la inocencia o culpa se puede dudar.
De la impunidad y protección casi nada o más bien nada.
En Comodoro Py se alarga la fila de funcionarios K.
En el Consejo de la Magistratura es posible que pronto haya otra.
El representante oficial, Juan Bautista Mahiques, deberá encabezar un proceso que siente en el banquillo a los jueces más cuestionados.
Por empezar dos: Canicoba Corral y Rafecas.
Canicoba fue notificado el jueves por el senador Rozas para que explique por qué colocó a su cuñado al frente de la millonaria obra social del intervenido gremio de marítimos del “Caballo” Suárez.
Hay muchas más cosas. Ahora le tocó ésta.
A Rafecas, popularizador del wahsapeo con los abogados de Boudou siendo juez de la causa, se le imputa haberse tomado ocho años de sueño con José López.
También el vergonzoso rechazo exprés y sin realizar una sola medida probatoria de la denuncia de Nisman contra Cristina.
En pocas semanas cayeron varios relatos de funcionarios.
Quizá llegó la hora de que empiecen a caer los relatos judiciales.
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