EL DICCIONARIO
Frágil (Daniel y Cristina y el golpe de realidad)


A Daniel y Cristina los une el poder de la simulación, la construcción de un modo tan frágil que ni el plan más determinado, a la hora de aparentar, resiste lo evidente: la mentira y, peor, la verdad.

Les juro por Batman y sus padres que Roth escribió esto antes que CFK fuera millonaria y antes que Scioli se "dedicara" a la política.

¿Entienden que la realidad es inevitable?
Podés mentir pero, ¿hasta cuándo se puede prolongar una mentira?
No tengo claro si los mentirosos se recuperan de su engaño.
O si en algún momento asumen la condición fraudulenta y se hunden en el Gran Río, más tranquilos, en paz con su conciencia.
¿Por qué alguien miente? Es un proceso extraño que, en general, necesita de otro y de varios otros.
La gran tentación de la mentira es transformarla en verdad. Pero es una ilusión.
Allí encallan los embustes, los engaños, la traición de faltar a la verdad.
Tarde o temprano irrumpe la realidad, el baño doméstico que nos recuerda que somos parte de un todo y todo de una parte (cito a Jorge Drexler en una maravillosa conferencia TED ofrecida en Vancouver, hace menos de un mes).
Le creímos a Cristina y a Daniel. No necesariamente todo, pero sí alguna parte (los que creyeron en todo todavía la pasan mucho peor).
¿Por qué les creímos? ¿Seremos tan mentirosos como ellos? ¿Fueron más vivos que inteligentes? ¿Sabían que un día los íbamos a descubrir o creían que eran elegidos, como profetas e intocables?
Les creímos. Y como sucede con los mentirosos, cada vez les creemos menos.
Y mientras más sabemos, acerca de la mentira y la verdad, peor impresión nos causan.
No nos gusta mirarnos en los espejos que nos devuelven maltrechos, cansados, aburridos. Somos como Borges, que también los odiaba.

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