Además de saber que esté medio lleno o medio vacío, hay que conocer que contiene. Sócrates
17 ene 2020
NISMAN 18 DE ENERO 2015 - 2020
NISMAN
18 DE ENERO
2015 - 2020
Alberto Nisman, el atentado terrorista y la
politización de la justicia argentina
El 18 de enero se cumplen cinco años de
la muerte del fiscal argentino que investigaba el atroz ataque contra la AMIA,
que en 2020 cumple 26 años.
Ninguno de estos casos se ha esclarecido.
Por Sylvia
Colombo
La autora
es periodista brasileña.
15 de enero de 2020
BUENOS AIRES — En unos días se cumple el quinto aniversario
de la muerte misteriosa del fiscal argentino Alberto Nisman.
Y a la fecha no se
sabe qué ocurrió.
Su muerte —para algunos un suicidio, para otros un asesinato—
se avivó con el estreno del documental de Netflix El fiscal, la presidenta
y el espía, una serie de seis capítulos que desentraña con paciencia uno
de los casos sin resolver más paradigmáticos de la Argentina.
Y, con el
documental, los argentinos han confirmado un viejo temor: no habrá justiciapara las víctimas del ataque terrorista contra la Asociación Mutual Israelita
Argentina (AMIA), el atentado de 1994 que era investigado por Nisman, ni
sabemos la verdad detrás de la muerte del fiscal.
En el ataque terrorista contra la AMIA murieron 85 personas
y sucedió en la misma ciudad, Buenos Aires, en la que solo dos años antes un
atentado contra la embajada de Israel dejó un saldo de 22 víctimas fatales.
La
muerte de Nisman ocurrió en 2015, unos días antes de que el fiscal presentara
ante el congreso una denuncia que advertía que la entonces presidenta,
Cristina Fernández de Kirchner, estaba encubriendo las investigaciones de la
AMIA a cambio de firmar un acuerdo comercial con Irán.
Pero
los casos de fondo, el ataque al centro comunitario judío y la muerte del
fiscal que lo investigaba, permanecen sin esclarecer.
En estos años, se han revelado impericias, corrupción y
atropellos en las investigaciones del ataque contra la AMIA y la muerte del
fiscal.
El resultado ha sido la impunidad.
En conjunto, estos casos han dejado
un retrato nada halagador de la justicia argentina: ineficaz, con una sombría
influencia de los servicios de inteligencia heredados de la dictadura y
profundamente contaminada por los intereses políticos de los presidentes en
turno, quienes han cambiado las versiones según su conveniencia.
En el documental del británico Justin Webster, Diana
Wassner, esposa de una de las víctimas de la AMIA, dice: “La verdad es que no
sabemos nada de la causa AMIA. Nada”.
A 26 años de lo ocurrido, esas palabras
resultan desesperanzadoras.
Con destreza narrativa, el documental va armando un
rompecabezas caótico: mentiras repetidas, distorsiones, imputaciones paralelas
e intrigas del servicio secreto que han echado sombra sobre uno de losatentados terroristas más grandes de América Latina.
Años después de que la investigación de la causa AMIA se
había iniciado, se dio a conocer un escándalo de corrupción: el juez federal Juan José Galeano —designado por el
entonces presidente Carlos Menem— fue despojado de sus deberes porque se descubrió
que pagaba sobornos por testimonios para respaldar sus tesis.
A siete años de
iniciada la investigación, el único acusado en el caso era el mismo juez que lo
investigaba.
Cuando Nisman se hizo cargo de las investigaciones, en 2004, el
escenario era adverso: había pasado mucho tiempo y la investigación estaba
comprometida por manipulaciones de testigos y declaraciones falsas.
Aún así,
logró establecer los vínculos entre funcionarios del gobierno iraní y miembros
de Hezbolá que podrían estar involucrados con el atentado. Acaso uno de sus
mayores logros es que estos sospechosos estén fichados —hasta hoy— por la
Interpol.
El fiscal, la presidenta y el espía tiene momentos
reveladores.
Webster logró extensas entrevistas con una de las figuras clave
tanto de la muerte de Nisman como del atentado contra la AMIA, “Jaime” Stiuso,
un hombre misterioso y elusivo que estuvo a cargo del servicio de inteligencia
argentino durante más de cuarenta años.
La verdad parece estar detrás de su
enigmática sonrisa: ayudó a Nisman con la investigación pero al final lo
abandonó.
Pero el mar de fondo es la consabida promiscuidad de la
justicia argentina con el ejecutivo.
Desde Carlos Menem —quien era presidente
en 1994— a sucesivos mandatarios, de Fernández de Kirchner a Mauricio Macri,
todos contribuyeron a politizar ambos casos.
Cuando Macri llegó a
la Casa Rosada, en diciembre de 2015, la investigación penduló del suicidio al
claro asesinato.
En la Argentina hay una serie de crímenes emblemáticos que
quedan sin respuesta para siempre, misterios que alimentan el macabro folclor
argentino.
Entre ellos están el accidente del helicóptero en el que murió el
hijo del expresidente Menem, el robo de las manos de Juan Domingo Perón de su
tumba, el asesinato en 1997 del fotógrafo José Luis Cabezas, supuestamente
ordenado porque expuso la cara hasta entonces desconocida de Alfredo Yabrán, un
empresario importante asociado con el poder y quien después apareció muerto.
