La bomba que Kicillof deja como regalo al próximo Gobierno: un "calendario hot" de vencimientos de deuda
09-11-2015 A contramano del discurso del "desendeudamiento", la situación real de las cuentas públicas marcan urgencias para la nueva gestión, que deberá hacer frente, durante 2016, a una explosiva deuda de $100.000 millones, más otro monto en dólares de u$s8.000 millones, sin contar los pagos a los holdout
Cuando aún no se acallaron las voces con respecto al vencimiento del Boden 2015 y el escaso éxito que tuvo el lanzamiento del Bonar 2020 -apenas se logró reunir poco más de u$s630 millones, cuando se aspiraba a alcanzar u$s1.500 millones-, las urgencias marcadas por el calendario de futuros vencimientos vuelve a estar en el centro de la escena.
Por lo pronto, de aquí a fin de año se contabilizan pagos -sólo contando bonos del Estado nacional- del orden de los u$s520 millones, que si bien puede parecer una cifra menor, cobran trascendencia ante la flaqueza que exhiben hoy las reservas del Banco Central.
Lejos de los u$s27.700 millones que informa la entidad monetaria en concepto de tenencias brutas, la conclusión que arrojan diversos economistas es que las netas se ubican entre los u$s3.000 millones y los u$s7.000 millones.
Se llega a esa cifra después de los "descuentos" que los expertos hacen a la cifra oficial. Por caso, Miguel Kiguel afirma que al monto total hay que descontarles los u$s11.000 millones del intercambio de monedas con China, otros u$s8.500 millones de encajes por depósitos en dólares y cerca de u$s2.000 millones bloqueados por Griesa que se le deben pagar a los bonistas.
Esta cuenta arroja como resultado que en la actualidad las tenencias netas están por debajo de los u$s7.000 millones.
Cifra que incluso resulta más baja que los u$s9.000 millones que se adeudan a importadores.
Pero la cuestión se complicará aun más de aquí a fin de año, ya que según las proyecciones del director de Econviews, las mismas continuarán en un derrotero bajista hasta alcanzar un nivel de u$s4.100 millones. Es decir, apenas el 15% de lo que estaría comunicando oficialmente el BCRA.
Y hay quienes tienen una visión todavía más escéptica, como el ex secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, quien afirmó a iProfesional que "las tenencias líquidas no superan los u$s3.000 millones".
Como consecuencia de este marcado deterioro, desde el Instituto Argentino de Análisis Financiero (IARAF) sostienen que la próxima gestión "se encontrará con una relación reservas/PBI que podría tocar el peor nivel desde la hiperinflación de los ´80".
Este año los pagos de deuda pública en dólares del Tesoro ascienden a poco más de u$s11.500 millones, pero no termina ahí el problema. La presión sobre las reservas se incrementa porque además el BCRA terminará vendiendo este año, en el mercado cambiario oficial, dólares por alrededor de u$s6.000 millones, por lo que se llega a un total de u$s17.500 millones.
Como si fuera poco, deben tenerse en cuenta los vencimientos de bonos de las provincias y la deuda de empresas privadas por un total de u$s3.500 millones.
Pese a lo abultado de las ventas, el saldo de las reservas brutas caería mucho menos, pues apenas restaría u$s6.000 millones, en gran medida por la contabilización de los yuanes prestados por el Banco Popular de China.
"En definitiva, el BCRA tiene cada vez una mayor proporción de yuanes y menor proporción de dólares", confirman desde M&S Consultores.
"Para peor, las divisas que posee son cada vez menos propias y más de la gente y los bancos: son los depósitos en el sistema bancario y letras emitidas por el BCRA en moneda estadounidense", agregan desde la consultora que dirigen Carlos Melconian y Rodolfo Santángelo.
"Cuando asuma el 10 de diciembre, el próximo Gobierno dispondrá en el BCRA de cero dólares propios", afirman.
Del desendeudamiento al reendeudamiento
Con semejante panorama, todo hace prever que la consigna del "desendeudamiento" será rápidamente archivada para intentar un regreso al mercado de capitales que permita oxigenar las cuentas del Banco Central y "lubricar" una economía necesitada de divisas.
De hecho, los postulantes a la presidencia se manifiestan a favor de volver rápidamente a los mercados, a través de tomar nuevos préstamos. De esta manera se dejará de lado el prefijo "des" para pasar a utilizar el "re".
Desde M&S sostienen que, para los candidatos, "la reubicación de la deuda pública en el centro de la escena es alentada incluso desde huestes del propio oficialismo que fue retóricamente el campeón del ‘desendeudamiento'".
Por lo tanto, el total de compromisos ya asumidos pasó de ser el enemigo público número uno a convertirse de la noche a la mañana en la herramienta mágica que solucionará todos los problemas de la economía, ya que será la clave para suavizar los costos que surgirán de un ajuste que muchos consideran imprescindible.
En tal sentido, el ex viceministro de Economía y Director de la consultora Quantum, Daniel Marx, sostuvo que para evitar problemas en la obtención de estos fondos, "debería haber un marco de normalización, tanto en materia fiscal como de situaciones de litigio para mejorar las condiciones de credibilidad" del país.
No obstante, la sospecha instalada en el mercado es que el sólo hecho de tomar deuda en el exterior no será para nada la solución definitiva los problemas que deberán enfrentarse a partir de diciembre.
