Por falta de dólares, no puede descargar un buque petrolero
El M/T Fraternity trae 160.000 metros cúbicos de crudo denominado Escravos, proveniente de Nigeria, que se repartirá entre las principales petroleras del país. De ese total, Oil, la compañía de Cristóbal López, recibirá 46.000 m3; Shell, 40.000 m3; Axion, 28.000 m3 e YPF, 23.000 m3, al igual que Petrobras.
Las petroleras ya le anticiparon el pago de su porción del cargamento a Enarsa, que es la encargada de tomar la demanda y pagar la carga, algo que no ocurrió hasta ahora. El barco debía dejar una parte de la carga en Puerto Rosales.
El buque fue contratado por Statoil, la petrolera estatal noruega. Casualmente, se trata de una empresa que el presidente de YPF, Miguel Galuccio, suele poner como ejemplo de gestión en su sector. La compañía del país nórdico conoce de los cambios argentinos en la planificación. Entre el 18 y el 19 de octubre del año pasado debía colocar un embarque de GNL (gas natural licuado) en una terminal de regasificación en Bahía Blanca, pero el Gobierno había contratado cargamentos en exceso y le pidieron que postergara la entrega.
Aunque desde hace tiempo el Gobierno levanta la bandera del autoabastecimiento energético, algo que se perdió bajo la gestión de Cristina Kirchner, Kicillof convalidó la importación de crudo por su conveniencia económica. Ocurre que el país tiene escasez del denominado crudo liviano, el que mejor rinde en las refinerías nacionales. Es la clase de producto que proviene de Nigeria.
Además, la compra del producto en el exterior es una alternativa para que el país se beneficie con la caída de los precios internacionales, dado que hoy es más barato el petróleo extranjero que el de producción local.
El Gobierno, que desde hace tiempo compra gas en el exterior para compensar la caída en la oferta local, rechazó durante años la importación de petróleo por temor a los titulares de los diarios.
Algo similar había ocurrido el año pasado, cuando al menos tres barcos de gas estuvieron anclados en la costa atlántica por los problemas de Enarsa para hacerse de la divisa norteamericana.
Pero también ocurrió lo contrario: por errores de cálculo, el Ministerio de Planificación ordenó importaciones que superaron las necesidades del país. El British Ruby, un barco que transporta gas natural licuado para la empresa británica BP, debía llegar a las costas de Bahía Blanca el 17 de octubre del año pasado para descargar 130.000 metros cúbicos (m3) mediante un sistema de regasificación. Lo hizo más tarde porque YPF, que actúa por cuenta y orden de Enarsa, le pidió a la compañía británica que postergara la llegada de ese cargamento hasta principios de este año. Lo mismo ocurrió con el GNL Libra, cuyo proveedor es Gas Natural, en octubre.
fuente
"La Nación", 20.11.2015
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