El más grave de esos casos sin respuesta es el ataque en contra
de la AMIA, perdido en un laberinto de tropiezos judiciales y polarización.
Pero tanto la muerte de Nisman como las acusaciones que rodean al atentado han
concentrado la fascinación nacional.
El nuevo presidente de la Argentina, Alberto Fernández, quien
también aparece en el documental, dijo que le “gustaría saber qué pasó con Nisman” y
su ministra de Seguridad anunció que tiene la intención derevisar el peritaje de la muerte del fiscal.
Lo
mismo tendría que suceder con la causa AMIA.
Hay, sin embargo, una falla de origen que debe ser
resuelta: la justicia argentina sigue siendo vulnerable a la presión política.
Mientras eso continúe, las familias de las víctimas del atentado y de Nisman no
sabrán la verdad.
Fernández, quien tampoco está exento del interés en
manipular la causa —después de todo es su vicepresidenta, Cristina Fernández de
Kirchner, a quien Nisman acusó de obstruir la justicia— tiene una oportunidad
invaluable en los siguientes años: reformar la justicia para garantizar su profesionalismo
e independencia para que no vuelvan a quedar impunes crímenes atroces como el
de la AMIA.
Natalio Alberto Nisman
(Buenos Aires, 5 de diciembre de 1963-ibídem, 18 de enero de 2015) ...
Causa de la muerte, Herida por arma de fuego (homicidio, suicidio o
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Me atrevo a interpelar, por sentirlos muy cercanos, por más que las apariencias parecieran indicar lo contrario; insisto en lo de la cercanía, por que estamos en el mismo bote – que hace agua - , tenemos pesares, angustias y problemas comunes, recién después vienen las diferencias.
La idea es dialogar, hablar de nuestras cosas, hay textos que nos proporcionan la información básica – no única-, solo es una propuesta como para empezar. La continuidad depende de Ustedes, un eventual resultado adicional depende de todos.La idea es hablar desde un “nosotros” y sobre “nuestro futuro” desde la buena fe, los problemas exigen soluciones que requieren racionalidad, honestidad intelectual que jamás puede nacer desde la parcialidad, la mezquindad, la especulación.
Encontraran en “HASTA EL PELO MÁS DELGADO ...”, textos y opiniones sobre una temática variada y sin un orden temporal, es así no por desorganizado, sino por intención – a Ustedes corresponde juzgar el resultado -.Como no he vivido en una capsula, ya peino canas, tengo opiniones y simpatías, pero de ninguna manera significa dogmatismo, parcialidad cerrada.Soy radical (neto sin adiciones de letras ninguna), pero no se preocupen no es contagiosos … creo, solo una opción en el universo de las ideas argentinas. Las referencias al radicalismo están debidamente identificadas, depende de Ustedes si deciden “pizpear” o no.
El acá y ahora, el nosotros y el futuro constituyen la responsabilidad de todos.Hace más de cuatro décadas, en mi lejana secundaria, de una pasadita que nos dieron por Lógica, recuerdo el Principio de Identidad, era más o menos así: “Si 'A' no es 'A', no es 'A' ni es nada”, por esos años me pareció una reverenda huevada, hoy lo tomo con mucho más respeto y consideración. Variaciones de los mismo: no existe un ligero embarazo; no se puede ser buena gente los días pares.
Llegando al Bicentenario – y aunque se me tildé de negativo- siento que como pueblo, desde 1810, hemos estado paveando … a vos ¿qué te parece?. En algún momento perdimos el rumbo y ahí andamos “como pan que no se vende. Cuentan que don Ángel Vicente Peñaloza decía: “Como ei de andar, en Chile y di a pie, cuando hay de que no hay cunque, cuando hay cunque no hay deque”.
De tanto mirarnos el, ombligo y su pelusa, tenemos un cerebro paralitico, cubierto de telarañas y en estado de grave inanición. Padecemos una trágica concurrencia de factores que nos impiden advertir – debidamente -, este, nuestro triste presente y lo que es peor aún, nos va dejando sin futuro.
A los malos, los maulas, los sotretas, los villanos, los mala leche, los h'jo puta, los podemos enfrentar pero … ¿qué hacemos con los indiferentes, con los que solo se meten en sus cosas, y no advierten que el nosotros y el futuro por más que sean plurales son cosas personalisimas? Y luego dicen que quieren a sus hijos y su familia; ¡JA!, ¡doble JA!, ¡triple JA! (il lupo fero).
¡¡EL REY ESTÁ EN PELOTAS!!, dijo el niño de la calle, hijo de padre desconocido y madre ausente, ese niño es mi héroe favorito.
¿QUÉ ES PEOR LA IGNORANCIA O LA INDIFERENCIA?
¡¡NO LO SÉ Y NO ME IMPORTA!!
El impertinente, el preguntón es nuestra esperanza, nuestro “Chapulin Colorado”.
Mis querido “Chichipios” - diría don Tato- no olviden que además de ver el vaso medio vació o medio lleno, hay que saber que contiene – sino que le pregunten a Socrates - ¡Bienvenidos! Adelante. Julio
Excelente Nota!
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