Abr 4, 2018
Hoy todos vemos lo que pasa con el yacimiento de Río Turbio.
Una empresa utilizada por años para cualquier fin, menos el de obtener carbón.
Destruida, vaciada, sobreabundada de personal, inerte, improductiva, politizada, costosa y que solo ha servido para negocios, transas políticas y apropiación indebida de fondos públicos.
Si ampliamos la mirada y vemos cómo quedó el país después de 12 años de soportar el mismo régimen, no hay mucho para agregar sobre “el modelo”, el cual tiene como base de sustentabilidad la corrupción, la estatización, la concentración de poder y la manipulación total de los recursos en beneficio de algunos y en detrimento de la productividad, el progreso y la inversión genuina.
Elaborar una simple tabla donde se visualicen los costos y los beneficios.
Sin duda el resultado será lo que hoy estamos viendo: una empresa sin rumbo, tapada de deudas, dependiente de los fondos públicos, de los subsidios millonarios para sostener su estructura improductiva, sobredimensionada en personal, con inversiones supermillonarias que no han resuelto el aspecto productivo, cargada de privilegios y sin plan de trabajo ni futuro, por voluntad de los mismos que antes la usaban de caja política y hoy ya no tienen poder pero siembran el caos para evitar los cambios.
Lo lógico sería que los que están dejen el poder y llegue un recambio político, como sucedió a nivel nacional.
Ahora bien, en este momento, el único referente político de la oposición que asoma con alguna chance es Eduardo Costa, sin embargo, las últimas encuestas no le aseguran al empresario que vaya a tener un triunfo claro y con margen suficiente como para descansar tranquilo.
El 28% estable del FPV es un piso demasiado alto para demolerlo con un discurso insulso y poco propositivo como el de Costa, por lo tanto, digamos que su llegada al poder es solo una posibilidad y la otra es que el kirchnerismo, tal vez con alguna cara “remozada”, reaparezca como el ave Fénix.
¿Qué hará luego?
¿Decir que no esperaba encontrarse con una provincia dinamitada?
¿Se asombrará (después de asumir) del estado calamitoso en que va a recibir la salud, la justicia, la educación, el patrimonio y la administración central? ¿Va a empezar a pedir paciencia, aplicará impuestos para paliar el déficit y denegará aumentos y actualizaciones salariales replicando las recetas de ajuste de Macri tras el desastre kirchnerista en la década robada?.
Si no lo hace, la hipocresía quedará de manifiesto, la mentira suplirá a la confianza y el electorado puede llegar a ser muy sensible con los nuevos mentirosos (pregúntenle a Daniel Scioli)
¿Va a tener la decisión de terminar con esto?
¿Podrá (y querrá) hacer cambios reales o solo aparentes?.
Pero será un error político muy grave sustentar la viabilidad de un gobierno, sobre la base de la dependencia nacional.
Es lo que siempre hizo el kirchnerismo en la década ganada, lo cual le permitió mantener enmascarada la realidad tras la llegada indiscriminada de los fondos públicos a Santa Cruz y cuando trastabilló el proyecto, perdiendo el apoyo principal que le iba a dar la fórmula Scioli-Zanini, cayó el velo y comenzamos a vivir en esta provincia la realidad que se manifestó cruda y más aceleradamente desde el 2016 con desocupación, administración central y municipios abarrotados de ñoquis y empleados públicos sin funciones, salarios por debajo de la línea de pobreza, pagos por goteo, atrasos en los sueldos y en los aguinaldos, la vuelta de pagos en negro, atrasos en las jubilaciones, Caja de Servicios Sociales intervenida, desfinanciada y sin servicios, Caja de Previsión de la misma manera con funcionarios ganando sueldos del primer mundo, regalías hipotecadas por años, con la provincia sin energía, sin industrias y comprometido futuro.
Debe saber, además, que perder en las próximas elecciones, sea por medio lícito o ilícito como fue la instauración de la Ley de Lemas para gobernador, será su última apuesta política.
Si sufre un nuevo traspié, ya no podrá volver a intentarlo y le va a hacer muy difícil, también, mantener el liderazgo dentro de su propio partido.
(Agencia OPI Santa Cruz)
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