10 dic 2015

CATILINA Y CICERÓN... ¡¡¡ACTUALÍSIMO!!!

CATILINA Y CICERÓN... ¡¡¡ACTUALÍSIMO!!!



TRIBUNA

“¿Hasta cuando, Catilina, abusarás de nuestra paciencia?”

La sociedad debe vigilar para que se descubra la verdad arrancando las máscaras de quienes pretenden engañarla.

 


La convulsión política que está viviendo Brasil, con sus tramas y conjuras, y con las acusaciones lanzadas entre unos y otros de los protagonistas, aparecen ya reflejadas en textos antiguos
El Rey Salomón acuñó en la Biblia la sentencia: “No hay nada nuevo bajo el sol”. De aquello hace miles de años. 

Hoy, en que los acontecimientos del mundo y la crisis en Brasil, nos asombran y sorprenden como nuevas, necesitaríamos todos, y más los políticos que nos gobiernan, conocer mejor algunos episodios de la historia y la literatura del pasado, para entender mejor lo que acontece a nuestro lado.

En la literatura, de hace más de dos mil años, encontramos ya el juego de ping-pong de mentiras y verdades cruzadas entre los protagonistas y las biografías contrapuestas de santos y villanos.

Aparecen, por ejemplo, significativas, las Catilinarias del senador, jurista, político, escritor y orador romano , Marco Tulio Cicerón y las parábolas evangélicas del sabio e inconformista predicador judío, Jesús de Nazaret.

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Ambas experiencias político-religiosas de hace más de veinte siglos adquieren hoy fuerza y actualidad.

¿Existe hoy una autoridad como la de Cicerón para hablar con convicción y eficacia a los responsables del Congreso y del gobierno de la Nación?

Cicerón fue una pieza clave contra Catilina, el senador populista, con vocación de dictador, ansioso de acumular todo el poder sirviéndose de los plebeyos a quienes intentaba perdonar todas las deudas. Lo desenmascaró con la fuerza de sus famosas Catilinarias, cuyo eco sigue vivo en la Historia de hoy.

El senador y escritor derrotó con su oratoria a Catilina que tuvo que huir de Roma, refugiándose en Pistoia, y cuyos secuaces acabaron vencidos y dispersados.

Las primeras palabras de la más famosa de sus Catilinarias: 

“¿Hasta cuando, Catalina, abusarás de nuestra paciencia?”, fue una pregunta gritada en el plenario del Senado Romano contra su adversario. 

Le incriminó así:

“¿Hasta cuando, Catilina, abusarás de nuestra paciencia?
¿Por cuánto tiempo tu locura se burlará de nosotros?
¿Hasta qué extremos ha de llegar tu audacia desenfrenada?
(….) Ni el temor del pueblo,
ni la confluencia de los hombres honestos,
en este local protegido del Senado,
ni la expresión del voto de estas personas,
¿nada consigue perturbarte?
¿No te das cuenta que tus planes han sido descubiertos?
¿No ves que tu conspiración la han dominado los que la conocen?
¿Quién crees que de nosotros ignora
lo que hiciste la noche pasada y la anterior,
donde estuviste, con quién te encontraste, qué decisión tomaste?
¡O tempora, o mores!”. 

¿Existe hoy una autoridad como la de Cicerón para hablar con convicción y eficacia a los responsables del Congreso y del gobierno de la Nación, y para preguntarles, como lo hizo hace dos mil años el senador a Catilina: ¿”Hasta cuando pretendéis abusar de nuestra paciencia?”

Cien años más tarde de las Catilinarias de Cicerón, otro personaje que ha dejado también huella en la Historia, el profeta judío, Jesús de Nazaret, provocó también a los fariseos, considerados los políticos puros, celantes de la ley, que usaban el poder contra sus adversarios mientras llevaban una doble vida. Jesús, que los calificó de “hipócritas”, les reprobó el colocar sobre las espaldas de la gente “pesos que ellos no soportaban llevar”.

Les gritaba sus anatemas desconcertándoles con sus enigmáticas parábolas. Una de ellas ha atravesado los siglos como una provocación a los que pretenden usar su biografía de hombres justos contra los considerados como pecadores, amonestando a los primeros a tirar la primera piedra contra quienes pretende juzgar a los demás.

La más clásica de esas parábolas es la del fariseo y el publicano. Nos la transmitió el evangelista Lucas (18,9-14) con esta introducción: “A los que se consideraban como justos y menospreciaban a las otros, Jesús les dijo esta parábola”.

En síntesis: dos hombres entran al templo a orar. Uno era fariseo, un puro, y el otro publicano, es decir, recaudador de tributos, considerado por ello mismo, ladrón y pecador.
El fariseo, arrogante, en pie, para ser mejor visto, daba gracias en público a Dios porque, decía: “No soy como los otros, ladrón, injusto, adúltero, ni como ese publicano”.

El recaudador de Hacienda, medio escondido al final del templo, con los ojos bajos, rezaba diciendo: “Dios, compadécete de este pecador”.

