- Domingo, 22 de noviembre de 2015
La compleja herencia que deja Cristina al próximo gobierno
El nuevo presidente deberá dinamizar una economía estancada con alta inflación, resolver la crisis de reservas del BCRA, atraer inversiones y negociar con Fondos Buitre. También tendrá que reducir la pobreza que golpea a más de 12 millones de personas.
Así es la Argentina que tendrá que gobernar quien hoy sea ungido por las urnas. Los desafíos no sólo provienen del campo económico sino también del social y del político- institucional.
El cierre del ciclo kirchnerista dejó saldos sin duda positivos pero la realidad con la que deberán lidiar Daniel Scioli o Mauricio Macri dista bastante de la que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner narra gustosa por cadena nacional.
El primer problema con el que se encontrará el próximo gobierno es que no tendrá a su disposición las herramientas imprescindibles que tienen todos los países, excepto la Argentina, para cuantificar los logros y fracasos de sus políticas. Las estadísticas públicas fueron brutalmente demolidas en 2007 cuando el kirchnerismo decidió intervenir el Indec. Desde entonces es imposible saber a ciencia cierta cuánta es la inflación, cuántos pobres hay en el país y cuánto ha crecido el producto bruto. La incógnita sobre estos tres números no permite advertir claramente el tamaño de la empresa que deberá desarrollar el gobierno entrante para poder conseguir el país “normal” que prometió Néstor Kirchner en 2003.
Los dos candidatos que hoy se enfrentan en el balotaje esperan reducir, en cuatro años, la inflación a sólo un dígito. Claro que no es lo mismo si ésta es superior a 25 puntos, como coinciden los economistas privados y los institutos estadísticos de algunas provincias, o de 14,5%, como afirmó Axel Kicillof en el mensaje de la Ley de Presupuesto 2016.
El equipo económico del próximo presidente también tendrá como desafío hacer que el país vuelva a la senda del crecimiento. Durante los primeros años del kirchnerismo, la Argentina creció a “tasas chinas” pero desde fines de 2011 el producto se ha estancado. Como precisan Eduardo Levy Yeyati y Marcos Novaro en su libro “Vamos por Todo”, el crecimiento pasó de 8% promedio en el quinquenio 2003-07, a 4% en 2008-11 y a 2 % en 2012-13. Luego, la caída del PBI en 2014, con levísimo repunte, por consumo a crédito, en 2015.
El estancamiento económico convive con la crisis de las reservas del Banco Central, que el gobierno saliente no termina de sincerar.
¿Cuántas reservas hay? La respuesta varía de acuerdo a qué se compute. Los números oficiales indicaban que el miércoles pasado las reservas eran de 26.203 millones de dólares. Pero los expertos de la “city” porteña señalan que en realidad las reservas son casi nulas si se descuentan los yuanes que llegaron por el swap que se firmó en 2014 con China, las garantías con la que los bancos respaldan los depósitos de sus clientes, los depósitos “inmovilizados” que tienen sentencia judicial, los Lebac y los Cedines, entre otros activos “dibujados”.
El valor del dólar fue una de las grandes polémicas del final de la campaña presidencial. Cuántos pesos serán necesarios para adquirir un billete estadounidense dependerá de qué haga el próximo gobierno con el cepo que se puso al mercado cambiario en 2011para frenar la sangría de divisas, que se había acelerado por la brusca caída en la balanza comercial tras la pérdida de la “soberanía energética”.
Paralelamente, de la dimensión de la devaluación dependerá si hay una nueva espiral inflacionaria. La disyuntiva es mayor porque en este cóctel explosivo también entra un déficit fiscal que rondará el 6% del PBI.
La llegada de inversiones y el fortalecimiento de las reservas del BCRA están también ligadas a la resolución del conflicto judicial con los fondos buitre y los acreedores que no quisieron aceptar las condiciones de la reestructuración de la deuda defaulteada en 2002.
El desarrollo humano
La prepotencia del “relato” kirchnerista no logró sacar de la campaña un tema que contrasta con los logros de la “década ganada”. Nos referimos a la pobreza. La Presidente aseguró que la misma sólo afecta a un 5% de la población y que por lo tanto la Argentina está mejor que Alemania en ese parámetro. Sin embargo, el país dejó de medir la pobreza en enero de 2014 cuando cambió la forma de cuantificar la inflación (pasó del Índice de Precios al Consumidor del Gran Buenos Aires al Índice de Precios al Consumidor Nacional Urbano).
Si Cristina Fernández dijera la verdad, sólo medio millón de personas están hoy bajo la línea de pobreza. Pero el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina maneja, desde hace años, números muy diferentes. El indicador de la UCA arrojó que el 28,7% de la población, es decir más de 12 millones de argentinos, eran pobres a mediados de este 2015.
La inseguridad, el otro gran tema de la agenda social, también tiene que ver con la desigualdad social. El proceso eleccionario que hoy llega a su fin puso sobre el tapete, como nunca antes, que para una enorme cantidad de personas el narcotráfico es uno de sus principales temores. Hace sólo cuatro años, este tópico no tenía tal importancia en los sondeos de opinión pública y no logró colarse en la campaña cuando Cristina fue reelecta en 2011.
fuente
"Los Andes", 22.11.2015
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