DEUDA Y P.B.I.
Mario Blejer: "El tema de la deuda no es un
problema hoy para la Argentina"
El ex presidente del Banco Central afirma que endeudarse no es malo per
sé; analiza las declaraciones de Sturzenegger y es optimista respecto de la
economía local
Mini bio
Edad: 68 años
Profesión: Economista
Trayectoria: Fue presidente del Banco
Central y actualmente es vicepresidente del Banco Hipotecario y director
titular de IRSA
Su tono es pausado, pero sus
definiciones certeras.
Mario Blejer es actualmente vicepresidente del Banco
Hipotecario y director titular de IRSA.
Tiene un doctorado en Economía de la
Universidad de Chicago y fue presidente del Banco Central de la República
Argentina.
Su CV muestra también su paso como
director del centro de estudios del Banco de Inglaterra y asesor del presidente
de la entidad.
Cuenta también con una larga trayectoria de más de 20 años en el
Fondo Monetario Internacional de donde se retiró como senior advisor en 2001.
Antes fue profesor en New York University, en Boston University y en The Hebrew
University of Jerusalem.
Cordobés, hincha de Talleres y, un
amante del cuarteto, analiza las perspectivas internacionales con una mirada
local.
Asegura que el nuevo mundo post Trump supone redefinir varias de las
reglas establecidas y que se debe analizar la emisión de deuda en función de los
proyectos para los que se destina el monto recaudado.
Está convencido de que en
el largo plazo la Argentina tiene el futuro asegurado y da su fórmula para que
eso se convierta en realidad.
-¿El gobierno
argentino está emitiendo más deuda de la que debería?
-El tema de la deuda no puede
tratarse de manera absoluta. Hay que ver para qué es la deuda. Siempre es
recomendable moderarse. Si hablamos de un país que tiene 150% de su producto
bruto interno en deuda, es un problema, pero en los niveles que estamos, es
bajo. No es un problema para la Argentina hoy.
-La referencia
local es de cerca del 20% del PBI...
-Exacto... lo que hay que establecer
es que la deuda relevante es la deuda que tiene el Estado con el sector privado
o el extranjero.
La deuda que tiene con otras agencias del Estado es importante
para otras cosas, pero no relevante.
También es fundamental para qué se usa la
deuda.
Todos los países están hablando de la inversión pública, que vuelve a
ser la estrella.
La pregunta es si es importante y si vale la pena financiarla
con pasivos.
Para mí, sí.
La inversión la va a utilizar la generación próxima,
la que debería pagar por lo menos parte de esa deuda.
-¿A qué se refiere
en concreto?
-Preguntales a los jóvenes si les
gustaría llegar a una sociedad con infraestructura desarrollada,
telecomunicaciones y el iPhone 260 o no sé qué y con una deuda para pagar, o si
prefieren una estructura deteriorada y estar desendeudados.
Seguro que te
responderán que prefieren la infraestructura con deuda.
-La clave es que no
se utilice para gasto corriente...
-Claro. En forma teórica tiene
sentido endeudarse para mejorar la tecnología, porque eso mejora la
competitividad y te va a permitir pagar más fácil la deuda.
Pero si el peso
futuro de esos pasivos te va a condicionar nuevas inversiones, sí es un problema.
-¿Por qué el
segundo semestre nunca llegó?
-Yo creo que no se lo debería haber
llamado así. Fue un error del Gobierno, el único tal vez que le pueda adjudicar
por haber creado expectativas que no eran.
Si no fuera por eso, estaría uno más
conforme con el desarrollo de la política económica.
-¿Cuándo van a
llegar las inversiones?
-No está claro cuándo, y por eso
decía que crear expectativas es complicado.
Pero creo que muchos sectores están
en fase de reparación o renovación de capacidades.
Creo que es el primer paso
que dar antes de la inversión nueva.
Eso a veces no se ve en nuevos galpones,
nuevas fábricas, pero sí podés ver el trabajo que se está generando de nuevo.
Se incrementó la consulta y hay inversiones relativamente chicas en forma
importante.
Ahora, cuándo va a llegar la inversión masiva, va a llegar.
