sábado 28 de noviembre 2015
María Julia Oliván: "En estos 12 años a ningún argentino le fue tan bien como a la Presidente"
Por: Tatiana SchapiroQué futuro imagina para Cristina Kirchner, las causas de corrupción, el temor a La Cámpora, quién liderará la oposición y los desafíos del nuevo gobierno, en esta charla de la periodista y conductora con Infobae
— Ganó Macri, tal vez porque Cristina perdió hace ya un tiempo la confianza de la gente. El margen de diferencia fue muy chico, evidentemente hay un país que está dividido en su forma de pensar, pero lo que ha sucedido con el PRO me parece que casi todos los analistas lo han subestimado. Ha logrado una hazaña muy complicada de una manera muy contundente en tres distritos súper importantes como el Nacional, Ciudad y Provincia de Buenos Aires. Así que sobre todo ganó Macri.
—¿Qué rol imaginás para Cristina después del 10 de Diciembre?
—La derrota del domingo, si bien no fue por un amplio margen, a Cristina Kirchner y a Daniel Scioli en segundo término, los deja en un lugar un poco marginal dentro de la oposición. Ningún líder de oposición ha comenzado luego de una derrota electoral y menos en el PJ. Me cuesta todavía imaginar cuál va a ser el rol de ella y el futuro del sector más ultrakirchnerista que ha operado a su sombra.
"Noto a la Cámpora como una fuerza de movilización o de choque social, y eso un poco me atemoriza"
— En su discurso del miércoles la Presidenta dijo: "No me voy a ir, siempre voy a estar con ustedes". ¿Cómo lo interpretás?
— Seguramente su intención es poder revalidar en los grupos ultrakirchneristas su liderazgo. Hay que ver si eso se puede sostener más allá del poder.
— ¿Puede intentar posicionarse como la líder de la oposición?
— Sí, intentar seguro. Incluso sus declaraciones el mismo día de la elección, violando la veda electoral, fueron discursos de una opositora. El punto es si va a poder ser validada por todo el conjunto. No sé si seguirá el Frente para la Victoria, ya se oye más hablar del peronismo, y el peronismo siempre estuvo enojado con Cristina Kirchner; hasta ahora estuvo marginado en la conformación de las listas. No me imagino un peronismo poniendo el liderazgo de Cristina como cabeza del movimiento.
— ¿Dónde imaginas a la Cámpora en este escenario?
— Los noto como una fuerza de movilización o de choque social, y eso a mí un poco me atemoriza porque para que el nuevo gobierno se asiente uno siempre espera esos 100 días de gracia. La Cámpora, el día de las elecciones, ya estaba llorando la victoria de Macri. Hay como una cuestión de seguir en la calle movilizados, atentos a cualquier cosa que los descontente. Lo que eran los sectores sociales a principios del 2000, los veo un poco en ese rol. La interpretación del lado más kirchnerista es "el pueblo se equivocó y ya van a ver cómo se equivocó".
—En ese sentido, Cristina dijo: "Queremos que al país le vaya bien. No somos el ejército del tanto peor, tanto mejor" ¿Creés que realmente quieren que le vaya bien a este gobierno?
— Uno habla más por sus hechos que por sus palabras. Para que a este gobierno le vaya bien, en principio el saliente debería estar sentando a cada ministro entrante con cada ministro saliente, y abriendo los libros, sobre todo en un país donde las estadísticas no existen y donde las cifras básicas de la macroeconomía están dibujadas. Sería la mejor manera de demostrar que el gobierno quiere que al próximo le vaya bien y que a los argentinos nos vaya bien. Haciendo ni más ni menos que su trabajo; no es un favor que le tiene que hacer Cristina a Macri, es lo que nos debe a todos los ciudadanos argentinos.
— ¿Cómo la imaginas en su fuero interior? ¿Cuál será su más profundo deseo respecto del gobierno de Macri?
—Su más profundo deseo es su lugar en la historia, machacar y ser recordada. Lo va a ser, porque efectivamente es la primera mujer electa Presidenta de los argentinos, por un montón de cosas que han sucedido durante su período y porque también con sus convicciones, equivocada o no, ha tenido una fuerza tremenda para seguir el plan que se había trazado. Noto por sus discursos de hace ya varios meses la obsesión por ser recordada en la historia como una de las políticas más importantes de los últimos tiempos.
— ¿Quiso ser Evita?
— Sí, en muchas cosas ha tratado de copiar. Pero, insisto, hablan más los hechos que las palabras y los hechos demuestran que ella es una señora sumamente millonaria, que se ha enriquecido durante el ejercicio del poder y que si bien los sectores populares han tenido mucha ayuda durante su gobierno y asistencialismo, muy pocos han logrado pasar de ser pobres a ser clase media o crecer patrimonialmente. Más allá de los beneficios financieros que ha habido para comprar bienes de consumo, lo más importante del progreso es la casa propia, y en ese sentido también ha habido muchos planes pero hay una gran parte de la clase media baja que ha quedado afuera de la posibilidad de ser asistida por el Estado y eso es sumamente injusto. Entonces, lo ha intentado, pero los hechos, que hablan más fuerte que las palabras, no la han puesto en esa posición.
— Al respecto dijo: "Nadie puede decir que en estos doce años no ha progresado un poco más de lo que era en su vida".
