REFORMA LABORAL
¡¡¿¿QUÉ SI,… QUÉ NO??!!
Reforma laboral gana
terreno en la CGT y más convenios de trabajo incorporan flexibilidad
19-10-2017
Poco a poco, avanzan los acuerdos por sector
y crece la aceptación en la cúpula sindical para modificar los convenios
colectivos.
Cuáles son los sectores que negocian cambios y quiénes resisten la
cruzada "modernizadora"
Por Juan Manuel Barca
La reforma laboral comenzó a
penetrar el último bastión que contenía su avance.
A pocos días de las
elecciones, la CGT envió guiños junto con algunas señales concretas de apoyo a
los cambios impulsados por el Gobierno y el sector empresario para flexibilizar
los convenios colectivos.
El dialoguismo renovado refleja el reacomodamiento de
buena parte del sindicalismo, con el abandono de las hostilidades y el
aislamiento de quienes desoyen los "cantos de sirena".
El
gesto más celebrado por el establishment fue
el desembarco de la cúpula sindical en el coloquio de IDEA, donde por primera
vez se paseó una delegación heterogénea de gremialistas, algo impensable en los
últimos años de mandato K, en que el coloquio no gozaba del beneplácito
oficial.
Ahora, en cambio, ficharon representantes de las distintas alas que
integran la central obrera, desde los "independientes" hasta el
moyanismo. Solo pegaron el faltazo
los "gordos".
Durante
la cumbre del "círculo
rojo", se escucharon pedidos de "flexibilidad" y
críticas a la "corporación" sindical.
En ese marco, la comitiva de
jefes gremiales rechazó un desguace de la legislación laboral, como ocurrió en
Brasil, pero se mostró abierta a negociar cambios graduales.
El metalúrgico
Antonio Caló pronosticó que "la reforma laboral se va a dar por
sectores", mientras que el líder del gremio de Obras Sanitarias, José Luis
Lingeri, adelantó la posibilidad de "renunciar" a beneficios
adquiridos.
La
ofrenda deslizada por el sindicalismo
coincidecon el avance de la "modernización".
A
puertas cerradas se firman acuerdos que introducen criterios de productividad acordes a la estrategia
oficial, tal como lo viene dando a conocer iProfesional.
Luego de los
petroleros, otros sectores incorporaron novedades en una suerte de reforma
laboral en dosis, silenciosa y consensuada, sin interferencia del Congreso.
Alienta
el clima de reconciliación la sensación extendida en Azopardo del triunfo de Cambiemos el domingo próximo
y el endurecimiento de Mauricio Macri tras la marcha protagonizada por la CGT
el 22 de agosto pasado.
Aquel acto caótico y fugaz a metros de la Casa Rosada
envalentonó de nuevo al Presidente a ir contra la "mafia sindical",
una ofensiva que semanas atrás alcanzó al segundo hombre fuerte de la Uocra,
Juan Pablo "Pata" Medina.
La política selectiva de
castigos contempla la intervención de gremios, la judicialización de las
paritarias y la detención de sindicalistas.
La novedad es que ahora la
dirigencia empezó a rever el pedido de reducir los "costos
laborales", un requisito clave para integrar el círculo del
"sindicalismo sano", sin un líder claro tras la muerte de Gerónimo
Venegas, quien estaba al frente de las 62 Organizaciones.
Las
"ventajas de
pertenecer" son tentadoras.
Incluyen fondos de
capacitación, la participación en anuncios oficiales y el acceso directo al
equipo del Gabinete.
Pero el privilegio más apetecido es ocupar el rol de
"interlocutor válido", un beneficio que facilita la homologación de
acuerdos y eventuales reintegros a las obras sociales, suma millas para obtener
el bastón de mando del movimiento obrero y funciona como reaseguro contra
carpetazos.
¿Quién es
quién?
Protagonista del primer acuerdo por sector en la era Macri, el petrolero
Guillermo Pereyra es hoy un caso testigo de cara a la reforma que busca
implementar el Gobierno.
Al encabezar un panel en IDEA, el
también senador detalló el acuerdo alcanzado en Vaca Muerta, donde aceptó
resignar beneficios laborales y negoció 1.700 despidos, a cambio de inversiones
por u$5.000 millones y compensaciones a los cesanteados.
El
también senador desmintió que los acuerdos signifiquen una "conciencia flexibilizadora"
y se opone a una reforma a través del Congreso.
Su gremio espera llegar al 2021
con 75.000 puestos en la cuenca neuquina, pero la conflictividad resurgió en
los últimos días con un paro de petroleros, en respuesta a la decisión de una
contratista de YPF de eliminar el cuarto hombre en boca de pozo.
El achique
está previsto en uno los artículos de la adenda al convenio colectivo sellada
en marzo.
Pero ahora Pereyra amenaza con derogarla por entender que rige solo
para proyectos nuevos.
De
perfil bajo y ausentes en IDEA, los "gordos" avanzaron en cambios silenciosos.
Tal como lo anticipó iProfesional, el titular del Sindicato de Comercio, Armando Cavalieri, cerró a fines de
septiembre un acuerdo por empresa -incluido un nuevo convenio colectivo- con
las autopistas manejadas por la Ciudad (AUSA), que contempla la sustitución de
583 empleados de las cabinas de peaje y su migración en un plazo de cuatro años
a otras tareas.
