LA REVOLUCIÓN PENDIENTE...
DEL SECTOR DE
LA EDUCACIÓN
El modelo educativo actual ya no es sostenible.
Es un modelo que se creó trás la Segunda Guerra Mundial y que se ha vuelto caro, improductivo, ineficaz, ineficiente y, en consecuencia, totalmente obsoleto.
Pero, desde hace quince años y, principalmente, debido al amplio desarrollo que hemos conocido de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, TIC, se ha puesto en marcha una revolución en la educación que está siendo impulsada por estas nuevas tecnologías.
Por otra parte, una óptima aplicación de estas nuevas tecnologías en el Sector de la Educación exigiría un cambio radical y revolucionario que ocasionaría fuertes impactos y cambios drásticos que, a su vez, afectarian, tanto a nivel de modelos educativos y características y tamaño del personal docente, como en lo referente a las misiones y funcionamiento de las propias instituciones educativas como son: universidades, colegios y demás centros de estudios del Sector de la Educación.
Como ocurre con todos los cambios impulsados por los avances tecnológicos, esta revolución también requiere la destrucción creativa del sector educativo actual.
Sin embargo, existen muchos frenos y cuesta mucho hacerlo porque el modelo actual lo controla el lobby del profesorado que se resiste a la revolución educativa, y aunque es cierto que se logran introducir algunos contenidos educativos en base a la multimedia, ello se hace tímidamente y de modo anecdótico, para así poder mantener el actual “status quo” que goza el profesorado y que actúa como otros rentistas del sistema, a la hora de defender sus privilegios.
Se trata de una vieja historia que se repite constantemente en aquellas épocas que demandan cambios radicales en un determinado sistema.
Los colegios, las escuelas, las universidades, etc., tal como hoy en día están montadas, representan instituciones intensivas en trabajo, con enormes costes fijos debido al personal docente, y que se enfrentan a la competencia de las nuevas tecnologías y a los nuevos procesos sistémicos de adaptación a los cambios estructurales que permiten, tanto reducir el personal contratado, como incrementar los resultados académicos y ajustar mucho más los perfiles educativos de los alumnos a las necesidades de las empresas.
Los dirigentes y trabajadores docentes de los centros educativos que van desde el preescolar, la enseñanza básica obligatoria y el bachillerato, hasta la propia universidad, podrían ser conscientes de la necesidad de introducir grandes cambios.
Pero también es cierto que dichos cambios afectarían a la seguridad sus propios puestos de trabajo.
Desgraciadamente, la respuesta a la amenaza de la aplicación masiva de la multimedia se está basando en frenar su introducción para defender los intereses corporativos del profesorado, a pesar de que esta revolución a introducir en el nuevo modelo educativo sea en bien de los alumnos y de la sociedad.
Los profesores que trabajan dentro de estas obsoletas instituciones educativas, se resisten a la destrucción del modelo educativo actual mediante el que se rigen estas instituciones.
Tratan de mantener unas anacrónicas e insostenibles estructuras de costes que les mantienen a ellos unos privilegios arrancados de un modelo educativo —con su estructura, organización, funcionamiento y resultados— que ya no tiene razón de existir.
El problema es a nivel mundial, donde todo el espectro de los sectores educativos mantiene una resistencia a los necesarios cambios educacionales.
Sin embargo, estos intentos de impedir la aplicación de los avances tecnológicos va a ser una tarea inútil.
La fuerza creciente que estas nuevas tecnologías de la información y la comunicación van teniendo en el resto de las actividades socio-económicas lo demanda con mayor intensidad.
Además, no se pueden poner puertas al campo y los procesos de cambio se van acelerando y demostrando, a la vez, que las aplicaciones de las TIC en el campo de la educación ofrecen resultados mucho mejores y mucho más baratos, a menudo en un orden de magnitud que resulta impresionante.
Es así cómo cada vez es más palpable que el modelo educativo actual se ha convertido en un modelo antiguo, caro, obsoleto y cuajado de fracasos.
Se trata también de un modelo que se caracteriza por la escasez sistémica en el uso de la multimedia y del conocimiento.
Sólo los países que se atrevan a impulsar un cambio revolucionario en su modelo educativo actual y se enfrenten inteligentemente al lobby del profesorado, serán los que podrán contar con los recursos humanos necesarios para poder hacer frente con éxito a la nueva era emergente.
Hoy en día, la universidad, tal como está estructurada, resulta más bien una fábrica de parados o desempleados porque se ha convertido en un fin en sí mismo, vendiendo títulos y masters que no garantizan ningún puesto de trabajo.
El sistema Educativo actual hace tiempo que no responde para nada a las necesidades de la empresas, en su necesidad de renovarse y mostrarse competitivas.
La salida a la Tercera Depresión Económica que actualmente padecemos, también demanda una urgente revolución en su sector educativo y lo que habría que hacer es bien evidente.
