Las energías renovables: el arma más eficaz para luchar contra el Cambio Climático
Las energías renovables nos ofrecen un modo inmediato de descarbonizar el mix de las energías, a nivel mundial.
En efecto, duplicando, para el año 2030, la participación de las energías renovables en el mix energético se podría reducir la mitad de las de las emisiones de CO2 requeridas que, junto con un aumento significativo de los niveles de eficiencia energética, se lograría que el aumento medio de la temperatura global quedara por debajo de 2° C y, así, se evitaría un Cambio Climático de índole catastrófica.
El desarrollo de las energías renovables favorece el crecimiento económico y el desarrollo sostenible.
La impulso y apoyo a las energías renovables significa también un suministro seguro y limpio de la energía, al tiempo que beneficia crecimiento del PIB, la mejora de la balanza comercial, la creación de valor a nivel local y la creación de nuevos puestos de trabajo.
El desarrollo de la energía solar fotovoltaica (PV), por ejemplo, crea el doble del número de puestos de trabajo por unidad de generación de electricidad en comparación con el carbón o el gas natural.
Diversos trabajos realizados por IRENA — Organización Intergubernamental que apoya a los diferentes países en su transición hacia un futuro donde el uso de las energías sea sostenible— y otras instituciones demuestran que, aplicando las políticas adecuadas, las energías renovables podrían generar más de 24 millones de empleos en todo el mundo, para el año 2030.
Si, además, las externalidades ambientales y de salud se tuvieran en cuenta a la hora de valorar el mix global de la energía a lo largo de los años, la transición hacia un futuro donde el uso de las energías renovables fuera generalizado aportaría importantes ahorros netos a la economía y al bienestar, a nivel mundial.
Con todo, conviene destacar que una transición energética hacia el año 2030, hacia un futuro donde la producción y consumo de la energía sea sostenible, es un objetivo técnicamente factible y económicamente viable.
Los costes cada vez menores de las tecnologías que utilizan las energías renovables —energía solar y eólica en particular— contribuyen considerablemente a la creciente competitividad de las energías renovables, con respecto a los combustibles convencionales.
Por ejemplo, los módulos solares fotovoltaicos cuestan tres cuartos menos hoy de lo que costaban en 2009, mientras que los precios de turbinas eólicas han disminuido en casi un tercio durante el mismo período.
Desde el año 2011, las reducciones de costes, junto con la aplicación de políticas eficaces, han contribuido a que la capacidad instalada de las energías renovables haya ido aumentando de más rápida que la capacidad instalada que utiliza combustibles nucleares y fósiles en el sector eléctrico.
Sin embargo, para que este notable crecimiento logre convertirse en global, es necesario realizar mayores inversiones en aquellos países y regiones que se están embarcando en una transformación de sus sistemas de energía durante la próxima década.
Es obvio que la lucha efectiva contra el Cambio Climático requiere aumentar también las inversiones en las energías renovables.
Para el año 2030, la inversión mundial anual en las energías renovables podría llegar a alcanzar un valor que superara la cifra de 820.000 millones de euros.
Con el fin de evitar la dependencia de los sistemas de energía sostenibles, las inversiones anuales de aquí a 2020, debería, alcanzar los 460.000 millones de euros, casi el doble de los niveles de inversión en energías renovables que actualmente conocemos.
No obstante, para que las actuaciones contra el Cambio Climático sean exitosas, no sólo es necesaria una gran participación de las energías renovables en la generación de electricidad, también debe aumentar su participación en el sector transporte y en los usos de la energía para la calefacción y la refrigeración.
fuente
"El Blog de Juanju Gabiña", 24.07.2016
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