3 ene 2018

SUECIA Y LOS ROBOTS











SUECIA Y LOS ROBOTS

 

Ahí vienen los robots y los suecos no tienen problemas con eso


Los empleados de todos los países del mundo ven con inquietud la llegada de la automatización que podría amenazar sus puestos de trabajo; excepto en Suecia, en donde están preparados para aceptar la tecnología al mismo tiempo que limitan el costo humano.





Oskar Pals, de 19 años, operando maquinaria por control remoto en la mina New Boliden en Suecia. En menos de diez años, él dice, "esto para ese entonces estará automatizado, pero no me preocupo, habrá otras labores". 
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Linus Sundahl-Djerf para The New York Times


GARPENBERG, Suecia — Desde el interior de la sala de control incrustada en las rocas a casi un kilómetro de profundidad, Mika Persson puede ver los robots en marcha que supuestamente vienen a quitarle su trabajo en la mina de New Boliden.

No tiene ningún problema con eso.

El sistema de asistencia social de Suecia, famoso por su generosidad, hace que en este lugar no se preocupen por la automatización —o, es más, casi por ninguna cosa—.

Persson, de 35 años, se sienta frente a cuatro pantallas de computadora; una de ellas muestra el cargador que él maneja mientras levanta roca dinamitada que contiene plata, zinc y plomo.


Si descendiera al pozo de la mina a operar el cargador de forma manual, inhalaría polvo y el humo de los escapes. 

En cambio, se reclina en una silla de oficina y controla la máquina con una palanca de mando.


Un operador remoto en la mina New Boliden en Garpenberg, Suecia 
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Linus Sundahl-Djerf para The New York Times


Está consciente de que los robots evolucionan día con día. 

Boliden está probando vehículos autónomos para remplazar a los choferes de camiones. 

Sin embargo, Persson supone que siempre se necesitarán personas que mantengan las máquinas funcionando. 

Tiene fe en el modelo económico de Suecia y sus protecciones en contra del tormento del desempleo.

“En realidad, no estoy preocupado”, confesó. “Hay tantos trabajos en esta mina que, incluso si desapareciera este trabajo, nos darán otro. La empresa nos protegerá”.

En la mayor parte del mundo, la ansiedad entre la gente cuyo sustento depende de su sueldo está aumentando debido a una ola potencial de desempleo que la automatización amenaza con provocar. 

Según el cuento de terror, la globalización obligó a las personas de las tierras más ricas como América del Norte y Europa a competir de forma directa con trabajadores más baratos de Asia y Latinoamérica, lo cual propagó el desempleo. 

En la actualidad, los robots se acercan para rematar a los humanos.


En negocios como la mina Boliden, los sindicatos son poderosos, el apoyo gubernamental es abundante y la confianza entre empleados y empleadores es profunda. 
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Linus Sundahl-Djerf para The New York Times


Sin embargo, ese discurso no es muy popular en Suecia ni en sus vecinos escandinavos, donde los sindicatos son poderosos; el apoyo gubernamental es abundante y la confianza entre empleadores y empleados, profunda

En este lugar, los robots tan solo son otro medio para hacer a las empresas más eficientes. 

Mientras los empleadores prosperan, los trabajadores han obtenido de manera constante una rebanada proporcional de los ingresos: un contraste drástico con Estados Unidos y el Reino Unido, donde los salarios se han estancado a pesar de que las ganancias corporativas se han disparado.

“En Suecia, si le preguntas a un líder sindical si le tiene miedo a la nueva tecnología, la respuesta será: ‘No, me da miedo la tecnología vieja’”, comentó la ministra sueca para el Empleo y la Integración, Ylva Johansson. 


“Los trabajos desaparecen, así que capacitamos a la gente para los trabajos nuevos. No protegemos los trabajos, pero sí protegemos a los trabajadores”.

Un colchón para la innovación


Los estadounidenses suelen desestimar a los países nórdicos pues los consideran un reino de socialistas que aman ser protegidos por el Estado, en contraste con los capitalistas temerarios que gobiernan en lugares como Silicon Valley. 


Sin embargo, Suecia presenta la posibilidad de que, en una era de automatización, la innovación podría avanzar de mejor manera manteniendo suficiente colchón ante el fracaso.

Una buena red de seguridad es positiva para las iniciativas empresariales”, señaló Carl Melin, el director de políticas de Futurion, un instituto de investigación en Estocolmo. 


“Si un proyecto no tuvo éxito, no se debe ir a la bancarrota”.

Estocolmo, la capital de Suecia. Ochenta por ciento de lo suecos expresan puntos de vista positivos sobre los robots y la inteligencia artificial en una encuesta de la Comisión Europea del año pasado.
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Linus Sundahl-Djerf para The New York Times


En Suecia, ochenta por ciento de los habitantes expresan opiniones positivas respecto de los robots y la inteligencia artificial, de acuerdo con una encuesta que la Comisión Europea realizó este año. 

