Como
nunca antes en dos décadas, el símbolo
estatal de la Argentina
petrolera atraviesa uno de sus momentos más complejos,
tanto en términos operativos como económicos.
A
tono con una etapa de sinceramiento, replanteos y redefiniciones -que
comenzó cuando Cambiemos asumió la gestión-, YPF comunicó al mercado
otra decisión con sabor amargo.
Concretamente,
le notificó que postergará el pago de dividendos.
Como era de prever, la noticia generó sorpresa y dio lugar a una brusca caída del
precio de la acción.
Dentro
de la compañía señalan que responde a una maniobra técnica y no a un síntoma de
debilidad financiera.
Sin embargo, esta explicación no alcanza para
disminuir la preocupación de
muchos inversores.
Más
aun, agrega otra
dosis de incertidumbre a
un dato que ya los tomó por sorpresa con anterioridad: en lo que va del año,
las ganancias de
YPF se desplomaron
80% respecto a las de 2016.
A
estas dos noticias, hay que adicionarle otra, que deja en clara evidencia el
cambio de rumbo: la intención de
la cúpula
directiva de desprenderse de parte del capital
accionario de empresas
subsidiarias, tales como Profertil y Metrogas.
"Hoy
la compañía no puede
darse el lujo de incursionar o permanecer en
negocios que no le
aseguren caja inmediata", afirma a iProfesional una
fuente muy cercana al directorio de la estatal.
"Además,
su nivel de
endeudamiento es tal que le impide aventurarse en
otros segmentos,
como lo venía haciendo. Sin socios y con el cuadro financiero heredado, sólo le
queda remitirse a un planteo conservador", añade.
En
vistas a ese objetivo, la estatal acordó con
la estadounidense General
Electric un lapso de 30 días para negociar, de manera
exclusiva, la venta
del 49% de YPF
Energía Eléctrica (YPF-EE).
Se
trata de la tercera
operadora eléctrica local,con presencia en
el norte y sur de la Argentina.
No obstante,
a ojos de los directores de la petrolera, es una empresa que sólo podrá ampliar
sus operaciones si consigue el financiamiento de un socio.
"La
compañía tiene proyectos en
marcha en energía eléctrica por u$s500
millones, fondeados por la propia YPF. Lo que se está haciendo
ahora es buscar un socio estratégico que
haga crecer esa unidad de negocios", señalan fuentes de la estatal.
"La
intención, en principio, es no ceder el control de la compañía y permitir
el ingreso de otro player para
ver, de este modo, si
se logra una mejora",
completan.
Allegados a la alta cúpula
directiva van más allá y aseguran a iProfesional que hoy día la única manera de
recapitalizar YPF es desprendiéndose de activos no vinculados con su core
business (negocio pricincipal), que es la búsqueda y extracción de petróleo y
la venta de combustibles.
La
fuente consultada recuerda otro dato
que inquieta a más de uno: "El nivel de deuda supera con comodidad
los u$s7.000
millones".
Esto obliga a la estatal a no derivar fondos al
desarrollo de otros rubros.
"En
la plaza bursátil, el valor
de mercado ronda los u$s8.000 millones, y eso hace que no se pueda elevar aún
más el endeudamiento",
especifica la fuente en estricto off the récord.
Además,
anticipa los próximos pasos de la compañía: "Hasta que no esté normalizada
la situación económica y financiera, prevalecerá la búsqueda de socios y
la salida de
todas aquellas actividades que no hagan al objeto principal o
que no resulten convenientes".
En
torno al directorio, no faltan quienes alegan que esos buenos resultados que
fueran largamente promocionados por
el kirchnerismo no
han sido más que "artilugios
contables", "dibujos"
o "datos inflados".
Además,
especifican que los números
en rojo del último
balance (el primero luego de muchos años con cifras
positivas) se deben a una decisión tomada
por la actual cúpula.
Concretamente,
a la (sic) sincerar los
números de la firma y a mandar a pérdida una cifra millonaria
que la gestión
K
mantenía como parte del activo (como por
ejemplo en el rubro intangibles).
Por ahora, nada de dividendos
Prueba de los tiempos complicados que enfrenta, el lunes por la mañana YPF sacudió la
modorra de los mercados al
informar que prorrogaba la
fecha del pago de dividendos.
"El
Directorio (...) ha considerado prudente dejar
sin efecto su decisión sobre dividendos del 8
de junio de 2017(...)", indicó la firma en un comunicado.
"Al 30 de junio, la
Sociedad contaba con una posición de caja y equivalentes por unos $23.000
millones, amplia liquidez y solidez para afrontar el pago del dividendo de $716
millones sin ninguna dificultad", completó.
