4 sept 2017

BILLETES Y ESTULTICIA







BILLETES Y ESTULTICIA






Al BCRA le costó $ 11.200 millones no emitir billetes de más de 100 pesos


Sep 4, 2017



– 10:40 – La entidad monetaria afrontó mayores costos de impresión durante el kirchnerismo
Por: Javier Blanco
La obstinada decisión oficial de no imprimir billetes de mayor denominación que los de $ 100, entre los años 2008 y 2015, para evitar reconocer el elevado y sostenido nivel que mantenía la inflación, obligó al Banco Central (BCRA) a afrontar un costo adicional de impresión de billetes estimado en $ 11.200 millones, a precios de hoy.
La cifra fue revelada la semana pasada por el actual presidente del ente monetario, Federico Sturzenegger, al disertar en las XII Jornadas Nacionales del Sector Público, organizadas por el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en las que se refirió a los costos que derrama sobre el conjunto de la sociedad la ineficiencia en el manejo del Estado.
Los funcionarios que comandaron el BCRA en aquellos años, a pesar de haberlo sugerido en muchos casos, chocaron con la férrea negativa del Poder Ejecutivo a emitir billetes de mayor denominación. 
Algunos se allanaron y otros debieron dejar sus cargos.
La tozudez llegó a un punto tal que los billetes de $ 100 llegaron a representar el 93% del dinero en circulación (esa proporción era del 71% a junio de 2016, cuando salió a la calle el billete de $ 500, iniciando la nueva familia que se caracteriza por estar ilustrada con imágenes de la fauna autóctona del país).
En aquellos años se dieron situaciones que partieron de lo insólito (como la importación de urgencia desde Brasil, a fines de 2010, usando otro color para la tinta de seguridad y otro diseño y ubicación para la numeración, y la impresión de billetes con dos letras de serie, en lugar de una, desde 2013), para dar lugar a una larga lista de negociados, como la maniobra para comprar y luego estatizar la empresa Ciccone (ante la incapacidad de la Casa de Moneda para dar abasto con la producción), por la que en poco más de un mes comenzará a ser juzgado el ex vicepresidente de la Nación Amado Boudou.
Sturzenegger usó ese ejemplo como prueba del “despilfarro de recursos” y estimó que durante 2017 el BCRA se habrá ahorrado $ 2230 millones en gastos de impresión, dada la inserción que van logrando en el mercado los nuevos billetes de $ 200 y de $ 500 (que hoy ya representan el 35% de la masa total de dinero circulante) y la que agregará el de $ 1000 (que tendrá al hornero como figura) con su próxima aparición, con relación a si se hubiese mantenido sesgada la oferta a billetes nunca mayores de $ 100, como rigió en los hechos desde 1992 (fecha de la primera aparición de este billete), y hasta hace 14 meses.
“El problema es que esa ineficiencia trasladó costos al resto de la sociedad y de la economía, y no sólo referidos a la incomodidad en el manejo de dinero: los cajeros automáticos no daban abasto, el transporte de caudales se encarecía sin límites y las ineficiencias se multiplicaban en todos los sectores”, evocó.
El funcionario ya había explicado meses atrás que al BCRA le costaba $ 1,50 poner un billete cualquiera en la calle, sumando el costo de impresión y el logístico de ponerlo en circulación. 
Ahora recordó además que emitir un billete de 100 pesos, por ejemplo, “es 10 veces más barato que emitir 10 billetes de 10”, para justificar la decisión de avanzar hacia denominaciones más adecuadas a los valores que se manejan en la economía y, a la vez, dar mayor impulso a los pagos electrónicos para ganar en eficiencia y control, incluso en operaciones pequeñas. 
“Se imagina que, con estos costos de impresión, andar emitiendo billetes de $ 2 no es precisamente muy eficiente que digamos”, suele repetir.
Sturzenegger calculó que la política de encubrimiento de la inflación, con su derivado de evitar optimizar la familia de billetes (aun cuando no fuera una política adrede para emitir más billetes y acrecentar contrataciones), “le implicó al país un costo adicional de impresión de 640 millones de dólares, unos 11.200 millones de pesos a precios de hoy) entre los años 2008 y 2015”
Insistió: “Eso es no cuidar el mango. Porque son muchas las cosas que podrían hacerse con esos recursos”. (La Nación)
fuente
"OPI Santa Cruz", 04.09.2017

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Me atrevo a interpelar, por sentirlos muy cercanos, por más que las apariencias parecieran indicar lo contrario; insisto en lo de la cercanía, por que estamos en el mismo bote – que hace agua - , tenemos pesares, angustias y problemas comunes, recién después vienen las diferencias.

