Richard House es el director de deuda de mercados emergentes de Standard Life Investment, una cartera que administra US$ 378.000 millones en acciones. Viajó a Buenos Aires esta semana como tantos otros inversores internacionales para analizar opciones de inversión. Pero decidió no desembarcar con sus capitales en el país disuadido por la brecha entre el dólar oficial y el blue. “Todos saben que habrá devaluación” dijo al portal Market Axess Daily.
De acuerdo con el reporte, muchos inversores no quieren venir al país mientras perciban que la moneda está artificialmente alta por temor a ver sus activos licuarse con una inminente devaluación. Pero estarían dispuestos a hacerlo una vez que el peso, no solo devalúe, sino se estabilice. También señalan que sin una flexibilización de los controles de capital que les permita girar ganancias, ven poco atractivo el ingreso de divisas en el país.
Marcelo Assalin, director de deuda de mercados emergentes de otro grupo inversor señaló a Market Axess Daily que “Los inversores no invertirán en Argentina hasta que tengamos una devaluación. Los inversores necesitan estar tranquilos de que no están cayendo en otra trampa”. Su empresa, NN Investment Partners, que administa activos por US$ 191.230 millones, se retiró de Argentina en 2014 por las dudas acerca de la posibilidad de repatriar el dinero invertido a su país.
Para los inversores extranjeros Argentina es un país atractivo por sus grandes oportunidades y la victoria de Mauricio Macri les resulta auspiciosa, pero se sienten disuadidos por la falta de horizontes de previsibilidad. “Los inversores no han cambiado su decisión de apoyo al nuevo gobierno, pero sí han resuelto posponer las inversiones hasta que se termine de delinear las políticas monetarias y de evaluar la situación fiscal” señaló un especialista en relación al déficit adicional que deberá pilotear el futuro gobierno en relación al fallo de ayer de la Corte Suprema y los gastos que deberá fondear la nación para garantizarle la gobernabilidad a la provincia de Buenos Aires.
En este sentido, el presidente electo deberá dar señales claras respecto al nuevo tipo de cambio y la estabilidad de los precios para salir de este esquema de tipo de cambio alto como ancla anti-inflacionaria si quiere que ingresen estos capitales con los que reforzar las reservas y levantar el cepo.
Devaluar tiene costos sociales conocidos de los cuales la inflación es la más evidente. Aun si desde el equipo económico de Cambiemos sostienen que buena parte de los bienes de la economía ya tienen incorporada una cotización del dólar de $14 entre sus costos y que por ese lado la inflación no va a verse acelerada en caso de devaluar. No obstante, en caso de que el dólar suba a $14, el Banco Central deberá pagar seguros de dólar por montos cercanos a los $4000 por cada contrato de mil dólares. Con una posición abierta estimada el US$ 11.500 millones, el Banco Central deberá emitir al menos $30.000 millones antes de marzo y otros $18.000 millones en los tres meses siguientes.
En otras palabras, la devaluación o sinceramiento del tipo de cambio implica una emisión monetaria en pesos descomunal que puede expandir la base monetaria un 8% adicional en pocos meses. Esto, por su parte, será un elemento de aceleración inflacionaria al que las autoridades deberán dar un cauce alternativo si quieren evitar que se se traslade a precios. Es una maniobra delicada porque de ella depende la estabilidad de la nueva cotización de la moneda y el ingreso de los capitales necesarios para cumplir con la promesa del levantamiento del cepo.
Aun cuando se hayan acordado reuniones entre los principales inversores con el recientemente designado ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, “tampoco se sabe cuánto tiempo va a llevar que (el presidente del Banco Central Alejandro) Vanoli dé un paso al costado” y puedan coordinarse las políticas fiscales y las monetarias para tener una política económica consistente, especificó el especialista consultado.
fuente
"LaPolíticaOnline", 25.11.2015
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