Al menos, para los que, desde la Prospectiva Estratégica, llevamos tiempo trabajando en ello.
fuente
"El Blog de Juanjo Gabiña", España, 13.10.2013
Es un modelo que se creó trás la Segunda Guerra Mundial y que se ha vuelto caro, improductivo, ineficaz, ineficiente y, en consecuencia, totalmente obsoleto.
Pero, desde hace quince años y, principalmente, debido al amplio desarrollo que hemos conocido de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, TIC, se ha puesto en marcha una revolución en la educación que está siendo impulsada por estas nuevas tecnologías.
Por otra parte, una óptima aplicación de estas nuevas tecnologías en el Sector de la Educación exigiría un cambio radical y revolucionario que ocasionaría fuertes impactos y cambios drásticos que, a su vez, afectarian, tanto a nivel de modelos educativos y características y tamaño del personal docente, como en lo referente a las misiones y funcionamiento de las propias instituciones educativas como son: universidades, colegios y demás centros de estudios del Sector de la Educación.
Sin embargo, existen muchos frenos y cuesta mucho hacerlo porque el modelo actual lo controla el lobby del profesorado que se resiste a la revolución educativa, y aunque es cierto que se logran introducir algunos contenidos educativos en base a la multimedia, ello se hace tímidamente y de modo anecdótico, para así poder mantener el actual “status quo” que goza el profesorado y que actúa como otros rentistas del sistema, a la hora de defender sus privilegios.
Se trata de una vieja historia que se repite constantemente en aquellas épocas que demandan cambios radicales en un determinado sistema.
Los colegios, las escuelas, las universidades, etc., tal como hoy en día están montadas, representan instituciones intensivas en trabajo, con enormes costes fijos debido al personal docente, y que se enfrentan a la competencia de las nuevas tecnologías y a los nuevos procesos sistémicos de adaptación a los cambios estructurales que permiten, tanto reducir el personal contratado, como incrementar los resultados académicos y ajustar mucho más los perfiles educativos de los alumnos a las necesidades de las empresas.
Los dirigentes y trabajadores docentes de los centros educativos que van desde el preescolar, la enseñanza básica obligatoria y el bachillerato, hasta la propia universidad, podrían ser conscientes de la necesidad de introducir grandes cambios.
Pero también es cierto que dichos cambios afectarían a la seguridad sus propios puestos de trabajo.
Desgraciadamente, la respuesta a la amenaza de la aplicación masiva de la multimedia se está basando en frenar su introducción para defender los intereses corporativos del profesorado, a pesar de que esta revolución a introducir en el nuevo modelo educativo sea en bien de los alumnos y de la sociedad.
Los profesores que trabajan dentro de estas obsoletas instituciones educativas, se resisten a la destrucción del modelo educativo actual mediante el que se rigen estas instituciones.
Tratan de mantener unas anacrónicas e insostenibles estructuras de costes que les mantienen a ellos unos privilegios arrancados de un modelo educativo —con su estructura, organización, funcionamiento y resultados— que ya no tiene razón de existir.
El problema es a nivel mundial, donde todo el espectro de los sectores educativos mantiene una resistencia a los necesarios cambios educacionales.
Sin embargo, estos intentos de impedir la aplicación de los avances tecnológicos va a ser una tarea inútil.
La fuerza creciente que estas nuevas tecnologías de la información y la comunicación van teniendo en el resto de las actividades socio-económicas lo demanda con mayor intensidad.
Además, no se pueden poner puertas al campo y los procesos de cambio se van acelerando y demostrando, a la vez, que las aplicaciones de las TIC en el campo de la educación ofrecen resultados mucho mejores y mucho más baratos, a menudo en un orden de magnitud que resulta impresionante.
Es así cómo cada vez es más palpable que el modelo educativo actual se ha convertido en un modelo antiguo, caro, obsoleto y cuajado de fracasos.
Se trata también de un modelo que se caracteriza por la escasez sistémica en el uso de la multimedia y del conocimiento.
Sólo los países que se atrevan a impulsar un cambio revolucionario en su modelo educativo actual y se enfrenten inteligentemente al lobby del profesorado, serán los que podrán contar con los recursos humanos necesarios para poder hacer frente con éxito a la nueva era emergente.
Hoy en día, la universidad, tal como está estructurada, resulta más bien una fábrica de parados o desempleados porque se ha convertido en un fin en sí mismo, vendiendo títulos y masters que no garantizan ningún puesto de trabajo.
El sistema Educativo actual hace tiempo que no responde para nada a las necesidades de la empresas, en su necesidad de renovarse y mostrarse competitivas.
La salida a la Tercera Depresión Económica que actualmente padecemos, también demanda una urgente revolución en su sector educativo y lo que habría que hacer es bien evidente.
Al menos, para los que, desde la Prospectiva Estratégica, llevamos tiempo trabajando en ello.
fuente
"El Blog de Juanjo Gabiña", España, 13.10.2013
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