21 dic 2015

HACE POCOS DÍAS...


HACE POCOS DÍAS...


Los miedos de la Rosada




Mozos sin sal, granaderos con temor y otros secretos de la Rosada. Macri se fue enterando de a poco cómo habían trabajado los empleados durante la gestión de Cristina Kirchner.

 

Los miedos de la Rosada

Por Nicolás Wiñazki  para Clarín


El funcionario, de absoluta confianza de Mauricio Macri, entraba hace pocos días a su nuevo lugar de trabajo, la Casa Rosada, cuando creyó era víctima de una tragedia súbita. 

“¡Atrás! ¡Cuidado! ¡Cuidado!”, le gritó uno de los granaderos que cuidan y escoltan al Presidente dentro de la sede del Gobierno, alzando la voz y estirando además los brazos para frenarlo.

 “¡Qué pasó! ¡Qué pasó!”, se asustó el asesor de Macri.  

“¡Viene el Presidente! ¡El Presidente! ¡Cuidado!”, volvió a sobresaltarlo el granadero.

El consejero del Presidente, a la vez su amigo hace añares, logró calmarse, y le explicó entonces al custodio quién era él y de qué trabajaba. 

Su jefe caminaba hasta ese momento muy tranquilo por uno de los pasillos alfombrados de la Rosada. 

Pero notó esa singular agitación, se acercó al lugar donde estaba ocurriendo un diálogo hasta ese momento tenso, saludó a su funcionario como si nada, como todos los días y ambos se fueron caminando juntos. 

Igual quedaron extrañados por la situación. 

Después entendieron la supuesta lógica que había alterado al granadero tenso y gritón. 

La ex presidenta Cristina Kirchner gobernó los últimos años con una serie de órdenes que debían cumplir los pocos funcionarios, empleados rasos y custodios que tenían acceso al sector más importante de la Casa Rosada.


Cristina Elisabet Fernández, mientras fue Presidenta, le dio una orden al personal que trabajaba a su lado, o sea, pululando por el corazón del Poder Ejecutivo: cuando ella caminaba por los pasillos debían evitar cruzársela, no quería ver a nadie enfrente suyo, y si eso llegaban a pasar por azar, nadie debía mirarla a los ojos, o siquiera hablarle.

Macri se fue enterando de a poco cómo habían trabajado sus nuevos empleados en la Casa Rosada. 

El rumor se hizo palabra concreta y varios le contaron mil anécdotas a él mismo, a sus ministros, a sus secretarios. 

Tanto en los sectores más importantes de la Casa Rosada, como también la Quinta de Olivos, Cristina impuso un sistema de convivencia con sus subordinados de menor jerarquía: fue muy distante, y fría.


Muchos de esos empleados trabajan cerca en esos edificios históricos hace décadas, y conocen el arte de convivir con discreción con Presidentes, o cómo atender a mandatarios extranjeros, diplomáticos. 

Fueron protagonistas, escucharon y conocen secretos de Estado, o diálogos inconfesables de la política nacional. 

Pero jamás hablan: sus lenguas son parcas, saben esquivar las preguntas de la prensa, son, como se dice en lenguaje callejero, “una tumba”. 

Pero el trato que tuvieron con Cristina fue demasiado para muchos de ellos. 

Dejaron trascender que nunca en democracia habían trabajado con alguien así. 

Los granaderos vivieron al menos ocho años de gestión K bajo un estrés permanente. 

Debían cuidar que nada ni nadie moleste a Cristina cuando caminaba por la Rosada.


También sufrieron otras costumbres de la ex Presidenta: la impuntualidad, por ejemplo. 

La Presidenta solía avisarle a los granaderos que llegaba a determinada hora, ellos se vestían con sus uniformes, y montaban guardia, como deben, bajo un sol o un frío apabullantes. 

Sabían que sufrirían por horas. 

Cristina llegaba siempre varias horas después de lo pactado. 

Los granaderos también sufrieron cuando se supo a mediados de este año, por ejemplo, que en una pared del segundo piso de la Casa Rosada habían aparecido pintadas insultantes contra la Presidenta. 

Ella ordenó que se encuentre a los culpables. 

Estaba convencida que integraban su escolta de granaderos. 

Su tesis no pudo comprobarse.

Los funcionarios macristas están sorprendidos. 

Los mozos presidenciales, por ejemplo, los alertaron sobre sus situaciones precarias. 

Nunca en diez años jefes les compraron uniformes nuevos para trabajar: debían por ellos mismos si querían verse más presentables: otros aprendieron a remendar pantalones o camisas.

