30-07-2015 Con un blue que parece "indomable", los funcionarios se ven obligados a salir a aclarar que no habrá devaluación. El Gobierno dice que no hay atraso cambiario, mientras las economías regionales están en terapia intensiva y los particulares baten récords de compra de dólar ahorro. Lo que viene
Su apelación a que los empresarios y analistas "no hablen de atraso cambiario porque joden a la gente" supone una apuesta mucho más emotiva que racional, en un país donde los síntomas de problemas con el tipo de cambio ya son inocultables.
La crisis de las economías regionales, con su penosa saga de frutas pudriéndose en las rutas del sur y plantas avícolas suspendiendo personal, hablan con elocuencia de los costos que implica un dólar sostenido a bajo precio solamente con fines electorales.
Más allá de las quejas del ministro, lo cierto es que el tipo de cambio oficial está atrasado.
De esto no sólo se percatan los productores, que encuentran crecientes dificultades para vender sus productos al exterior.
También los particulares que, mes a mes, baten récord en las compras de dólar ahorro en el canal formal e impulsan, con su sostenida demanda, el precio del blue en el circuito informal.
Un trabajo de Andrés Méndez, director de la consultora AMF, demuestra que -expresado en pesos de hoy- la cotización de la divisa estadounidense en las elecciones de 2007 (cuando se consagrara Cristina Kirchner) era de un altísimo $17,89.
En tanto, en 2011 -cuando la Presidenta fue reelecta por un abrumador 54% de los votos- la paridad real era de $11,60 a valores actuales.
Es decir, ya un nivel notoriamente inferior, pero aún holgado en la comparación respecto al valor oficial de $9,18 que rige hoy día.
La situación empeora si, además de constatar la apreciación de la moneda argentina en los últimos años, se considera que el peso está yendo a contramano del resto de la región, donde la tónica es la devaluación.
Tanto Kicillof como el titular del Banco Central, Alejandro Vanoli, se sintieron en la obligación de salir a llevar calma a un mercado que se muestra inquieto a apenas una semana de las elecciones primarias.
"Nosotros vamos manteniendo la estabilidad cambiaria. No pasa nada en la Argentina que requiera de un cambio drástico cuando a nuestros vecinos les va mal", fue la explicación del ministro ante la inquietud respecto de si el fuerte debilitamiento que experimenta el real implica una presión adicional sobre el peso argentino.
Vanoli, en tanto, recordó que "el Banco Central tiene el nivel de reservas para afrontar todos los compromisos y posee todos los instrumentos de supervisión para acotar la volatilidad".
El titular del BCRA remató con un mensaje de corte netamente político: "Garantizamos que los argentinos van a poder votar en paz".
Lo cierto es que, para preocupación de los funcionarios del área económica y del kirchnerismo en su totalidad, se está corporizando uno de los temores que se creían "exorcizados": que el dólar se erigiera en el gran protagonista de esta campaña.
Por lo que se ha visto hasta ahora, la receta del Gobierno ha tenido una notable falta de éxito.
El blue no sólo no se domesticó, sino que se mantiene en la inquietante franja de los $15, pese a todo el dinero "derrochado" -vía venta de bonos de Anses- para calmar al "dólar liqui" e influir en el primero.
En tanto, la dolarización mediante la triangulación de bonos se mantuvo con un volumen relativamente normal, pese a la represión oficial.
Lo llamativo del caso es que las mismas medidas que hoy se están mostrando infructuosas habían, aparentemente, dado buen resultado a fines del año pasado.
¿Qué fue lo que se alteró para semejante diferencia en la reacción del mercado?
Para algunos analistas, hay un componente político: antes había una mayor expectativa de cambio de modelo económico y eso llevaba a una mayor confianza por los activos en pesos.
Al punto anterior, añaden el cambio de actitud del Banco Central: pasó de una política netamente restrictiva -absorbía pesos mediante la emisión de letras- a tener la "maquinita de emitir" funcionando al nivel máximo.
En todo caso, lo que suelen advertir los expertos, es que subestimar la importancia del dólar blue puede constituir un grave error.
"Los procesos hiperinflacionarios en Argentina siempre fueron iniciados por el dólar paralelo", recuerda Javier González Fraga, quien ocupó la presidencia del Banco Central justamente en una época de alta volatilidad.
"Es un mercado muy chico, pero que tiene una enorme incidencia porque es un determinante de la conducta de muchos precios", agregó.
El mercado parece darle la razón. La cámara de agencias inmobiliarias adelantaron que le pedirán a Kicillof una entrevista para plantearle que la abrupta suba del blue había vuelto a congelar operaciones, en un mercado que tímidamente parecía repuntar.
En tanto, el Gobierno se aferra a la idea de que sólo un dólar oficial freezado le dará éxito en el plano electoral.
fuente
"iProfesional", 30.07.2015
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