En contraste, una encuesta que efectuó el Pew Research Center encontró que el 72 por ciento de los estadounidenses estaban “preocupados” sobre un futuro en el cual los robots y las computadoras sustituyeran a los humanos.

En Estados Unidos, donde la mayoría de las personas depende de empleadores para sus seguros de salud, perder un trabajo puede desencadenar una caída catastrófica. 


Provoca que los trabajadores se muestren reacios a dejar sus trabajos para forjar carreras que podrían ser más lucrativas.


Provoca que los sindicatos tiendan a proteger los trabajos sobre todo lo demás.

Sin embargo, en Suecia y el resto de Escandinavia, los gobiernos proveen atención médica además de educación gratuita


Pagan generosos beneficios a los desempleados, mientras los empleadores financian vastos programas de capacitación laboral


Por lo general, los sindicatos aceptan la automatización como una ventaja competitiva que vuelve más seguros los trabajos.

Hacer que Estados Unidos se parezca más a Escandinavia implicaría costos que chocarían con el fervor de los recortes fiscales dominante en la política estadounidense en décadas recientes.

Suecia, Dinamarca y Finlandia gastan más del 27 por ciento de su derrama económica anual en servicios de gobierno para ayudar a los desempleados y otros grupos vulnerables, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE. 


Estados Unidos dedica menos del 20 por ciento de su economía a este tipo de programas.

Para los negocios suecos, estos gastos producen un dividendo clave: los empleados han demostrado ser receptivos a asimilar la nueva tecnología.

La mina Garpenberg en 1966. Ha estado en operación más o menos desde 1257. 
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Boliden


“Si no aceptamos la tecnología y ganar dinero, bueno, entonces cerraríamos nuestros negocios”, afirmó Magnus Westerlund, de 35 años, vicepresidente de una organización sindical a nivel local que representa a los trabajadores de dos minas de Boliden

“No se requiere un título de matemático para hacer los cálculos”.

En la mina que se encuentra debajo de un helado bosque de pinos en Garpenberg, a 177 kilómetros al noroeste de Estocolmo, Persson y sus colegas ganan cerca de 500.000 coronas al año (casi 60.000 dólares). 


Tienen cinco semanas de vacaciones

Conforme a la ley sueca, cuando nace un bebé, los padres tienen 480 días de licencia médica y de familia para repartirse entre ellos


Ningún robot va a cambiar nada de eso, aseguró Persson.

“Es una forma de pensar de los suecos”, explicó Erik Lundstrom, de 41 años y padre de dos hijos, quien trabaja junto a Persson. 


“Si haces algo por la empresa, la empresa te da algo a cambio”.

Proyecciones laborales desalentadoras


Esta premisa se está enfrentando a una prueba formidable. 


Nadie sabe cuántos trabajos están bajo la amenaza de los robots y otras formas de automatización, pero las proyecciones sugieren una sacudida potencial.

En un estudio de 2016 realizado por el Foro Económico Mundial, se hicieron encuestas en quince economías importantes que en conjunto representan dos terceras partes de la fuerza laboral del mundo —cerca de 1860 millones de trabajadores— y se concluyó que el ascenso de los robots y la inteligencia artificial destruirá una red de 5,1 millones de empleos para 2020.

Un par de investigadores de la Universidad de Oxford concluyeron que casi la mitad de los trabajos en Estados Unidos podrían ser remplazados con robots y otras formas de automatización en las próximas dos décadas.

Cuando los cajeros automáticos llegaron por primera vez a las sucursales de los bancos a finales de la década de los sesenta, algunas personas predijeron la extinción de los humanos que trabajaban en los bancos. 


Sin embargo, el empleo incrementó a medida que los bancos invirtieron los ahorros en nuevas áreas como los préstamos hipotecarios y los seguros.


Podrían desarrollarse tendencias similares de nueva cuenta.

En Estocolmo, uno de los consejos para la seguridad de los empleos fundados por empleadores, que ayuda a los trabajadores que pierden su trabajo a encontrar otro, asegura tener una tasa de éxito del 83 por ciento.
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Linus Sundahl-Djerf para The New York Times


No obstante, aun si los robots crean más trabajos de los que eliminan, muchas personas necesitarán buscar nuevas carreras.

Los suecos y sus camaradas nórdicos han demostrado tener éxito en el manejo de ese tipo de transiciones. 


Los consejos de seguridad laboral recibieron financiamiento de los empleadores para que las personas que perdieron sus trabajos encontraran otros nuevos.