La idea es dialogar, hablar de nuestras cosas, hay textos que nos proporcionan la información básica – no única-, solo es una propuesta como para empezar. La continuidad depende de Ustedes, un eventual resultado adicional depende de todos.La idea es hablar desde un “nosotros” y sobre “nuestro futuro” desde la buena fe, los problemas exigen soluciones que requieren racionalidad, honestidad intelectual que jamás puede nacer desde la parcialidad, la mezquindad, la especulación.

Encontraran en “HASTA EL PELO MÁS DELGADO ...”, textos y opiniones sobre una temática variada y sin un orden temporal, es así no por desorganizado, sino por intención – a Ustedes corresponde juzgar el resultado -.Como no he vivido en una capsula, ya peino canas, tengo opiniones y simpatías, pero de ninguna manera significa dogmatismo, parcialidad cerrada.Soy radical (neto sin adiciones de letras ninguna), pero no se preocupen no es contagiosos … creo, solo una opción en el universo de las ideas argentinas. Las referencias al radicalismo están debidamente identificadas, depende de Ustedes si deciden “pizpear” o no.

El acá y ahora, el nosotros y el futuro constituyen la responsabilidad de todos.Hace más de cuatro décadas, en mi lejana secundaria, de una pasadita que nos dieron por Lógica, recuerdo el Principio de Identidad, era más o menos así: “Si 'A' no es 'A', no es 'A' ni es nada”, por esos años me pareció una reverenda huevada, hoy lo tomo con mucho más respeto y consideración. Variaciones de los mismo: no existe un ligero embarazo; no se puede ser buena gente los días pares.

Llegando al Bicentenario – y aunque se me tildé de negativo- siento que como pueblo, desde 1810, hemos estado paveando … a vos ¿qué te parece?. En algún momento perdimos el rumbo y ahí andamos “como pan que no se vende. Cuentan que don Ángel Vicente Peñaloza decía: “Como ei de andar, en Chile y di a pie, cuando hay de que no hay cunque, cuando hay cunque no hay deque”.

De tanto mirarnos el, ombligo y su pelusa, tenemos un cerebro paralitico, cubierto de telarañas y en estado de grave inanición. Padecemos una trágica concurrencia de factores que nos impiden advertir – debidamente -, este, nuestro triste presente y lo que es peor aún, nos va dejando sin futuro.

A los malos, los maulas, los sotretas, los villanos, los mala leche, los h'jo puta, los podemos enfrentar pero … ¿qué hacemos con los indiferentes, con los que solo se meten en sus cosas, y no advierten que el nosotros y el futuro por más que sean plurales son cosas personalisimas? Y luego dicen que quieren a sus hijos y su familia; ¡JA!, ¡doble JA!, ¡triple JA! (il lupo fero).

¡¡EL REY ESTÁ EN PELOTAS!!, dijo el niño de la calle, hijo de padre desconocido y madre ausente, ese niño es mi héroe favorito.

¿QUÉ ES PEOR LA IGNORANCIA O LA INDIFERENCIA?

¡¡NO LO SÉ Y NO ME IMPORTA!!

El impertinente, el preguntón es nuestra esperanza, nuestro “Chapulin Colorado”.

Mis querido “Chichipios” - diría don Tato- no olviden que además de ver el vaso medio vació o medio lleno, hay que saber que contiene – sino que le pregunten a Socrates - ¡Bienvenidos! Adelante. Julio


Mendoza, 11 de noviembre de 2009.