Tras
la noticia, y ante la consulta de iProfesional,
un funcionario cercano a YPF afirma: "Los últimos resultados negativos motivaron el diferimiento del
pago, para evaluar la situación de quienes tienen obligaciones negociables (ON)
de la empresa".
Más
allá de esta explicación, los operadores en la City aseguran que esta interrupción responde a
la intención de
la estatal de "cuidar
la caja" mientras sigue a la espera de que el
Gobierno dé luz verde a los nuevos
incrementos en combustibles.
"Si no hay aumentos en
los precios de las naftas,
YPF no recauda.
Hoy lo que consigue por exportación de crudo es prácticamente simbólico",
revela un ex secretario de Energía de la Nación.
Números
en rojo
La compañía presentó en mayo resultados que dejaron en evidencia un 2016 y un
arranque de 2017 para el olvido:
-
La ganancia cayó casi 80% en la
primera parte del año respecto de igual período del ejercicio anterior
-
En el primer
trimestre de 2017, su utilidad neta fue de
apenas $192 millones
-
Reconoció una caída de
casi el 15% en
sus ingresos en
dólares por venta de crudo
-
Su nivel de inversiones
descendió prácticamente un 20% en 2017
-
La producción
total también fue hacia abajo y la del crudo, en
particular, se redujo 6%
Estos
indicadores van en línea con lo expuesto por YPF en marzo, cuando informó que
el ejercicio 2016 cerró con pérdidas por primera vez en dos décadas.
Desde
entonces, arrastra un deterioro en
el valor de sus activos,
costos en alza y, como si esto fuese poco, sufre por la baja cotización del barril a nivel
internacional.
Más cifras que exponen la
compleja situación que atraviesa:
-
En su rol de productor,
concluyó el ejercicio anterior con pérdidas del
orden de los $27.000
millones
-
El único segmento de negocios que le acercó resultados positivos fue
el de venta de
naftas: cerca de $3.000
millones, aun con caída de demanda
"Para
acomodar la caja no queda otra que esperar
el aumento de los combustibles.
Hoy día, todas las
petroleras dependen de este ingreso, por cómo están la situación en el contexto
internacional", señala un director de la estatal que pide no ser
mencionado.
Para
sus autoridades, el panorama de YPF
recién se estabilizará cuando se incremente el
precio del crudo y
bajen algunos costos como los de extracción.
Si
bien sus ejecutivos no lo dicen abiertamente, el primer ítem sólo se logrará
profundizando la estrategia de achicar algunas inversiones, algo que
la petrolera ya reconoce en sus números.
Una
muestra de esto puede ubicarse en Santa
Cruz, provincia que en el último año sufrió el parate de equipos de perforación y
la suspensión de
cientos de operarios.
Activos en revisión
La estrategia de
la estatal para hacer frente a la delicada situación se complementa con
la venta de su participación accionaria en
distintas firmas.
En virtud de ello, YPF dejó bajo
potestad de Daniel González Casartelli, su director financiero, la forma en que
llevará a cabo la salida de Metrogas y Profertil.
La desinversión en la distribuidora
implicará la pérdida de una posición clave en el negocio
del gas domiciliario, ya que cuenta con más de 2,2 millones de
clientes en Capital Federal y el conurbano.
En la actualidad, YPF posee el 70% de
las acciones de Gas Argentino (GASA), la controlante de Metrogas.
En cuanto a Profertil, se
trata de la mayor productora de fertilizantes de
la Argentina.
La petrolera comparte con
Agrium el paquete accionario de esta reconocida firma
de insumos para el agro. Su salida tendrá lugar antes de que concluya 2017.
"No se puede atender tantos
frentes a la vez. De ahí la decisión de apuntarle al
core business y salir de otros rubros", afirma un ejecutivo
cercano al directorio.
"Sincerar el balance nos
llevó a esta situación. De ahora en más, lo que queda es
esperar una recuperación plena. Si esto sucede, cuidar la caja
dejará de ser el tema prioritario", concluye.
En el macrismo, de algo
están seguros: el ultrapromocionado éxito de YPF en
los años del kirchnerismo no fue más que un espejismo.
Alegan que, tal como viene ocurriendo
con la economía, sincerar los números y el balance de la
compañía exige atravesar una dura etapa.
Los inversores ya
tomaron nota. Aquellos que piensan que hay "rojo"
para rato, se desprenden de las acciones.
Los que creen que la
petrolera saldrá fortalecida luego de este "plan de
sinceramiento", mantienen o refuerzan posiciones.
Incluso, sin la alegría que generaría el cobro de dividendos.
Fuente
“iProfesional”,
11.07.2017
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