Cuál será el camino que elegirán los radicales para que la reforma de la Constitución esta vez salga.
Ya no quedan dudas: el Gobierno avanzará para lograr habilitar el proceso de reforma de la Constitución en las próximas elecciones legislativas y, lo que hasta el viernes eran especulaciones políticas con mucho asidero, se terminó transformando en una estrategia blanqueada por el propio gobernador.
Lo que hará el gobernador es dejar correr una negociación que se encaró desde la Legislatura y que tiene al senador oficialista Juan Carlos Jaliff como a uno de sus impulsores.
El histórico dirigente viene trajinando un acuerdo político con la oposición para declarar una ley de necesidad de la reforma para que el mismo día de la votación legislativa de octubre, se vote el referéndum por el sí o por el no.
Ese proyecto debería ver la luz antes del inicio de las sesiones ordinarias del 1 de mayo.
En su entorno aseguraban que no piensa estar cuatros años más en el sillón de San Martín a partir de 2019, y que su proyección cuando deba irse será nacional.
Pero ya desde principios de año había un ruido que se escucha en los pasillos del edificio de calle Peltier: el de los insultos de los ministros del gabinete con proyección que apostaban a una candidatura y que, en caso de volver a presentarse Cornejo, quedarán automáticamente vedados.
La vice siempre apostó a una búsqueda de consensos amplios que le permitieran conseguir los dos tercios de los votos necesarios en la Legislatura.
Esto es apostar a acuerdos políticos más específicos con la oposición, incluso con la Izquierda, para que ningún partido saque los pies del plato y los cambios constitucionales avancen.
La rosca de Jaliff pasó por el medio de estos tironeos.
El oficialismo intentará instalar el concepto de que lo que se votará será el inicio del camino reformista y no la reforma en sí. Esto, según tratarán de imponer en la sociedad y en la dirigencia política opositora, será tarea de la Convención Constituyente posterior.
Si es que se llega a esa instancia.
La centenaria Carta Magna mendocina demostró
ser sabia, pero necesita aggionarse. Pero si, como ocurrió en los últimos 15
años, todo proceso es encarado por ambiciones políticas personales, los cambios
están condenados al fracaso.
Pero hay intendentes justicialistas que ya dijeron que sí.
Omar De Marchi, el intendente del PRO de Luján de Cuyo, horas antes de la expresión de deseo pública de Cornejo, apareció para decir que respaldaba un proceso de reforma.
El Partido Demócrata, histórico enemigo de los cambios constitucionales, comenzó a trazar la idea de dejar pasar ahora la ley que impulsa Jaliff para luego hacer campaña por el no y volver a tener algún protagonismo en las elecciones.
Con la Constitución, Cornejo es igualito a
sus antecesores recientes. Iglesias, Cobos, Jaque y Pérez empezaron a hablar de
reformar la Constitución a los pocos meses de haber cumplido un año de mandato.
Pérez empezó a delirar con su reelección desde el primer día de su gobierno y encaró una campaña en la que se puso al frente y que lo desgastó durante dos años, sin que se haya podido avanzar ni un paso.
- No tiene necesariamente que hacer el gesto de renunciar, sólo admitir que la reelección podrá permitirse para los próximos gobernadores. No para él.
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