Al
igual que el caso petrolero, el trato en los peajes no modifica el convenio de
actividad (el mercantil), pero será el modelo para todas las autopistas del
país.
Del mismo palo gremial, el triunviro y líder de Sanidad en Capital,
Héctor Daer, denunció días atrás una embestida empresarial y ratificó que
"la reforma laboral es una quita de derechos
que no vamos a permitir".
El dirigente, no obstante, viene de incorporar
el pago por objetivo a la rama de atención domiciliaria, según lo hizo saber
este medio semanas atrás.
Los "independientes" también dominan el arte de la
ambigüedad.
En el grupo integado por el estatal Andrés Rodríguez (UPCN) y el
albañil Gerardo Martínez (Uocra), Lingeri se resiste a negociar
"a la baja", pero abrió la puerta a que "algunas cosas se
renuncien mientras que otras aumenten".
Esa es la fórmula que instauró el
ministro de Energía, Juan José Aranguren, en Vaca Muerta.
"Tenemos que pasar a las reformas en
las que cada uno tiene que ceder un poco", repitió el jueves pasado el
jefe de Gabinete Marcos Peña.
En el sector público,
también se avizoran cambios.
Cerca de Rodríguez prevén una discusión "por
sindicato".
"Cada sindicato debe discutir
convenios de acuerdo a las nuevas tecnologías.
Una cosa es
modificar a la brasileña, que ampliaron la jornada, y otra es sentarte a
discutir en tu actividad", señaló un hombre fuerte del gremio.
El "cambio tecnológico"
motivó la formación de una comisión en la CGT dedicada al tema y el impulso de
un consejo integrado por gremios, pymes e investigadores.
En la construcción, el
Gobierno cerró un acuerdo tripartito.
Desde el sindicato liderado por Martínez
sostienen que "no se habla de una reforma integral sino de revisiones
sectoriales", pero aseguran que en su caso no hay margen para reducir
costos laborales.
Además de las bajas escalas salariales, la actividad es de
las pocas que mantiene un fondo de desempleo debido a la inestabilidad laboral
en las obras, una modalidad que la UIA desearía replicar en otras rubros.
Con todo, el mayor obstáculo al
"reformismo permanente" -denominado así por el Gobierno- lo
representa el ala "dura" del sindicalismo.
Si bien los Moyano
esquivaron el cónclave de CEOs, se hicieron presentes el triunviro Juan Carlos
Schmid y el judicial Julio Piumato, dos referentes de ese agrupamiento.
"Yo fui porque me invitaron empresarios amigos y siempre
apostamos al diálogo, pero lo peor que puede pasar es que el Gobierno se llene
de soberbia por los resultados electorales", advirtió a este medio
Piumato.
En los últimos dos meses, los camioneros protagonizaron
un bloqueo en Coca-Cola por el reencuadramiento de choferes en su convenio y la
semana pasada, lograron a reincorporación de más de 150 despedidos en la láctea
Cotagu.
Enemigo del modelo Vaca Muerta, el gremio liderado por Pablo Moyano
mira con preocupación el futuro de OCA, donde negocia la quiebra y el traspaso
de 7.000 empleados, y la rama de clearing bancario.
El líder de la Asociación Bancaria,
Sergio Palazzo, es otro de los sindicalistas que resiste la
modificación de los convenios laborales a la vez que busca un mayor
protagonismo en la CGT.
Por otra parte, el ministro de Trabajo, Jorge Triaca,
les sugirió a los bancos una pauta salarial para el 2018 de entre el 8 y el
12%.
"Los funcionarios les dijeron
que (de dar un aumento superior) no van a homologar el acuerdo", reveló
Palazzo semanas atrás en el Gran Rex, al asumir un nuevo mandato al frente de
su gremio.
La idea del bancario es
llevar su propia agenda a la paritaria, en la que incluirá la regulación del
empleo, la limitación de la tercerización y el avance tecnológico, al que
califica de un "ataque" a los trabajadores.
"Si quieren discutir convenios,
lo vamos a escribir en papel de lija para que no se limpien el traste",
dijo el sindicalista, acompañado del titular de Suteba Roberto Baradel, el
líder de la CTA Hugo Yasky y Pablo Moyano.
Encolumnados en la Corriente Federal que lidera
Palazzo, los lecheros de Atilra avanzaron en cambios en su convenio que
alcanzan al presentismo, la polifuncionalidad y escalas, entre otros puntos.
Macri apuntó en mayo pasado contra el titular del gremio, Héctor Ponce, a quien
responsabilizó de hacer "inviable" la industria, en medio de
la crisis en Sancor que ya cerró cuatro plantas.
La recesión no es el único factor
de disciplinamiento.
En el sector aeronáutico, la reducción del
presupuesto destinado a Aerolíneas y la
apertura del mercado a las "low cost" llevó a los gremios a iniciar
negociaciones para crear convenios por empresa, en los que se busca extender la
jornada de los tripulantes.
Así, las conflictivas paritarias son tan solo un
capítulo de una puja mayor.
Del mismo modo, en los ferrocarriles, el
Gobierno dispone del reciente decreto que habilita el cierre express de
ramales, la herramienta a la que recurrió el gobierno de Carlos Menem para
domesticar a los sindicatos de la actividad y desarticular el sistema
ferroviario.
Fuente
“iProfesional”,
19.10.2017
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