Encuesta: un kirchnerista tiene peor imagen que Aníbal Fernández
SONDEO PRIVADO.
Una consultora midió a dirigentes de todo el país. Macri, Cristina, gobernadores y ex funcionarios.
A medida que las revelaciones vinculadas al narcotráfico (y otras delicias) lo enchastraban ante la opinión pública, el ex jefe de Gabinete candidato a gobernador se hundía en los sondeos.
Ahora, curiosamente, o no tanto si se miran con detenimiento las últimas novedades en los tribunales, un ex ministro todopoderoso lo pasó (por abajo) en esto de cómo lo ve la gente.
Según un sondeo de Management and Fit al que accedió Clarín, Julio de Vido va a la cola en un ranking que comparte con otros 13 dirigentes del oficialismo y la oposición.
El relevamiento se hizo en todo el país, con 2.000 casos de hombres y mujeres de entre 16 y 70 años.
Los resultados, dice el informe, tienen un nivel de confianza de 95%.
En cuanto a la percepción de imagen, para elaborar la table se tiene en cuenta el "diferencial".
Esto es, la diferencia entre la imagen positiva (muy buena + buena) menos la imagen negativa (mala).
Cuanto más alto da el resultado, mejor les va a los evaluados.
Y viceversa. De Vido redondea un -40,6%, producto de un 2,7% de imagen muy buena, 8,4% de buena, menos 51,8% de mala.
Consuelo para Aníbal Fernández, cuyo diferencial es apenas menos malo: -39,6%, por una imagen muy buena de 8,8%, una buena de 10% y una mala de 58,5%.
La pelea es palmo a palmo y con final abierto.
Seguramente las noticias judiciales de las últimas semanas le jugaron en contra al ex ministro de Planificación, quien llamativamente venía logrando eludir la Justicia pese a que bajo su área se cometieron las maniobras que derivaron en varios de los principales casos de corrupción:
el manejo de los ferrocarriles que terminaron con la tragedia de Once, el desvío millonario por las viviendas de Hebe de Bonafini y Schoklender y, más cerca en el tiempo, las irregularidades en una aerolínea que se creó y nunca voló (LAFSA).
Pero seguramente el golpe de gracia se lo haya dado la escena penosamente cinematográfica de su ladero José López, excitado y revoleando bolsos con plata en un convento de monjitas en General Rodríguez.
Tampoco lo debe haber ayudado su negativa a que le allanen un domicilio, con la excusa de que tiene fueros.
¿Si no tiene nada que ocultar por qué se esconde?
Este nuevo ritmo judicial y mediático para De Vido, también se aceleró la condena social.
Nada es para siempre.
fuente
"Clarin.com", 12.07.2016
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