“No nos compraban ni sal para la comida”, le contaron los mozos a uno de los Secretarios de Estado. Macri ya realizó reuniones de trabajo en la Quinta de Olivos. 

Testigos de esas situaciones reservadas contaron que les impresionó el estado de las oficinas de la ex Presidenta: “son horribles, oscuras”.

Una sensación similar invadió a Juliana Awada cuando conoció el lugar en el dormía la Presidenta, por ejemplo: las plantas de la entrada estaban todas secas. 

fuente
"Radio Mitre", 20.12.2015
(facebook, M.Pepe, 20.12.2015)

2 comentarios:

¡BIENVENIDOS, GRACIAS POR ARRIMARSE!

Me atrevo a interpelar, por sentirlos muy cercanos, por más que las apariencias parecieran indicar lo contrario; insisto en lo de la cercanía, por que estamos en el mismo bote – que hace agua - , tenemos pesares, angustias y problemas comunes, recién después vienen las diferencias.

La idea es dialogar, hablar de nuestras cosas, hay textos que nos proporcionan la información básica – no única-, solo es una propuesta como para empezar. La continuidad depende de Ustedes, un eventual resultado adicional depende de todos.La idea es hablar desde un “nosotros” y sobre “nuestro futuro” desde la buena fe, los problemas exigen soluciones que requieren racionalidad, honestidad intelectual que jamás puede nacer desde la parcialidad, la mezquindad, la especulación.

Encontraran en “HASTA EL PELO MÁS DELGADO ...”, textos y opiniones sobre una temática variada y sin un orden temporal, es así no por desorganizado, sino por intención – a Ustedes corresponde juzgar el resultado -.Como no he vivido en una capsula, ya peino canas, tengo opiniones y simpatías, pero de ninguna manera significa dogmatismo, parcialidad cerrada.Soy radical (neto sin adiciones de letras ninguna), pero no se preocupen no es contagiosos … creo, solo una opción en el universo de las ideas argentinas. Las referencias al radicalismo están debidamente identificadas, depende de Ustedes si deciden “pizpear” o no.

El acá y ahora, el nosotros y el futuro constituyen la responsabilidad de todos.Hace más de cuatro décadas, en mi lejana secundaria, de una pasadita que nos dieron por Lógica, recuerdo el Principio de Identidad, era más o menos así: “Si 'A' no es 'A', no es 'A' ni es nada”, por esos años me pareció una reverenda huevada, hoy lo tomo con mucho más respeto y consideración. Variaciones de los mismo: no existe un ligero embarazo; no se puede ser buena gente los días pares.

Llegando al Bicentenario – y aunque se me tildé de negativo- siento que como pueblo, desde 1810, hemos estado paveando … a vos ¿qué te parece?. En algún momento perdimos el rumbo y ahí andamos “como pan que no se vende. Cuentan que don Ángel Vicente Peñaloza decía: “Como ei de andar, en Chile y di a pie, cuando hay de que no hay cunque, cuando hay cunque no hay deque”.

De tanto mirarnos el, ombligo y su pelusa, tenemos un cerebro paralitico, cubierto de telarañas y en estado de grave inanición. Padecemos una trágica concurrencia de factores que nos impiden advertir – debidamente -, este, nuestro triste presente y lo que es peor aún, nos va dejando sin futuro.

A los malos, los maulas, los sotretas, los villanos, los mala leche, los h'jo puta, los podemos enfrentar pero … ¿qué hacemos con los indiferentes, con los que solo se meten en sus cosas, y no advierten que el nosotros y el futuro por más que sean plurales son cosas personalisimas? Y luego dicen que quieren a sus hijos y su familia; ¡JA!, ¡doble JA!, ¡triple JA! (il lupo fero).

¡¡EL REY ESTÁ EN PELOTAS!!, dijo el niño de la calle, hijo de padre desconocido y madre ausente, ese niño es mi héroe favorito.

¿QUÉ ES PEOR LA IGNORANCIA O LA INDIFERENCIA?

¡¡NO LO SÉ Y NO ME IMPORTA!!

El impertinente, el preguntón es nuestra esperanza, nuestro “Chapulin Colorado”.

Mis querido “Chichipios” - diría don Tato- no olviden que además de ver el vaso medio vació o medio lleno, hay que saber que contiene – sino que le pregunten a Socrates - ¡Bienvenidos! Adelante. Julio


Mendoza, 11 de noviembre de 2009.