El emisario del ex superministro que intentó comprar a María Luján
Rey.
La ex Presidenta explicándole qué es el dolor a la madre de otra víctima.
La policía negociando pertenencias por firmas para no continuar los juicios.
Las autorreferencias de CFK. Y los increíbles pedidos de rendición de gastos
por ayudas de 20 mil pesos.
Al final, Cristina Fernández
Kirchner tiene razón, en un punto.
Ella mantuvo “más de
ocho reuniones” con casi todas las familias que
habían perdido un ser querido en la tragedia de Once.
Fue “sin
cámaras” como dijo en la entrevista que le concedió al periodista
Chiche Gelblung en Crónica TV y concurrieron casi todos los que habían sufrido
la muerte de un familiar “menos cinco familias que no quisieron ir”.
Además de ella, en esas
reuniones participaron el entonces secretario general de la
Presidencia y hombre todo terreno de la ex Presidenta, Oscar Parrilli,
y Mariana Larroque, extitular de la Dirección de Documentación de
Presidencia y hermana del camporista Cuervo Larroque.
Además de esas reuniones hubo visitas y ofrecimientos en persona, en
las casas de los familiares de los muertos de Once.
María Luján
Rey, madre de Lucas Menghini, la última víctima en ser hallada en el tren,
contó que la visitaron para ofrecerle “un auto y trabajo”.
Fue
Lucas Olazagasti, hermano de José María Olazagasti, el secretario privado de
Julio De Vido, que hoy enfrenta un juicio en su contra por su
responsabilidad en la tragedia.
Lo acompañaba otro hombre que se
presentó como un agente federal retirado y ex custodio de Néstor Kirchner.
La épica foto de De Vido en el juicio, del reportero gráfico Pedro Lázaro Fernández, para Clarín
De
acuerdo a lo que #BORDER reconstruyó con el relato de familiares de las
víctimas, los invitaban por tandas, de a cinco familias a las vez,
y cada grupo familiar podía llevar hasta cinco integrantes.
Allí
les ofrecían trabajo para algún integrante de la familia,
generalmente en Anses o Pami, becas si alguno
estudiaba y una suma fija “por única vez” de 20 mil
pesos.
Karen Celle, hija de Darío Celle, muerto en ese tren, nunca se va a olvidar esa
reunión.
“Entró, se sentó y nos dijo ¿Qué quieren?”le contó
a #BORDER sobre Cristina Kirchner, a quien conoció ese día.
Los familiares
empezaron a reprocharle por el estado de los trenes y la
discusión subió de tono.
“¿Y ustedes qué se creen? ¿que
yo no lloré por la muerte de mi marido que murió por todos ustedes?”,
les dijo la Presidenta.
Karen había ido mal predispuesta, es cierto. Tenía algún motivo.
Esperaron días para poder recuperar el cuerpo de su papá,cuando fueron a
buscar sus pertenencias a la comisaría descubrieron que faltaba la billetera,
la ropa y el celular.
Había cosas de otra persona y, para recuperar
el DNI de Darío, la Policía les pidió firmar un papel que decía que se
comprometían a no iniciar un reclamo judicial. No lo firmaron. No les dieron el
DNI.
“Cuando lo enterrábamos en el cementerio
también vino gente para que firmemos los papeles, salimos corriendo,
ni le pudimos tirar tierra arriba”, cuenta a #BORDER angustiada.
Pero la necesidad era mucha. Cuando
la tumba de su papá se inundó y el cajón amenazaba con flotar aceptaron
los 20 mil pesos que les daba el Gobierno para resolver el tema, y que
pasó a cobrar por el Banco Patagonia.
La sorpresa fue cuando le
pidieron rendir los gastos. “Tuvimos que llevar a Casa de
Gobierno el presupuesto para la lápida, y después el ticket y una foto de la
tumba, para probar en qué habíamos gastado la plata”,
relata, incrédula.
Zulma Ojeda se presenta raro.
Dice: “Yo soy la
familiar a la que Cristina le dijo que no sabía lo que era el dolor”.
