En una columna publicada este lunes en el diario El Universal, el exfuncionario federal advirtió que estos factores condenarán al Insabi a convertirse en una “riesgosa quimera”.
Carlos Urzúa renunció al gobierno de López Obrador en julio del 2018 y dio a conocer una carta de renuncia, donde justamente señalaban que en la administración morenista se habían tomado decisiones de política pública sin sustento alguno.
Además de la oposición de algunos gobernadores estatales por adherirse al Insabi, Urzúa apunta otros errores preocupantes, como el que el gobierno no ha señalado al día de hoy, cuál será el esquema de financiamiento y el presupuesto del Insabi asignado para este año.
“Sorprende que el Presupuesto de Egresos de la Federación no establezca el monto de los nuevos recursos y cómo se alinearían éstos con los del fondo de aportaciones para los Servicios de Salud que por ley reciben los estados”, advierte el exsecretario.
“Un segundo problema que se detecta en la operación, tiene que ver con la falta de claridad en los procesos de afiliación al Insabi, así como los criterios de elegibilidad”.
“Estos datos básicos se requieren para el proceso de planeación mismo, si no se tuvieran, se crearían entonces redes de atención no estructuradas, habría sobre - o sub- contrataciones de personal, y se comprarían medicamentos de más o de menos”, afirma el extitular de la SHCP.
Finalmente, Carlos Urzúa criticó que la falta de planeación en el arranque del Insabi tuvo como consecuencia “que no se haya previsto un esquema transitorio que ayudara a dar certeza sobre la transferencia de fondos de la Federación a las entidades”.
“La incertidumbre es tal que no se sabe si la Aportación Solidaria Federal y la Cuota Social que se transferían a las entidades se compensará con otros fondos. Este limbo jurídico es de gran relevancia, ya que el 85% de los recursos del Seguro Popular provenían de la Federación y solo 15% de las entidades federativas”, sostiene el exfuncionario.
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