La gobernadora que resiste desde el bastión K, a punto de derrumbarse
En esa provincia también la vio a su cuñada Cristina Fernández ser diputada provincial y electa diputada nacional.
La misma geografía que los acogió de niños, que les dio aire para la militancia y que ofició de suerte de trampolín político es en la actualidad el territorio de calles que están siendo alcanzadas por los docentes que marchan a pie reclamando que se les pague el sueldo y porque no les alcanzará con el 3% de aumento que les anunciaron.
Provincia cuyo Tribunal Superior de Justicia es testigo del acampe de sus trabajadores que reclaman cobrar en un solo tramo y que rechazan la inconstitucionalidad que declaró la Fiscalía de Estado sobre el aumento del 10% otorgado por la Corte Suprema.
En donde la Caja de Previsión Social ve desfilar a los jubilados, al menos a los que pueden, que exigen volver a cobrar en tiempo y forma, porque saben que no son responsables de los $600 millones de déficit del sistema que los incluye, a duras penas.
Ahí adonde los empleados del Estado, que son 115 cada mil habitantes (más del doble del promedio nacional, que es de 51), no cobran desde marzo –algunos hablan de febrero– y que han tomado pacíficamente algunas dependencias en reclamo, como el Ministerio de Economía.
Territorio en donde las rutas están siendo cortadas por sindicalistas.
Lugar en donde una protesta de más de 600 personas en las afueras de la residencia de la gobernadora, en donde también se encontraba Cristina Fernández con su nieta, Helena Vaca Narvaja, terminó en heridos y con la ex presidenta mostrando videos de los desmanes en repudio a los manifestantes.
Ese es hoy el panorama, y así no hay fortaleza que se mantenga en pie.
De tejes y manejes
Entre otras declaraciones, la mandataria quería aclarar que agarraba la papa caliente, como se conoce popularmente a la jugada en la que nadie quiere hacerse cargo de algo que arde.
Hoy, ambas administraciones, la santacruceña y la nacional, tiran de la soga y tratan de sacar provecho desde cada extremo para ver cuál de las dos se asoma más al abismo y deberá ceder para no caerse.
Kirchner asegura que la culpa de lo que sucede en Santa Cruz es de la gestión que la antecedió en la provincia y de la presidencia, por oponerse esta última a un acuerdo social y por recortarle fondos, como supo decir estos días la trabajadora social que no ha dejado de estar en el poder, entre un cargo y otro, desde que su hermano la nombrara secretaria de promoción de la intendencia de Río Gallegos, en 1987.
"Quieren mi cabeza para la campaña electoral nacional", dijo ella, reconociendo un momento crítico para Santa Cruz pero hablando de "una intencionalidad" y una "oposición obstructiva y destructiva".
Del otro lado de la vereda, aunque supo caminar en el mismo sentido que los Kirchner, que lo llevaron al poder en 2007, el ex gobernador Daniel Peralta aseguró que la provincia no está quebrada y que el problema es la falta de gestión.
Los que están enfrentados partidariamente a Alicia, que son justamente quienes deben también velar por Santa Cruz, sí que tensionan la cuerda.
Plan serio de gobierno. Eso fue uno de los primeros pedidos formales que le hicieron a la gobernación santacruceña para darle, a cambio, asistencia financiera.
Desde Cambiemos también salieron a vociferar cifras.
Pero el negociado no sólo apuntaría desde ambas partes a lo económico, como debiera ser ante la crisis social que padecen los santacruceños, sino que la letra chiquita hace referecia también a lo político.
"Está probado que no es el mejor sistema para la democracia. Y ella ya dijo que la va a derogar", afirmaron en el Ministerio del Interior, luego de que los funcionarios del gabinete de Kirchner arribaran a Buenos Aires para participar en una "mesa de diálogo político" pluripartidaria, en la que debatirían el "plan de readecuación fiscal" para salir de la crisis.
Atado a éste está la posibilidad de que accedan al crédito del Banco Nación solicitado, que en un principio se planteó por $900 millones.
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