24/02 – 13:45 – El mundo periodístico nacional parece impactada por las “declaraciones” de los hijos del testaferro de la familia Kirchner.
No advierten, que todo responde a una “vuelta” más que los Báez buscan darle al tema judicial, para concentrar toda la responsabilidad en una sola persona y articular desde allí la defensa, evitando que la causa tenga a todos los integrantes del clan como responsables del latrocinio.
No es la primera estrategia burda que adoptan.
Los “chicos” de Báez, como dicen algunos periodistas, son tan responsables o más que el propio padre, por los ilícitos cometidos. (Por Rubén Lasagno)
Y sigue girando la rueda de la justicia en las múltiples causas por lavado de dinero, defraudación, simulación, fraude, sobregiro, cheques sin fondos, sobreprecios, licitaciones arregladas, alquileres truchos, etc, sin que se concrete lo que todos esperamos: que los responsables vayan presos y se les quite lo que robaron.
Hay mucho interés por aplicar “el principio de inocencia” en todos los actores de este latrocinio organizado y potenciado desde el poder en la última década y poco por acelerar el curso de los acontecimientos, apoyados en el orden y la verdad, la abundancia de pruebas y la cantidad incontables de responsables de estos negocios sucios que se hicieron desde el poder y la política, en épocas del kirchnerismo.
En este momento debemos preguntarnos por qué está preso Lázaro Báez y nadie más, en la causa por lavado de dinero y corrupción de la familia Kirchner que involucra a Cristina, Julio De Vido, Cristóbal López, Osvaldo Sanfelice, José López, Máximo Kirchner, Florencia Kirchner.
José López es un bobo que se propuso arrojar 9 millones de dólares sobre una verja en un pseudo convento y por ese motivo (y fundamentalmente por no tener el arma registrada) fue detenido inicialmente; no por su participación en el fraude de la obra pública.
Pero pareciera que esta clarísima trama de delitos, no ha convencido demasiado a los jueces en causas como Hotesur, Los Sauces o la que lleva adelante el propio Casanello, para poner tras las rejas a quienes han sido actores principales de esta banda dedicada a saquear al erario público, es decir, a robarnos a todos los argentinos.
Todo está a la vista pero a los jueces “no les alcanza”.
Demás está decir que ninguna investigación se inició por iniciativa propia sino que fue por acción del periodismo o de denuncias como las de Carrió y Stolbitzer.
Comenzaron a desfilar por el juzgado de Bonadío los hijos de Lázaro y como es el caso de Martín, se da el lujo de “presentar un escrito”, ni siquiera les cabe la obligación de enfrentar un interrogatorio en la justicia.
Por si esto fuera poco, todos ellos (Martín, Leandro y Luciana) han centralizado en el padre la responsabilidad absoluta, el manejo, las órdenes, los negocios, las relaciones y las decisiones, pretendiendo que nacieron de un repollo y son blancas palomitas sin ningún tipo de conciencia de que cada cosa que hicieron fue ilícita.
Una parte del periodismo nacional, resalta “el enfrentamiento” de la familia, cuando en realidad se trata de una estrategia para concentrar el fuego en el padre, que está jugado y sin fichas en Ezeiza, salvando (o pretendiendo salvar), de esta manera, a los hijos. ¿Nadie ve esto?.
Recordemos que Lázaro ensayó varias estrategias como la “separación” de Calismonte para salvar bienes, la burda llamada telefónica que simularon filtrar a la prensa con la abogada, las dos o tres recusaciones que le hicieron al juez para que la Cámara lo reconfirmara, la denuncia de que Casanello había entrado a Olivos, etc.
Todas maniobras distractivas y demasiado obvias como para creerles en este caso, a quienes han basado su vida en la mentira, el engaño y el fraude.
Personalmente creo que con la inconmensurable cantidad de pruebas que hay sobre los hijos de Lázaro, todos ellos debieran estar acompañando a su padre en Ezeiza.
Especialmente Martín, quien aparece en un video contando millones de dólares mientras fuma un habano en La Rosadita, tiene cuentas off shore, fue el armador de la ruta del dinero y es presidente de las firmas involucradas en los delitos de la obra pública.
También alcanza estas responsabilidades a Leandro y sus hermanas, que tratan de hacerse a un lado, como si hubieran sido parte de un proceso donde inocentes hijos no sabían a qué se dedicaba su padre.
Las firmas en los cientos de cheques rechazados, los pagos a “proveedores” y las erogaciones hacia alquileres truchos, son más que suficiente para que estén viendo la calle desde atrás de una reja.
Echarle la culpa al padre, es la pretensión de la familia, para que la defensa se centre allí y afloje su presión en el resto de los integrantes del clan, que siguen viviendo a costa de los bienes mal habidos y la renta que les producen en el orden del millón de pesos mensuales.
Pero esto solo ocurriría si los jueces involucrados, son tan “inocentes”, que no pueden advertir la maniobra.
Los Báez tratan de fundar su defensa en la obediencia debida, figura que exime de los delitos cometidos a quien, cumpliendo órdenes de un jerárquico, incurriera en acciones tipificadas en el Código Penal, una estrategia bastante azarosa que va necesitar, fundamentalmente, de la complicidad judicial para que esta figura sea creíble y aplicable.
En Argentina para que llegue la justicia (en casos que rocen el poder), se necesitan más que pruebas irrefutables en la comisión de un delito; los jueces que investigan al poder saliente y a los actores necesarios de tantos y tan evidentes actos delictivos, buscan la confesión de parte.
Da la sensación que si no se auto-inculpan los Báez y Cristina, ninguno irá preso.
Es realmente lamentable la imagen que está dando la justicia de nuestro país en el mundo.
Por mucho menos y aún con menos evidencias, ex presidentes y funcionarios de alto rango en países serios, fueron llevados a la cárcel e inhabilitados para ejercer cargos públicos de por vida.
Aquí los hijos de Báez presidieron las empresas, firmaron cheques de todo tipo y valor, hay fraude bancario, estatal e impositivo, hicieron operaciones off shore, crearon empresas truchas, giraron millonarios fondos al exterior, reingresaron millones de dólares, triangularon empresas, acarrearon cientos de millones de dólares y Euros en avión privado de la familia, trucharon licitaciones, balances, firmaron sobreprecios y paralelamente usufructuaron de las mieles de los dineros mal habidos de su padre y toda la familia y ahora pretenden mantenerse al margen de las actividades de Lázaro, como si éste los hubiera obligado a entrar en los negocios sucios.
Realmente solo un idiota puede creer algo así y un corrupto y cómplice, avalarlo.
No sabemos todavía si hay algún juez idiota, corrupto o cómplice, pero si con tanta abundancia de pruebas, claras, concretas, indiscutibles e irrefutables, siguen por más tiempo las excusas y los tecnicismos para que el clan no vaya preso ni devuelva la plata, habrá que buscar entre el universo de jueces, dónde están los lunares de la justicia, que siguen jugando el partido para el arco del kirchnerismo que hoy está fuera del poder, pero que sin duda los tiene adormecidos y buscando lo que jamás conseguirán: que los acusados se autoinculpen o se transformen en “arrepentidos”, figura innecesaria en este caso donde el peso de las pruebas de los delitos y la cantidad de pruebas documentales que se acopian, le impide a los jueces, caminar cómodamente en sus oficinas cada mañana. (Agencia OPI Santa Cruz)
fuente
"OPI Santa Cruz", 24.02.2017
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