Para los productores de fruta de Río Negro, tras años de crisis, evidentemente no alcanzó con un par de decisiones del Gobierno de Mauricio Macri, tomadas en un escritorio.
La quita de retenciones y la devaluación del 50% terminaron siendo medidas que no le mejoraron la rentabilidad a buena parte de los chacareros, responsables de generar lasperas y manzanas que se consumen en el país.
Si se contabiliza lo de la jornada de este martes en Plaza de Mayo, en la Argentina se llevan regaladas o arrojadas al costado del camino cerca de 200.000 kilos de fruta sólo en lo que va del año.
La administración de Macri todavía no logró resolver y terminar con una de las postales que más aversión causan en la opinión pública y de la cual, paradójicamente, sacó provecho la propia Cristina Kirchner quien, a lo largo de su gestión, también debió lidiar con la imagen de productores arrojando peras y manzanas.
"Hemos trabajado mucho todos los argentinos para no volver a pasar por esto", disparó la ex presidenta a través de su cuenta de Twitter, acompañando el mensaje con una foto de un grupo de personas realizando hasta cuatro cuadras de cola para recibir fruta.
“La ficción macrista y el periodismo de guerra inventando propiedades a CFK mientras hay colas por 2 manzanas gratis”, arremetió Cristina unos minutos después.
El cuadro es incluso más paradójico si se considera que, mientras los productores regalan parte de su cosecha como señal de protesta por la falta de rentabilidad, paralelamente los mayoristas y supermercados aprovechan la flexibilización de las trabas para importar cientos de toneladas de fruta desde Chile.
Para agravar el cuadro, la crisis no sólo afecta a los establecimientos del Valle de Río Negro.
También están en apuros las economías regionales vinculadas con la cosecha de naranjas,mandarinas y pomelos, en la región Noreste; o aquellos dedicados al cultivo de algodón, en provincias como Chaco y Tucumán.
Así las cosas, la protesta de los productores en Plaza de Mayo, tras el conjunto de medidas “pro agro”, demuestra que el Gobierno tiene un gran desafío por delante y que no se resuelve sólo con medidas cambiarias.
Dos realidades
Al abordar la crisis del sector frutícola y tratar de entender el cuadro actual, es clave destacar que, en realidad, coexisten dos problemáticas bien diferenciadas:
• Por un lado están los exportadores que padecen dificultades para competir con otros países productores (como Chile, Sudáfrica y Nueva Zelanda), en un contexto en el que losprincipales mercados de consumo (Brasil y Rusia) no reaccionan.
• Por otro, están los productores, que representan al sector más débil de la cadena y cuyo principal problema es que el precio que reciben, en general, no alcanza para cubrir los costos.
Para agravar la situación, están sintiendo la amenaza de la fruta chilena que ingresa a un valor más económico.
La crisis, por cierto, no es responsabilidad plena del Gobierno macrista: hace unos años se contabilizaban 4.000 productores frutícolas repartidos entre Río Negro y Neuquén. Hoyquedan menos de 2.000.
Estos pequeños y medianos chacareros (el 70% tiene menos de cinco hectáreas) le venden la fruta a 290 establecimientos, entre empacadores, exportadores e industrias, que elaboran conservas, mermeladas, jugos y hasta azúcar.
Lo que le critican a la gestión macrista es la falta de medidas específicas para un sector que cobra en pesos, no es responsable de la exportación y al que la devaluación le provocó una fuerte suba de costos.
En medio de este cuadro, este año se sumó otro frente de conflicto: dos de los principales compradores de fruta para los mercados externos achicaron sustancialmente sus operaciones, dejando a los productores con más stock y precios deprimidos.
“Dos gigantes, como Moño Azul y ExpoFrut, que son el equivalente a Cargill para la industria frutícola, ya que solían adquirir el 35% de toda la cosecha del Valle, se achicaron o pasaron a manejarse sólo con fruta propia”, indicó un reconocido empresario frutícola de Río Negro, que pidió off the record.
De modo que los productores no integrados, que no comercializan ni exportan, "súbitamente se encontraron con un inventario difícil de colocar, porque el mercado no estaba preparado para absorber ese volumen", agregó la fuente.
