VENEZUELA:
(Realidad novelada)
"Las muñecas de la
corona", crímenes y perversiones del chavismo en el poder
La periodista investigadora Ybéyise Pacheco apuesta
por una pieza de suspense para exponer los desmanes de un régimen autoritario
MIAMI.- “La más tonta de
las mujeres puede manejar a un hombre inteligente, pero es necesario que una
mujer sea muy hábil para manejar a un imbécil.”
Este (SIC) es quizás uno (SIC) de las
declaraciones más reveladoras de Las muñecas de la corona, una pieza de
suspense subyugante y poderosa en forma de libro que la periodista Ybéyise
Pacheco acaba de entregar a sus miles de seguidores.
“Los crímenes que se comenten entre
las bambalinas del poder en Venezuela, superan todos los recursos de nuestra
imaginación”, explicó la escritora a DIARIO LAS AMERICAS, con un libro acabado
de salir de imprenta entre sus manos.
La escritora obtuvo el premio nacional de
periodismo en la Venezuela de 1988 y su prosa novelesca ya es alimento
espiritual al alcance de todos en la librería Altamira, ubicada en Coral
Gables, Miami, y de venta en Amazon.com.
Es
una ficción que bien podría advertir: cualquier parecido con la realidad no es
pura coincidencia.
“Relata desmanes misóginos cometidos contra las reinas de
los certámenes de belleza en Venezuela y el vergonzoso círculo de complicidades
que los aplaude por sometimiento”, dice Ybéyice al comienzo de una entrevista
pausada y agradable concedida en los días más agitados para cualquier escritor,
los de promoción.
En esta pieza de suspense
¿quiénes son las muñecas y quiénes encarnan la corona?
“Estamos
hablando de un país sometido a un poder absurdo e ilegítimo, Venezuela es el
contexto de una historia que es también universal, la de quienes ejercen el
poder contra los indefensos. El prototipo de belleza de la mujer venezolana no
es para exportar, más bien, para respetar y empoderar una femineidad vinculada
a la inteligencia, a la integridad. Los certámenes de belleza han devenido en
estructuras en las que la corrupción se hace fuerte en la medida que el poder
las ha instrumentalizado. Las muñecas de esta historia son esas aspirantes o
reinas de belleza, jóvenes extraordinariamente hermosas que terminaron siendo,
de cierta forma, rehenes del poder político y militar que arrasa en mi país.
La
corona es ese poder que, desde hace 20 años suma crímenes violentos y
humillaciones que parecen sutiles, pero no lo son.
Esas jóvenes son víctimas de
organizaciones oportunistas cuyas características coinciden con las de una red
de prostitución.
Esas muñecas rotas son víctimas cosificadas y los déspotas que
las utilizan o se aprovechan de ellas, no son los únicos, en el círculo vicioso
están los que comercian con los sueños de ellas y con las ínfulas de poder de
ellos.
Cualquiera que haya sido testigo y mire hacia otro lado se convierte en
cómplice, por eso prefiero decir que esta historia implica a decenas de
víctimas que han sucumbido ante un poder corruptor”.
-Eres una periodista de investigación respetada y admirada por los venezolanos y por miles de lectores hispanos por el olfato y la sagacidad con los que emprendes tus proyectos. ¿Cuánto hay de ficción en esta novela y cuánto de realidad?
-“Realmente aspiro a que el porcentaje
de ficción y de realidad contenido en la novela quede en manos de cada lector.
Los acontecimientos relatan un periodo de tiempo concreto y bajo una distorsión
autoritaria sin precedentes en Venezuela. Muchos de los personajes de la novela
son, por lo tanto, una proyección bastante fidedigna de esas circunstancias
cuyo telón de fondo son los sucesos verdaderos.
El proceso de documentación
para escribir el libro fue largo y tuve acceso a fuentes directas que quisieron
hablar conmigo en Venezuela y aquí, en el exilio.
Muchos quisieron denunciar lo
que está pasando.
Como
periodista, me he mantenido observando al poder de frente, nunca a su lado y,
aunque sí tuve la oportunidad de entrevistar varias veces a Hugo Chávez y a
Nicolás Maduro, todos sabemos que el poder infecto no habla de sus
perversiones, más bien las esconde.
Pero la verdad está más apegada a la luz
que a las sombras.
Así que es una historia de ficción escrita a partir de
hechos reales, con el testimonio de testigos presenciales y con una sociedad
cómplice que la sigue tolerando.