No
olvidemos que el proceso de inversiones en el mundo viene cayendo.
-Hay otro punto que
es bastante técnico, que son los valores de referencia que fija el Banco
Central y que, en definitiva, mueven el valor del dinero. El BCRA decidió
mantener la tasa. ¿Es correcto?
-Sí. Poner una tasa que no es
competitiva con la inflación lleva a dolarizar la economía.
Lo que queremos es
desdolarizar la economía, ¿no es cierto?
Y hacer atractivos los activos locales.
Van en el camino correcto, y creo que cobrar tasas de interés negativas en
términos reales ha sido una política negativa.
Apoyo realmente la estrategia
del Banco Central.
-¿La inflación se
está corrigiendo, como dice el Gobierno?
-La inflación entendida como el alza
de precios viene en una pendiente negativa.
Si el Banco Central llega a su meta
del 17% que creo que va a ser posible a fin de año va a seguir siendo una
inflación alta.
No es para cantar victoria y olvidarse.
Es fundamental que la
inflación esté bajo control y que el Banco Central mantenga esa política,
porque baja la incertidumbre y promueve la inversión.
-¿Es optimista
respecto de la economía local?
-Soy muy optimista con respecto a la
economía local.
Vos sabés que Keynes dijo que, en el largo plazo, estamos todos
muertos.
Pero yo creo que es al revés.
En el largo plazo, la Argentina va a
estar en condiciones extremadamente favorables.
El problema es terminar las
correcciones que se deban hacer.
Este año creo que la economía va a crecer, todos
estamos de acuerdo en eso, pero no en cuánto.
Yo estaría en el nivel más alto
de las proyecciones, alrededor del 4%.
-Esta semana,
Federico Sturzenegger, titular del Banco Central, aseguró que se vienen meses
difíciles en materia de inflación. ¿Qué piensa de ello?
-El problema es que es difícil de
explicar porque para poder luchar contra la inflación lo primero que hay que
hacer es balancear el presupuesto con lo cual hay que bajar los subsidios.
Las
primeras medidas para combatir la inflación son inflacionarias y es una
paradoja que a la gente le cuesta entender.
Pero en el mediano plazo eso se
termina corrigiendo y en el largo plazo no hay dudas: la Argentina tiene el
futuro asegurado.
-¿Qué cambió en el
mundo desde la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos y
cuál va a ser el impacto en nuestro país?
-Está cambiando un poco la percepción
general del mundo.
Sobre todo respecto a la dirección en la que tendría que
desarrollarse el comercio internacional como base del crecimiento.
Todo lo que
habíamos tomado como algo establecido a nivel internacional está siendo
cuestionado, no sólo por el presidente Donald Trump, que es reflejo de un
fenómeno que se está dando a nivel global.
La decisión del Reino Unido de salir
de la Unión Europea está en el mismo sentido.
Hay un rechazo general a lo que
se conoce internacionalmente como establishment.
-Se refiere a la
pérdida de los oficialismos...
-La mayor parte de los referéndum que
se dan en Europa terminan con el Gobierno perdiendo.
Hay una sensación de que,
desde 2008, ha habido una redistribución del ingreso muy injusta.
La percepción
es que quien causó la crisis fue el segmento alto, el sector financiero.
Pero
el que lo pagó fue el segmento bajo.
Esa reacción está generando este tipo de fenómenos.
En ese contexto, vamos en una dirección positiva, porque estamos en el proceso
de corrección de la situación creada anteriormente.
Como parte de esta
recuperación post crisis se sobrereguló el sistema financiero y se necesita un
equilibrio entre lo que había antes y lo que ocurre ahora.
Es parte de lo que
Trump está tratando de hacer y hoy está siendo resistido.
-También existen
otros cuestionamientos...
-Es cierto. El segundo punto que se
está cuestionando en forma global es la cooperación económica internacional en
la forma como está diseñada actualmente.
Se cuestiona el rol de las
instituciones regulatorias, las de crédito y de otros organismos que establecen
reglas de juego.
Es decir, a toda la estructura financiera económica
internacional.
Fuente
“La Nación”, 26.02.2017
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