CASA DE LA MONEDA
En diciembre de 2015, la Casa de la Moneda, que fabrica los billetes al Banco Central y produce materiales gráficos para otros clientes, era una institución con una situación patrimonial y financiera fuertemente deteriorada, exceso de empleados e inversiones mal priorizadas e improductivas.
Se detectaron gastos superfluos y una capacidad productiva excesiva para la demanda existente.
En muy pocos años, la Casa de la Moneda fue destruida financieramente.
Entre 2012 y 2015 pasó de tener un patrimonio neto de 118 millones de pesos a un saldo negativo de 400 millones de pesos.
En diciembre de 2015 le debía 476 millones de pesos a proveedores y 365 millones de pesos a la AFIP.
Y sus resultados fueron negativos todos los años, de manera creciente, desde 2012.
La explicación de este deterioro es principalmente la mala gestión de sus autoridades, que provocó una acumulación continua de deuda y costos financieros cada vez mayores.
Los anticipos de los clientes (especialmente los del Banco Central, su cliente principal) se aplicaban a cancelar deudas y pagar sueldos en vez del correspondiente acopio de recursos.
Además, no se actualizaron los precios en proporción a la variación de costos, a pesar de que el 35% de los costos de producción de Casa de la Moneda están en moneda extranjera.
Un ejemplo de esto fue el manejo de los productos que ofrece la institución.
Había productos cuyos márgenes de rentabilidad eran negativos.
Por ejemplo, los cheques que se producían para el Banco Nación, cuyo costo de producción no cubría ni siquiera el costo variable de su fabricación.
Como, además, para producir estos cheques no se contaba con la maquinaria adecuada, se destinaron más recursos humanos de lo necesario.
“La Casa de la Moneda pasó de 874 trabajadores en 2010 a más de 1700 en 2015”.
Durante estos años también se dio un vertiginoso aumento de personal.
La Casa de la Moneda pasó de 874 trabajadores en 2010 a más de 1700 en 2015.
Además, el año pasado se destinaron 12 millones de pesos a Relaciones Institucionales, para pagar viajes al exterior, muestras en exposiciones y ferias, varias, arreglos florales, regalos corporativos, producción de folletería y videos institucionales, desarrollo de página web y redes sociales, y hasta un libro autocelebratorio de la gestión de su presidenta, que costó alrededor de un millón y medio de pesos.
El contrato de fabricación de billetes con el Banco Central, por su parte, produjo severos inconvenientes.
Hubo problemas de logística y financieros.
La falta de acuerdo respecto de los términos del contrato de acuñación de monedas con el BCRA derivó en una bajísima producción y rentabilidad del sector.
La Casa de la Moneda debió, de todas maneras, soportar los costos de mano de obra e infraestructura.
También se encontró que los procesos de planificación de compra de insumos eran descontrolados.
Faltaban insumos básicos para la producción mientras que otros no indispensables fueron adquiridos en cantidades como para abastecer al menos dos años.
Al mismo tiempo, se invirtió en bienes de uso, como la compra de máquinas gráficas por montos muy significativos, con fondos que deberían haber estado destinados a gastos corrientes.
Además, la demora en poner operativas dichas maquinarias fue enorme, lo que derivó en que la inversión no diera los frutos esperados.
También se encontraron registros del gasto de enormes cifras de dinero para obsequios para el Día de la Mujer Trabajadora, el Día de la Secretaria, el aniversario de la empresa y Semana Santa, entre otros.
En simultáneo, la falta de recursos de la institución provocó demoras en el despacho de productos importados, algunos con más de dos años de espera, generando un cuello de botella y agregando costos.
Durante este tiempo, por otra parte, se realizaron cambios en la estructura orgánica de la Casa de la Moneda que generaron vacíos de responsabilidad gerencial y falta de controles básicos, demoras injustificadas en compras de bienes necesarios, deterioros en el mantenimiento de la planta en su conjunto, falta de comunicación entre secciones y un desconocimiento de la verdadera situación económica-financiera la institución.
Todo esto mientras la dotación de la empresa duplicaba su tamaño.
Por ejemplo, existían cuatro personas con la categoría de Gerente General que en realidad no cumplían esa función.
También había personal de la Casa de Moneda en comisión de servicios en otros entes estatales.
Se comprobó también que la anterior Presidenta del Directorio gozaba de seguridad privada pagada por la Casa de Moneda durante las 24 horas del día, los siete días de la semana, sin ninguna razón que lo justificara.
El nombramiento de intermediarios privados en las contrataciones de seguros es otro claro ejemplo del dispendio de fondos habituales todo este tiempo.
Por último, las nuevas autoridades encontraron registros de supuestos programas de reingeniería con la Facultad Regional San Nicolás de la Universidad Tecnológica Nacional, a través de los cuales se contrataban amigos, profesionales que brindaban servicios particulares, familiares de funcionarios de dicha facultad y personas que hacían de enlace sin cumplir ninguna función.
fuente
"EL ESTADO DEL ESTADO"
(Colaboración H. Ponce)
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