Si terminé novelando toda esa podredumbre es
porque los hechos son tan brutales que era preciso desglosarlos en tramas
ficticias que hicieran patente cómo el crimen y las perversiones pueden campear
por sus anchas ante una sociedad estupefacta.
Tenemos que hacer algo como
sociedad, en mi caso, mi deber como periodista es dejar registro en ello”.
-En La vida de los otros, una película enmarcada en los
últimos coletazos de la Alemania comunista, una actriz se suicida tirándose frente a un coche como solución al
acoso y chantaje continuado al que el ministro de Cultura la sometía. ¿Esto es
parecido a las bajezas del poder que describes?
-“Tiene
el mismo grado de perversión. Pero en la historia que cuento hay altísimas
cuotas de realidad que afectan la vida de millones de personas porque, si el
poder corrompe, el poder corruptor tiene una capacidad ilimitada de apalancarse
en un sistema inmoral e ilegal.
Es lo que sucede ahora en Venezuela, un país
sometido a una dictadura militar que, como cualquier organización mafiosa,
termina involucrando a culpables y a inocentes en sus actos.
Cuando las
sociedades se doblegan ante un poder adulterado, desnaturalizado, todo se convierte
en moneda de cambio, incluido el sexo, los placeres, la belleza.
El poder de
utilizar a los demás a su antojo termina en las situaciones denigrantes que
describo”.
-La red de prostitución es solo
la punta del iceberg, en tu novela hay mucho más.
-“Sí.
Es un cóctel autoritario que en el libro se expresa mediante el día a día de
una red de prostitución encargada de satisfacer los antojos de las altas
esferas del poder.
En la historia, los favores sexuales constituyen solo un
componente de algo más oscuro y siniestro alentado desde la élite.
Las mujeres
son engañadas y, a veces manipuladas.
De hecho, creo que en la realidad existen
muchas excepciones, pero, objetivamente, están involucradas en los mismos
delitos.
La connivencia con el crimen es aterradora porque los delincuentes no
tienen escrúpulos para esconder sus depravaciones con sangre.
La red de
prostitución involucra a distintos sectores autocráticos y todos comenten
delitos complejos que pasan desapercibidos en el marasmo de acontecimientos
truculentos de un régimen implacable.
Creo que son los negocios y no el dinero
los que conducen a la ostentación de un poder que se manifiesta contra los
propios ciudadanos que debe proteger, no es tanto el dinero, es el control de
un país.
La novela explica esos maquiavélicos mecanismos con los que el poder
construye su maquillaje.
El modus operandies encontrar una
ideología que justifique sus excesos, en este caso el comunismo.
Tras ese halo
aparentemente íntegro se comenten los peores delitos”.
Un
tirano y su séquito, tras breves placeres salvajes convierte a las agredidas y
humilladas, en víctimas.
Día a día, ellas sufren abusos y maltratos, cumplen
con sus “deberes” y posan ante una sociedad atónita, permisiva y desesperada.
Sin ánimo de hacer spoiler puede afirmarse que
la sarta de crímenes cometidos no encuentra impunidad en la ficción.
“Ojalá que
tampoco en la realidad”, añade Ibéyice Pacheco con cierto aire redentor.
Netflix debería tomar nota. “Ojalá”.
Esta
pieza, escrita desde el exilio, es una narración cargada de suspenso en medio
de escándalos e ilegalidades que exponen un período de casi dos décadas en
Venezuela y en la que es difícil precisar la diferencia entre la realidad y la
ficción.
La detención en Miami de un estilista que trabaja con mujeres al
servicio de una red de corrupción, despliega una serie de crímenes cometidos
por una élite que destruye la moral de una sociedad y transforma lo hermoso en
miserable.
Las muñecas de la corona es un thriller apasionante donde el sexo y
el delito transitan en un mundo cargado de esnobismo, con gobernantes perversos
que actúan con impunidad desde el poder, pero alguna vez serán atrapados.
Breve biografía de la autora
Ibéyise Pacheco, es licenciada en Comunicación Social,
egresada de la Universidad Central de Venezuela en 1986.
Trabajó para la fuente
de sucesos en el Diario de Caracas, donde siguió la línea de investigación.
En
1988 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo, mención investigación con las
denuncias de una policía paralela, denominada Manzopol, que se vio
involucrada en delitos de extorsión y narcotráfico.
Entre otras de sus obras
encontramos Bajo la Sotana(2006), Sangre en el diván (2011), y el Grito
ignorado (2012).
Fuente
“DIARIO LAS AMÉRICAS”,
Miami, 26.01.2018
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