CAMBIO CLIMÁTICO Y…
El impuesto al carbono
Ahora que la concentración de CO2 en la atmósfera ha superado todos los registros históricos ya que el planeta en su conjunto superó la cifra de 400 partes por millón del principal gas de efecto invernadero, se trata de un impuesto que demanda una urgente aplicación a nivel mundial.
Un impuesto al carbono es un impuesto sobre el contenido de carbono de los combustibles.
Es una forma de fijación de precios al carbono que emitimos a la atmósfera y contribuimos, de este modo, al calentamiento global.
El carbono está presente en todos los hidrocarburos del combustible (carbón, petróleo y gas natural) y se libera en forma de dióxido de carbono (CO2) cuando los combustibles fósiles se queman.
Un impuesto al carbono es un impuesto sobre el contenido de carbono de los combustibles.
Es una forma de fijación de precios al carbono que emitimos a la atmósfera y contribuimos, de este modo, al calentamiento global.
El carbono está presente en todos los hidrocarburos del combustible (carbón, petróleo y gas natural) y se libera en forma de dióxido de carbono (CO2) cuando los combustibles fósiles se queman.
Por el contrario, no existe tal combustión cuando se emplean otras fuentes de energía como, por ejemplo, la energía eólica, la energía solar, las energías marinas, la energía geotérmica, la energía hidroeléctrica y la energía nuclear por lo que no emiten CO2 a la atmósfera.
El CO2 es el principal gas causante del “efecto invernadero” que, poco a poco, va provocando el calentamiento del Planeta y su consiguiente Cambio Climático.
El CO2 es el principal gas causante del “efecto invernadero” que, poco a poco, va provocando el calentamiento del Planeta y su consiguiente Cambio Climático.
Dado que las emisiones de gases de efecto invernadero o GEI, causadas por la combustión de combustibles fósiles, están estrechamente relacionados con el contenido de carbono de los respectivos combustibles, un impuesto sobre las emisiones de estos gases se puede llegar a cabo gravando el contenido de carbono de los combustibles fósiles en cualquier punto en el que se encuentre, dentro del ciclo de producción, suministro o quema del combustible.
Los impuestos al carbono ofrecen un medio potencialmente rentable para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Desde una perspectiva económica, los impuestos al carbono son un tipo de impuesto de Pigouviano que busca corregir una externalidad negativa.
Desde una perspectiva económica, los impuestos al carbono son un tipo de impuesto de Pigouviano que busca corregir una externalidad negativa.
Estos impuestos ayudan a abordar el problema que provocan los emisiones de GEI que no hacen frente a los costes económicos, sociales y ambientales de sus acciones.
Los impuestos al carbono pueden ser un impuesto regresivo, ya que pueden afectar directa o indirectamente a los grupos de bajos ingresos de forma desproporcionada.
El impacto regresivo de los impuestos sobre el carbono podría abordarse mediante el uso de los ingresos fiscales para favorecer a los grupos de bajos ingresos.
Los impuestos al carbono pueden ser un impuesto regresivo, ya que pueden afectar directa o indirectamente a los grupos de bajos ingresos de forma desproporcionada.
El impacto regresivo de los impuestos sobre el carbono podría abordarse mediante el uso de los ingresos fiscales para favorecer a los grupos de bajos ingresos.
Algunos países ya han empezado a aplicar impuestos al carbono o impuestos sobre la energía que se relacionan con el contenido de carbono.
Existen más impuestos ambientales relacionados con las implicaciones sobre las emisiones de gases de efecto invernadero en los países de la OCDE y que se aplican a los productos energéticos y a los vehículos de motor, en lugar de aplicarlas a las emisiones de CO2 directamente.
Existen más impuestos ambientales relacionados con las implicaciones sobre las emisiones de gases de efecto invernadero en los países de la OCDE y que se aplican a los productos energéticos y a los vehículos de motor, en lugar de aplicarlas a las emisiones de CO2 directamente.
La oposición a una reglamentación medioambiental, tal como el impuesto al carbono, a menudo se basa a la preocupación que manifiestan algunas empresas porque algunos trabajadores podrían perder sus puestos de trabajo.
Se ha argumentado, sin embargo, que los impuestos al carbono son más eficientes que la regulación directa e incluso pueden impulsar la creación de tasas de empleo más altas.
Se ha argumentado, sin embargo, que los impuestos al carbono son más eficientes que la regulación directa e incluso pueden impulsar la creación de tasas de empleo más altas.
De cualquier modo, es un hecho cierto que muchas de las actividades que consumen, directa o indirectamente, ingentes recursos de carbono como ocurre con la generación de electricidad, a partir de los combustibles fósiles, empresas petroleras y gasistas, compañías aéreas y fabricantes de automóviles de motor de gasolina y de gasóleo, etc., —tal como ocurre en muchos países de la UE, Estados Unidos, Rusia y China— se resisten al establecimiento del impuesto al carbono.
fuente
"El Blog de Juanjo Gabina", España
"El Blog de Juanjo Gabina", España
No hay comentarios:
Publicar un comentario