Ella
tuvo la ¿suerte? de ser citada a solas con Cristina Kirchner, después
de que la vieron en un programa de TV.
La entonces Presidenta le habló
una hora y media. La llamó “Zulema” toda la reunión, aunque
ella le aclaró que era Zulma.
Le contó sobre su operación de tiroides y
cómo la ayudó la estatua de la Rosa Mística que le había regalado su
hermana.
Le contó que soñaba con Néstor, que la iba a visitar a
Florencia y a ella no.
Zulma estaba muda. Su hijo Carlos Garbuio, de 31 años,
murió en el tren y a su marido le dio un ACV cuando volvió de reconocer ese
cuerpo mutilado en la morgue. Nunca se recuperó.
Pero
apenas quiso contar su historia Cristina le dijo: “Vos no sabés
qué es el dolor, ya lo vas a sentir…”. Y le confesó: “Cuando
Néstor murió estaba en mis brazos”.
“Estaba igual que en la entrevista con Chiche –le contó a #BORDER-,de repente lloraba, se reía, yo parecía la psicóloga, al final no pude más y le dije: ‘Yo no te lo deseo, pero imagínate
por un segundo que es que está en el cajón de mi hijo es Máximo, o Florencia, y
vos tenés que ir a buscar las piernasporque no las tiene’”.
A la ex Presidenta no le gustó la comparación y terminó
la charla.
Vanesa Toledo perdió
a su mamá, Graciela Díaz, de 49 años, y también estuvo en las reuniones de Casa
Rosada, pero se fue antes de terminar “para que la cosa no pasara a
mayores” en la discusión.
Dice que con el tiempo entendió que los
citaban “para que se quedaran en el molde”, que lo hacían sobre
todo con“los que más se movían en la
Justicia”, y que cuando vieron que, de todos
modos, continuaban litigando por el accidente “les pidieron la
rendición de cuentas” a todos los que les habían dado los 20 mil pesos.
“¿Cómo vas a rendir cuentas si la usabas para
comer?”,
se pregunta.
Ella -como muchos- aceptó un trabajo porque después del
accidente la despidieron del suyo, y estuvo facturando cuatro años para el
Estado.
Pero lo que más le molestó fue que “la ayuda fue
discrecional” y nadie se ocupó de los más de 800 heridos,
muchos de los cuales quedaron con graves traumaspsicológicos y secuelas
físicas, sin poder trabajar.
Las palabras de Cristina Kirchner que dijo que las víctimas
recibieron “ayuda integral” la indignaron.
“Querer
sacar un voto más a costa de personas que ya no pueden defenderse, es una
canallada”, se quejó Vanesa.
Para bien o para mal, la familia de Lucas Menghini fue una de las que
decidió no ir a la Casa Rosada.
Hacía poco la entonces ministra de Defensa,
Nilda Garré “había responsabilizado a Lucas por su propia
muerte”, porque viajaba en el espacio entre dos vagones, recuerda
Paolo Menghini, su papá.
Para Paolo, la “atención integral”que aseguró
Cristina Kirchner es “una mentira flagrante”.
Y no entiende por
qué, con todo un Estado a disposición, hubo abandono a la salud física
y psicológica de los familiares de los muertos y los sobrevivientes.
Sobre la mirada que la Presidenta tiene de la tragedia, consideró“preocupante” que
una ex mandataria tenga un registro “tan distinto de la realidad”.
Y opinó que “nunca hubo buenas intenciones” en sus
acercamientos.
“Quedó muy claro después, cuando compraron trenes
nuevos arriba de la sangre de nuestros familiares y los presentaron como una
política de Estado”.
Mientras De Vido es juzgado y
ya fueron condenados otras 21 personas por la responsabilidad en la tragedia, la
candidata a senadora sostiene que “el Estado no tuvo la culpa de la
tragedia de Once” y, anacrónica y en sintonía con
su abogado Gregorio Dalbón vuelve a cargar toda responsabilidad en el
maquinista, también condenado, porque “no accionó el freno al
final. El tren frenó en todas las estaciones antes, pero si vos no frenás y
te estrellás, bueno”.