Internet inalámbrico y tabletas están entre los avances tecnológicos que los trabajadores de la mina Boliden han recibido con gusto. "Para nosotros, la automatización es algo bueno", dijo un líder del sindicato local.
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Linus Sundahl-Djerf para The New York Times


Mantener la red de seguridad social de Suecia también requiere que la gente siga pagando impuestos cercanos al 60 por ciento

Sin embargo, debido a que Suecia acepta grandes cantidades de inmigrantes provenientes de naciones afectadas por los conflictos, ese apoyo podría menguar. 

Muchos no tienen la educación suficiente y podría ser difícil que encuentren trabajo. 

Si un gran número termina dependiendo de las dádivas del gobierno, podría provocar una respuesta negativa.

“Hay riesgo de que el contrato social pueda romperse”, afirmó Marten Blix, un economista del Instituto de Investigación de Economía Industrial con sede en Estocolmo.

Por ahora, el contrato social perdura y, en la mina de Boliden, prevalece una sensación de calma.

Fuente

“The New York Times.es” 03.01.2017

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¡BIENVENIDOS, GRACIAS POR ARRIMARSE!

Me atrevo a interpelar, por sentirlos muy cercanos, por más que las apariencias parecieran indicar lo contrario; insisto en lo de la cercanía, por que estamos en el mismo bote – que hace agua - , tenemos pesares, angustias y problemas comunes, recién después vienen las diferencias.

La idea es dialogar, hablar de nuestras cosas, hay textos que nos proporcionan la información básica – no única-, solo es una propuesta como para empezar. La continuidad depende de Ustedes, un eventual resultado adicional depende de todos.La idea es hablar desde un “nosotros” y sobre “nuestro futuro” desde la buena fe, los problemas exigen soluciones que requieren racionalidad, honestidad intelectual que jamás puede nacer desde la parcialidad, la mezquindad, la especulación.

Encontraran en “HASTA EL PELO MÁS DELGADO ...”, textos y opiniones sobre una temática variada y sin un orden temporal, es así no por desorganizado, sino por intención – a Ustedes corresponde juzgar el resultado -.Como no he vivido en una capsula, ya peino canas, tengo opiniones y simpatías, pero de ninguna manera significa dogmatismo, parcialidad cerrada.Soy radical (neto sin adiciones de letras ninguna), pero no se preocupen no es contagiosos … creo, solo una opción en el universo de las ideas argentinas. Las referencias al radicalismo están debidamente identificadas, depende de Ustedes si deciden “pizpear” o no.

El acá y ahora, el nosotros y el futuro constituyen la responsabilidad de todos.Hace más de cuatro décadas, en mi lejana secundaria, de una pasadita que nos dieron por Lógica, recuerdo el Principio de Identidad, era más o menos así: “Si 'A' no es 'A', no es 'A' ni es nada”, por esos años me pareció una reverenda huevada, hoy lo tomo con mucho más respeto y consideración. Variaciones de los mismo: no existe un ligero embarazo; no se puede ser buena gente los días pares.

Llegando al Bicentenario – y aunque se me tildé de negativo- siento que como pueblo, desde 1810, hemos estado paveando … a vos ¿qué te parece?. En algún momento perdimos el rumbo y ahí andamos “como pan que no se vende. Cuentan que don Ángel Vicente Peñaloza decía: “Como ei de andar, en Chile y di a pie, cuando hay de que no hay cunque, cuando hay cunque no hay deque”.

De tanto mirarnos el, ombligo y su pelusa, tenemos un cerebro paralitico, cubierto de telarañas y en estado de grave inanición. Padecemos una trágica concurrencia de factores que nos impiden advertir – debidamente -, este, nuestro triste presente y lo que es peor aún, nos va dejando sin futuro.

A los malos, los maulas, los sotretas, los villanos, los mala leche, los h'jo puta, los podemos enfrentar pero … ¿qué hacemos con los indiferentes, con los que solo se meten en sus cosas, y no advierten que el nosotros y el futuro por más que sean plurales son cosas personalisimas? Y luego dicen que quieren a sus hijos y su familia; ¡JA!, ¡doble JA!, ¡triple JA! (il lupo fero).

¡¡EL REY ESTÁ EN PELOTAS!!, dijo el niño de la calle, hijo de padre desconocido y madre ausente, ese niño es mi héroe favorito.

¿QUÉ ES PEOR LA IGNORANCIA O LA INDIFERENCIA?

¡¡NO LO SÉ Y NO ME IMPORTA!!

El impertinente, el preguntón es nuestra esperanza, nuestro “Chapulin Colorado”.

Mis querido “Chichipios” - diría don Tato- no olviden que además de ver el vaso medio vació o medio lleno, hay que saber que contiene – sino que le pregunten a Socrates - ¡Bienvenidos! Adelante. Julio


Mendoza, 11 de noviembre de 2009.