— Me da siempre mucha curiosidad cómo la Presidenta asocia el progreso de los argentinos con ella. Dice que uno puede trabajar mucho y en otro momento le puede ir mal pero que en el gobierno de ella te fue bien. Tan bien como a la Presidenta no le fue a ningún argentino y tan bien como a los miembros de su gabinete tampoco. Si una persona trabaja doce horas por día y puede irse de vacaciones quince días a Mar del Plata no creo que le tenga que agradecer a la Presidenta.
"No tengo mucha esperanza de que avancen las causas de corrupción"
—Pensando en tus veintidós años de carrera, y en estos doce años en particular ¿Quién crees que debería ir preso?
—Las causas más avanzadas son las que involucran a Amado Boudou, las de enriquecimiento ilícito que involucran a Cristina Kirchner se han cerrado y la causa Hotesur me parece que también está muy avanzada. No tengo mucha esperanza de que avancen las causas de corrupción. Este país enseña muy mal sobre la corrupción, enseña que nadie va preso y que no pasa nada.
— ¿Cuáles son los desafíos más grandes que enfrenta el nuevo gobierno?
— Poder resistir a los embates que vaya a haber de parte de la oposición. Unir al país, dialogar con los medios y con la gente de una forma que no sea confrontativa. Y después los desafíos económicos: reinsertarnos en un mundo más competitivo y poder generar una industria nacional fuerte que no esté basada sólo en la materia prima, desarrollar el sector energético fuertemente y bajar la inflación para que los bolsillos de los trabajadores no se vean afectados por las medidas macroeconómicas. Son muchas cosas las que hay por hacer.
— ¿Crees que la oposición va a ser muy agresiva? ¿No le van a dar su cien días de gracia?
— Sí, puede ser. Pero por otro lado los sindicatos ya están amenazando con que si antes del 10 de diciembre no se juntan con el Ministro de Trabajo entrante van a empezar con un paro.
Los gremios docentes en la provincia también estuvieron amenazando. Hay un prejuicio enorme contra los funcionarios del PRO a los que se les adjudican planes terribles para la sociedad.
— ¿La campaña del miedo tuvo efecto?
— Yo creo que sí.
"Todo el tiempo tienen que estar explicando que no van a hacer lo que los sciolistas dijeron que iban a hacer"
— Se esperan cosas que Mauricio Macri no hizo por ahora.
— No hizo ni anunció. Sí, tuvo un efecto. Definitivamente la pequeña brecha entre un candidato y otro tuvo que ver con el efecto que causó en los sectores tal vez más populares ese miedo a perder derechos. Ahí tenés otro desafío del próximo gobierno: todo el tiempo tienen que estar explicando que no van a hacer lo que los sciolistas dijeron que iban a hacer.
— Explicaste tu salida pero, a la distancia, ya pasado mucho tiempo, ¿te arrepentís de tu paso por 6, 7, 8?
—Hay gente que me dice: "Ay, eras muy inocente". Cuando accedí a conducirlo sinceramente nunca entendí que me estaban proponiendo un programa tan partidario. Cuando lo entendí, cuando me di cuenta que en las discusiones internas con Diego Gvirtz no era escuchada de ninguna manera, justo hubo una derrota enorme del kirchnerismo en las elecciones. Decidí que mi salida no resultara una cuestión de oportunismo, y esperar a que termine mi contrato, por eso duró esos nueve meses mi conducción. Fueron, sinceramente, los peores nueve meses de mi carrera.
— ¿Te trajo consecuencias en lo profesional irte y explicar los motivos?
— La primera consecuencia es que con veintidós años de carrera periodística, pasé nueve meses en 6, 7, 8 y hace seis años estoy explicando por qué me fui. Todavía hay gente que no me cree que me fui yo, la gente más del riñón kirchnerista o ultrakirchnerista. Cuando renuncié me ofrecieron otros programas de la televisión y de la radio públicas. Dije que no porque había entendido que la lógica era esa, no iba a ser naif en una segunda oportunidad porque ya era demasiado, y estuve casi 2 años sin televisión de aire, con mucho menos trabajo. Tuve que empezar de alguna manera de nuevo, en relación a que venía trabajando en el 11, en el 13, como conductora o co-conductora de ciclos, y reingresé a la tele como panelista de Intratables.
—¿Es difícil ser mujer en el periodismo?
—En el periodismo político yo siento que todavía sí, que la palabra no está equitativamente distribuida. Yo me indigno... desde las coberturas de las elecciones y los debates, las cabezas de transmisión de casi todos los canales, excepto Telefé, eran hombres. Los debates los conducen hombres. Los analistas políticos, semiólogos, sociólogos y consultores, en su gran mayoría son hombres, hasta los grandes columnistas de opinión son casi todos hombres. Persiste en los medios un machismo anacrónico.
— A pesar de tener hasta el 10 de diciembre una Presidente mujer.
—No me parece que Cristina Fernández de Kirchner haya bregado demasiado por derechos hacia la mujer. Esta semana se produjo una nueva marcha de Ni una menos y las políticas de género todavía no han sido instrumentadas en nuestro país. Tampoco hay un gabinete demasiado equitativo. Todavía eso es una materia pendiente, a pesar de que hayamos tenido la primera mujer Presidenta electa.
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fuente
"Infobae", 28.11.2015
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