Cristina Fernández de Kirchner
tiene razón. Hubo reuniones. Y hubo mucho más que eso. Muchísimo
más que este relato, pero si vos no frenás y te estrellás, bueno.
Me atrevo a interpelar, por sentirlos muy cercanos, por más que las apariencias parecieran indicar lo contrario; insisto en lo de la cercanía, por que estamos en el mismo bote – que hace agua - , tenemos pesares, angustias y problemas comunes, recién después vienen las diferencias.
La idea es dialogar, hablar de nuestras cosas, hay textos que nos proporcionan la información básica – no única-, solo es una propuesta como para empezar. La continuidad depende de Ustedes, un eventual resultado adicional depende de todos.La idea es hablar desde un “nosotros” y sobre “nuestro futuro” desde la buena fe, los problemas exigen soluciones que requieren racionalidad, honestidad intelectual que jamás puede nacer desde la parcialidad, la mezquindad, la especulación.
Encontraran en “HASTA EL PELO MÁS DELGADO ...”, textos y opiniones sobre una temática variada y sin un orden temporal, es así no por desorganizado, sino por intención – a Ustedes corresponde juzgar el resultado -.Como no he vivido en una capsula, ya peino canas, tengo opiniones y simpatías, pero de ninguna manera significa dogmatismo, parcialidad cerrada.Soy radical (neto sin adiciones de letras ninguna), pero no se preocupen no es contagiosos … creo, solo una opción en el universo de las ideas argentinas. Las referencias al radicalismo están debidamente identificadas, depende de Ustedes si deciden “pizpear” o no.
El acá y ahora, el nosotros y el futuro constituyen la responsabilidad de todos.Hace más de cuatro décadas, en mi lejana secundaria, de una pasadita que nos dieron por Lógica, recuerdo el Principio de Identidad, era más o menos así: “Si 'A' no es 'A', no es 'A' ni es nada”, por esos años me pareció una reverenda huevada, hoy lo tomo con mucho más respeto y consideración. Variaciones de los mismo: no existe un ligero embarazo; no se puede ser buena gente los días pares.
Llegando al Bicentenario – y aunque se me tildé de negativo- siento que como pueblo, desde 1810, hemos estado paveando … a vos ¿qué te parece?. En algún momento perdimos el rumbo y ahí andamos “como pan que no se vende. Cuentan que don Ángel Vicente Peñaloza decía: “Como ei de andar, en Chile y di a pie, cuando hay de que no hay cunque, cuando hay cunque no hay deque”.
De tanto mirarnos el, ombligo y su pelusa, tenemos un cerebro paralitico, cubierto de telarañas y en estado de grave inanición. Padecemos una trágica concurrencia de factores que nos impiden advertir – debidamente -, este, nuestro triste presente y lo que es peor aún, nos va dejando sin futuro.
A los malos, los maulas, los sotretas, los villanos, los mala leche, los h'jo puta, los podemos enfrentar pero … ¿qué hacemos con los indiferentes, con los que solo se meten en sus cosas, y no advierten que el nosotros y el futuro por más que sean plurales son cosas personalisimas? Y luego dicen que quieren a sus hijos y su familia; ¡JA!, ¡doble JA!, ¡triple JA! (il lupo fero).
¡¡EL REY ESTÁ EN PELOTAS!!, dijo el niño de la calle, hijo de padre desconocido y madre ausente, ese niño es mi héroe favorito.
¿QUÉ ES PEOR LA IGNORANCIA O LA INDIFERENCIA?
¡¡NO LO SÉ Y NO ME IMPORTA!!
El impertinente, el preguntón es nuestra esperanza, nuestro “Chapulin Colorado”.
Mis querido “Chichipios” - diría don Tato- no olviden que además de ver el vaso medio vació o medio lleno, hay que saber que contiene – sino que le pregunten a Socrates - ¡Bienvenidos! Adelante. Julio
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