Esto es así ya que las prioridades ineludibles para la próxima gestión pasarán por recuperar el crédito y normalizar el vínculo con los acreedores internos y externos, para luego sí, volver a los mercados de capitales.
¿Cuánto vence el año que viene?
Los compromisos del 2016 serán muy elevados, porque buena parte de los mismos provendrá, aunque suene ilógico, de la propia política de "desendeudamiento" que ha llevado a que cada vencimiento implique una pérdida de reservas. Y es en este punto donde puede cobrar importancia el relanzamiento del país en el mercado financiero internacional.
En tal sentido, el economista Darío Epstein sostiene que "el programa financiero se complica de cara al 2016, a pesar de que haya menos pagos de intereses de deuda pública".
Sólo por vencimientos de capital en dólares, se debrán pagar u$s4.252 millones a los que se agregan otros u$s3.703 millones en concepto de intereses.
En cuanto a la distribución de los mismos, la mayor parte corresponde a títulos públicos, aunque también son significativos las cancelaciones a efectuar a organismos internacionales (BID, Banco Mundial, etc.) y al Club de París.
En cuanto a la deuda en pesos, que rondaría los $100.000 millones, el 95% corresponde a títulos públicos de corto plazo, en especial los Bonac.
"Más del 60% de los servicios de deuda para 2016 estarán constituidos por obligaciones con organismos públicos nacionales que, en su gran mayoría, tendrán recursos necesarios y la autorización correspondiente para refinanciarlos. Los principales vencimientos estarán asociados con el pago al Club de París (mayo de 2016) y los intereses de los bonos Discount y Par", agrega Epstein.
Es por este cuadro de situación que resulta clave avanzar en el objetivo de retornar a los mercados, pues se avanzará un paso en cuanto a la forma que se trata en cualquier país "normal" el endeudamiento. Es decir, tomar nuevos fondos para pagar aquello que vence.
Fue precisamente la imposibilidad de poder hacerlo la que obligó al Gobierno a cancelar en "cash" el Boden 2015 a principios de mes.
En caso de obtener el crédito, ¿para qué se lo utilizaría? En principio, según M&S, la próxima administración deberá afrontar el siguiente esquema:
• Los compromisos en pesos del Tesoro, que en 2015 crecieron en forma exponencial explotaron y que sumarán casi $100.000 millones.
• Los intereses a pagar por las letras del BCRA (Lebac) más las eventuales pérdidas por diferencias de cambio derivadas de las ventas de dólares futuros, que sumarían unos $130.000 millones.
• Los vencimientos en moneda extranjera por casi u$s10.000 millones, incluyendo los pagos trabados por Griesa.
• La hipotética reestructuración de la deuda con los holdouts, que podría sumar la entrega de bonos por entre u$s15.000 millones y u$s18.000 millones.
• El fortalecimiento de la posición de reservas, si se las considera en su versión "neta", libre de pasivos.
Un argumento que impulsa este cambio pendular es que el volumen de deuda pública actual sería muy bajo, aunque este punto también es objeto de controversia entre los analistas.
Según los "papers" oficiales, la deuda pública sería inferior a 15 puntos del PBI. Claro está que para llegar a ese porcentaje, no se contabiliza la derivada de los holdouts, el cupón del PBI y las Lebac del BCRA.
Pero tampoco se toma en cuenta el compromiso que se mantiene con el Banco Central y la Anses.
Si se ajustan las cuentas, este año la deuda total del sector público con el sector privado (en pesos y en dólares) se estima en torno al 27% del PBI, de los cuales 17 puntos porcentuales corresponden a compromisos en moneda estadounidense.
"Se llega a este monto contabilizando lo que se le debe a organismos internacionales, el Club de París, los títulos públicos (los bonos reestructurados y el BONAR), el valor técnico del cupón PBI y una simulación de una entrega de bonos para reestructurar la cuenta con los holdouts", aportan desde M&S.
La deuda pública en moneda local incluye los títulos emitidos por el Tesoro (bonos reestructurados, Bonar, Bonac, Bonad), préstamos, el valor técnico del cupón PBI y también las letras del BCRA.
Pero ese 27% no es el número final, ya que habría que sumarle otro tanto correspondiente al compromiso que mantiene el Tesoro con el BCRA y la ANSES. Un tema no menor si se tiene en cuenta que en enero próximo vence una Letra que se le entregó al Central contra el uso de reservas para el pago al FMI en 2006.
Sumando ambos porcentajes, se arriba a un monto que asciende a 53 puntos del PBI en 2015.
Igual pero diferente al 2001
Tomando en cuenta esas correcciones, el monto total de deuda es similar al que registraba la Argentina en 2001 previo a la cesación de pagos.
No obstante, la gran diferencia es que en aquel momento era en gran medida emitida en dólares y con el sector privado, mientras que hoy en día la mitad es dentro del propio Estado y un tercio es en pesos.
Más allá de esta cuestión, se puede concluir que el año próximo el nuevo Gobierno deberá hacer frente a un enorme vencimiento de de compromisos en pesos contraídos con el sector privado, del orden de los $100.000 millones.
A esa cifra se le debe sumar, en dólares, unos u$s8.000 millones como mínimo, con posibilidad de que se deban agregar otros u$s2.000 millones en caso de que se destrabe la situación en el juzgado de Thomas Griesa.
fuente
"iProfesional", 09.11.2015
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