Jesús, el provocador, explicó: “el publicano salió del templo perdonado y el fariseo, juzgado”. ¿Cómo así? Jesús explicó que quién se jacta de ser justo, acabará derrotado y el que confiesa ser pecador, será victorioso. 

Podría traducirse también que los que son incapaces de reconocer sus errores, acaban a la postre derrotados ya que se les perdona mejor a quienes son capaces de reconocer que se equivocaron.

Los sabios, antiguos y modernos, nos enseñan que las cosas, en política y en la vida, no son siempre tan evidentes como creemos o como intentan imponerlas. La realidad es siempre más compleja de lo que parece.

Para entenderla, sin dejarnos llevar por espejismo, es necesario, también hoy saber descifrar, en cada hecho y cada confesión de los políticos, lo que sus palabras esconden de verdad o de mentira.

¿Se acuerdan de las máscaras griegas?

La sociedad debe vigilar y actuar para que la verdad salga a flote, para arrancar las máscaras, de quienes pretenden, como dice el refrán : “darnos gato por liebre”.

fuente
"El País", España, 08.12.2015



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¡BIENVENIDOS, GRACIAS POR ARRIMARSE!

Me atrevo a interpelar, por sentirlos muy cercanos, por más que las apariencias parecieran indicar lo contrario; insisto en lo de la cercanía, por que estamos en el mismo bote – que hace agua - , tenemos pesares, angustias y problemas comunes, recién después vienen las diferencias.

La idea es dialogar, hablar de nuestras cosas, hay textos que nos proporcionan la información básica – no única-, solo es una propuesta como para empezar. La continuidad depende de Ustedes, un eventual resultado adicional depende de todos.La idea es hablar desde un “nosotros” y sobre “nuestro futuro” desde la buena fe, los problemas exigen soluciones que requieren racionalidad, honestidad intelectual que jamás puede nacer desde la parcialidad, la mezquindad, la especulación.

Encontraran en “HASTA EL PELO MÁS DELGADO ...”, textos y opiniones sobre una temática variada y sin un orden temporal, es así no por desorganizado, sino por intención – a Ustedes corresponde juzgar el resultado -.Como no he vivido en una capsula, ya peino canas, tengo opiniones y simpatías, pero de ninguna manera significa dogmatismo, parcialidad cerrada.Soy radical (neto sin adiciones de letras ninguna), pero no se preocupen no es contagiosos … creo, solo una opción en el universo de las ideas argentinas. Las referencias al radicalismo están debidamente identificadas, depende de Ustedes si deciden “pizpear” o no.

El acá y ahora, el nosotros y el futuro constituyen la responsabilidad de todos.Hace más de cuatro décadas, en mi lejana secundaria, de una pasadita que nos dieron por Lógica, recuerdo el Principio de Identidad, era más o menos así: “Si 'A' no es 'A', no es 'A' ni es nada”, por esos años me pareció una reverenda huevada, hoy lo tomo con mucho más respeto y consideración. Variaciones de los mismo: no existe un ligero embarazo; no se puede ser buena gente los días pares.

Llegando al Bicentenario – y aunque se me tildé de negativo- siento que como pueblo, desde 1810, hemos estado paveando … a vos ¿qué te parece?. En algún momento perdimos el rumbo y ahí andamos “como pan que no se vende. Cuentan que don Ángel Vicente Peñaloza decía: “Como ei de andar, en Chile y di a pie, cuando hay de que no hay cunque, cuando hay cunque no hay deque”.

De tanto mirarnos el, ombligo y su pelusa, tenemos un cerebro paralitico, cubierto de telarañas y en estado de grave inanición. Padecemos una trágica concurrencia de factores que nos impiden advertir – debidamente -, este, nuestro triste presente y lo que es peor aún, nos va dejando sin futuro.

A los malos, los maulas, los sotretas, los villanos, los mala leche, los h'jo puta, los podemos enfrentar pero … ¿qué hacemos con los indiferentes, con los que solo se meten en sus cosas, y no advierten que el nosotros y el futuro por más que sean plurales son cosas personalisimas? Y luego dicen que quieren a sus hijos y su familia; ¡JA!, ¡doble JA!, ¡triple JA! (il lupo fero).

¡¡EL REY ESTÁ EN PELOTAS!!, dijo el niño de la calle, hijo de padre desconocido y madre ausente, ese niño es mi héroe favorito.

¿QUÉ ES PEOR LA IGNORANCIA O LA INDIFERENCIA?

¡¡NO LO SÉ Y NO ME IMPORTA!!

El impertinente, el preguntón es nuestra esperanza, nuestro “Chapulin Colorado”.

Mis querido “Chichipios” - diría don Tato- no olviden que además de ver el vaso medio vació o medio lleno, hay que saber que contiene – sino que le pregunten a Socrates - ¡Bienvenidos! Adelante. Julio


Mendoza, 11 de noviembre de 2009.