El plan de resistencia de Cristina Kirchner a través de La Cámpora en el Consejo de la Magistratura
¿Por qué es tan importante la Dirección de Seguridad Informática del Consejo?
El desembarco de Juan Martín Mena y Julián Álvarez como "asesores externos"

En los últimos meses del 2015, Julio Piumato denunció en cuatro extensas presentaciones ante la Presidencia del Consejo de la Magistratura, la violación sistemática de la carrera administrativa y la creación de un "Gran Hermano" dentro del poder judicial a través de la Dirección General de Tecnología.
El proceso comenzó a mitad del año pasado cuando, a través de una serie de resoluciones, se centralizó la información en un grupo de personas, militantes de La Cámpora, que podían monitorear toda la información.
Esto es: procesos judiciales, sentencias, correos electrónicos de los integrantes de la justicia federal y testimonios de causas sensibles al poder político.
"Era un proyecto soñado para controlar el poder de la justicia federal en todo el país", explica a Infobae un empleado de carrera.
Ese nicho de inteligencia, en el seno mismo de la justicia de la Nación, alertó a la Corte Suprema que, esta semana, decidió intervenir directamente en la supervisión de la citada Dirección de Tecnología.
En ese contexto, en el Consejo de la Magistratura llamó la atención la reaparición estelar del ex candidato a intendente de Lanús, el camporista Julián Álvarez, devenido en "asesor externo" del Consejo de la Magistratura al igual que Juan Martín Mena, ex hombre fuerte en la AFI.
"Vengo a pudrirla", lo escucharon a Álvarez en el recinto cuando movilizaron a un grupo de militantes que exigían que "ni un judicial quede en la calle".
Pero el Consejo no estaba discutiendo despidos sino la revisión de las extrañas designaciones realizadas entre el 9 y 10 de diciembre mientras el país cambiaba de signo político.
"Estoy acá por orden de Cristina", le confesó Mena, en otra sesión del Consejo, a uno de sus empleados informales.
Mientras que los consejeros formales deciden poco y nada, Mena y Álvarez le susurran respuestas y comentarios por detrás, aseguran testigos preferenciales.
Las fotografías publicadas, en su momento, por Infobae, parecen confirmarlo.
¿Por qué el interés de Cristina Kirchner a través de La Cámpora en la Dirección de Seguridad Informática?
Lo hizo a través de la "política de seguridad Nº18/15" a la que accedió Infobae por la que todos los nombres de usuario, contraseñas y permisos para ingresar a los equipos del poder judicial los tenía una persona.
El "elegido" era capaz de monitorear, visualizar, inspeccionar e incluso modificar todo tipo de información circulante.
¿Qué mejor manera de anticiparse a una investigación judicial contra la corrupción de un funcionario kirchnerista?
¿Habrán soñado, sus integrantes, con extorsionar a jueces y fiscales contando con información exclusiva de esos correos electrónicos?
En su libro Espiados, el periodista Claudio Savoia incursionó en el tema.
Allí se cruza, actualmente, con otros camporistas como Rodolfo Tailhade y Josefina Kelly, mano derecha de Wado de Pedro.
Antes de desembarcar en el Consejo, Kelly se había desempeñado en la flamante AFI y, tras pasarle el Poder Ejecutivo las escuchas judiciales a Cristina Caamaño, la camporista se mudó a la OJOTA –Oficina de Escuchas Judiciales–. Nada es casual.
Los "consejeros en las sombras" –Mena y Álvarez–, como los llaman sus críticos, resistían sugestivamente a la pérdida de poder de la Dirección de Seguridad Informática.
Hasta último momento negociaron la permanencia de sus hombres de confianza como David Conte –el "elegido", Mauro Costa y Eliseo Zurdo.
El sucesor interino de Cholakian fue Juan Carlos Cubría, hijo de la histórica jueza federal.
Piumato advierte que el llamado "gran hermano judicial" "no es sólo una tentación que tuvo el gobierno kirchnerista para controlar la información sino para cualquiera que ocupe su lugar".
Porque la información no es sólo poder sino también una sugestiva manera de hacer negocios.
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