Kirchner, el nuevo dueño de
la TV paraoficial
MIERCOLES, 22 DE SETIEMBRE 2010
LUIS MAJUL
Además de
su evidente obsesión por acumular más poder, Néstor Kirchner siempre tuvo la
pretensión de funcionar como el dueño de un influyente medio o un Jefe de
Editores de un diario importante.
Hay incontables hechos que lo confirman.
Recuerdo uno del que fui testigo presencial.
En uno de sus primeros viajes
oficiales al exterior, el viernes 1° de febrero de 2004, en el medio de una
parada técnica en la zona militar del aeropuerto de Fortaleza, se sentó frente
a una computadora abierta, abrió Internet, miró de reojo a los periodistas que
viajaban junto a la comitiva y sentenció:
-
¡LA NACION miente!
Entre los
susurros de ministros y periodistas que cubrían el viaje, puso el dedo índice
en el título de la nota de tapa más importante. Rezaba:
"La
Argentina dice que no tiene bienes embargables"
-Porque es el Estado y no a la Argentina ala que podrían embargar. LA NACIÓN pone "La Argentina" porque me quiere perjudicar.
La nota
aludía a la primera decisión de la justicia estadounidense a favor de los
acreedores de la deuda externa argentina.
En todo caso, podía ser discutida la
interpretación, pero nadie dudaba que la iracunda queja del Presidente sonaba,
por lo menos, exagerada.
Era la época en que los exabruptos de Kirchner eran
festejados por casi todos, porque gozaba de una imagen positiva elevadísima.
Lo
mismo -editar la realidad- trató de hacer algunas mañanas, desde 2005 hasta
antes del conflicto con el campo, en 2008, cada vez que interpretaba que una
noticia del matutino Clarín lo perjudicaba.
Sólo que lo
intentaba al día siguiente de publicado.
Sucedía entre las 8 y las 9 de la
mañana.
Primero insultaba.
Después tomaba el teléfono y llamaba a un importante
directivo del grupo.
El directivo lo aplacaba como podía.
Y Kirchner terminaba
casi exigiendo, como si fuera el mismísimo dueño del diario:
-Mañana
corrijan el error.
Algo del
actual resentimiento contra Clarín se fue incubando cuando el
jefe de Estado, después de leer completo el matutino del día siguiente, no
encontraba "la corrección del error" que había reclamado por ningún
lado.
Ahora
mismo, Kirchner funciona como algo más que un editor: es algo así como el
Gerente intermitente de Programación de Canal 7 y también de Canal 9.
Porque no
solamente telefonea cada vez que lo cree necesario, en el medio del
programa 6 7 8, en vivo, a Diego Gvirtz.
También se ocupa, en
persona, o a través de dos funcionarios del área, de chequear los horarios del
inicio de transmisión de los partidos en los que juegan, en especial, Boca
Juniors y River Plate.
Los
telefonazos a Gvirtz fueron confirmados por dos fuentes independientes.
Una es
un productor del propio programa y, aunque ya se curó de espanto, no deja de
sorprenderse cada vez que ingresa un nuevo llamado del Gran Editor.
La otra
fuente estaba con Kirchner cuando éste llamó al productor y no se sorprende,
porque reivindica la intromisión: "¿Y cuál es el problema? Néstor defiende
el proyecto con todas las herramientas que tiene a su alcance".
Ambas
fuentes confirmaron que Kirchner llama para quejarse por la postura de algún
invitado o panelista, o para cambiar el texto de los informes.
Por eso el
lenguaje del programa parece cada vez más destinado a "la orga
política" y menos al público en general. (Incluso al público que está de
acuerdo con la gestión del Gobierno).
La
confirmación del horario de los partidos, para el diputado nacional Kirchner,
es algo imprescindible.
Desde que le explicaron como funciona el comportamiento
de las audiencias en televisión, él, o sus asesores, se preocupan de garantizar
tres cosas.
La primera: que 6 7 8 aparezca después de la
transmisión de un encuentro entre Boca o River, para que el periodístico
militante reciba un buen colchón de rating.
La segunda: que Bajada de
Línea, el programa que conduce Víctor Hugo Morales, en Canal 9, no
entre en competencia directa con la emisión de ningún partido del Fútbol para
Todos.
Y la tercera: que todos los sábados Televisión Registrada sea
emitido "después del fútbol", también en Canal 9, con el mismo
objetivo: proteger un programa que defiende su proyecto.
-
Kirchner es una esponja que chupa todo, y lo utiliza como mejor le conviene: no
me sorprende que hoy esté pendiente del rating de sus programas favoritos- me
dijo esta semana alguien que estuvo muy cerca de él casi todos los días, hasta
hace dos años.
Los
esfuerzos del Gran Programador no están dando los resultados esperados.
En el
último fin de semana , 6 7 8, a pesar de haber recibido casi
19 puntos de la transmisión del partido Boca, en el que Martín Palermo hizo
tres goles, tuvo un promedio de 3.7 puntos.
Y el tercer programa de Bajada
de Línea, logró el peor promedio de Canal 9 del domingo pasado: 2.7.
El
relativo bajo interés de los espectadores por los programas paraoficiales no
desalienta al Gobierno.
Así como encontraron en los medios críticos al último
enemigo a quien echarle la culpa por la derrota de las últimas elecciones
legislativas, ahora van por Ibope, la medidora que, según Gabriel Mariotto, no
refleja, como corresponde, el verdadero índice de audiencia que registra la
pantalla del canal público.
Ibope
es la única medidora homologada por los cuatro canales privados abiertos y
también por el Canal 7, desde hace diez años.
Cuestionada en distintos momentos
por diferentes programas, es la Biblia con que las centrales de medios y el
resto de los anunciantes pautan la publicidad.
El
domingo pasado, por televisión, Mariotto confirmó de manera oficial, lo que era
un secreto a voces.
Que el Gobierno usará otro modo de medir el rating, aunque
todavía no resulta claro cuál.
En junio, el gobernador de Chaco, Jorge
Capitanich, anticipó que lo iban a hacer en base al padrón de los
contribuyentes de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), pero
no explicó cómo.
Hace días, Tristán Bauer, máxima autoridad de Canal 7,
advirtió a un directivo de Ibope que instalaría medidores de audiencia en cada
nuevo decodificador que distribuirán entre los argentinos más humildes.
Y
Mariotto anunció que encargaría la compleja tarea de calcular el rating a
universidades públicas.
-
Van a ir con a cada central de medio con el nuevo Ibope K y van a obligar a las
agencias a pautar en los programas de los amigos- se agarró la cabeza un
directivo de la Cámara Argentina de Anunciantes.
Muchos
hombres de la industria de la televisión sostienen que no serían capaces de
ejecutar semejante locura.
Pero otros lo vislumbran como el fin de una parábola
perfecta: inventan una realidad paralela, la presentan como la única verdad,
obligan a las empresas a pautar en sus programas e informan al público en
general, que esa noticia, o esa opinión, es la que prefiere, sin duda, y de
manera excluyente, la abrumadora mayoría de los argentinos.
Fuente
“LA NACIÓN”, 22.09.2010
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