Según Marcelo Loyarte, gerente de la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI), al cuadro general hay que sumarle las granizadas, que dañaron parte de la producción,agravando los problemas financieros de los ruralistas.
“De las 42.000 hectáreas que hay en el Valle, unas 10.000 se vieron afectadas”, indicó.
En este contexto, los expertos agregan una variable fundamental: los precios internacionales se mantuvieron deprimidos, Brasil y Rusia siguen traccionando poco y esto impacta negativamente en el valor de la fruta que se paga a los chacareros.
Esto, en un contexto en el que siguieron creciendo los costos laborales, tributarios, de transporte y logísticos.
Sebastián Hernández, presidente de la Cámara de Fruticultores de Allen, Río Negro, afirmó que en la actualidad la cadena está abonando entre $2,50 y $3 por kilo de manzana, cuando el costo de producción supera los $4.
Según el Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD) que elabora el Área de Economías Regionales de CAME, la diferencia entre lo que cobra el productor y el valor al que llega el kilo de manzanas al consumidor es de casi 10 veces.
Pero la situación de crisis no sólo está concentrada en la región patagónica.
Desde la Federación del Citrus de Entre Ríos, su presidente, Fernando Borgo, advirtió que la cosecha de naranjas y mandarinas también atraviesa un cuadro muy delicado.
“En promedio, el costo de producción de estos dos cultivos es de $1,60 por kilo pero hoy los cosechadores están recibiendo apenas entre $1 y $1,50”, señaló el directivo a este medio, quien agregó que en la última década se perdieron 6.000 hectáreas por falta de rentabilidad.
¿Quién se queda con la diferencia?
Al momento de explicar por qué a los productores se les paga tan poco y la fruta llegaremarcada 10 veces o más a los comercios, los ruralistas no integrados apuntan contra los diferentes eslabones de la cadena.
Su argumento es que los empacadores, mayoristas, distribuidores y supermercados, no sólo son los que están llevándose la mayor parte de la tajada sino que, además, son los que están motorizando las importaciones desde Chile.
En este contexto, la federación que nuclea a empresarios del transporte de cargas (Fadeeac) echó más leña a la hoguera al asegurar que, junto con los cosechadores, quienes movilizan la mercadería representan la “cola del león en la cadena frutícola".
“El desacople entre el productor y el consumidor final no es responsabilidad del transporte de cargas.
Son los intermediarios inescrupulosos que fuerzan situaciones para ganar más dinero”, expresó Juan Aguilar, secretario de la entidad.
“Nos duele que los productores del sur deban regalar el alimento que generan.
Entendemos que se trata de una situación muy crítica.
Sin embargo, muchas veces se culpa al transporteque, justamente, no es formador de precios”, indicaron desde Fadeeac.
Como contrapartida, en diálogo con iProfesional, Juan Vasco Martínez, director de laAsociación de Supermercados Unidos (ASU), afirmó que su sector tampoco tiene la gravitación suficiente como para imponer los valores al público.
Más competencia importada
En medio de este cruce se está dando una situación inédita en años: los productores del Valle ahora deben competir con la fruta que llega desde Chile, en medio de un relajamientode las trabas aduaneras.
Según la consultora Gabinete Mag, hasta mediados de agosto se importaron 755.600 kilos de manzanas desde el país trasandino, casi siete veces más que lo registrado en igual lapso de 2015.
Este cuadro se gestó por una multiplicidad de causas.
En primer lugar, influyen los problemasde inventario: la producción de manzanas el año pasado se derrumbó más del 40%.
Esto, en un contexto en el que se estima que los productores con espaldas tienen guardadas en cámaras de frío unas 120.000 toneladas de fruta, a la espera de mejores precios, una estrategia no exenta de riesgos ni de costos.
En segundo término, influye el hecho de que la Argentina quedó cara en términos de dólar, haciendo más viable la importación.
El directivo de una de las principales empresas exportadoras del país afirmó a este medio que “los chilenos ahora son más competitivos que nosotros”
Según explicó, la caja de manzanas de 19 kilos la están produciendo a un costo que hoy resulta u$s3 más bajo que el nivel que se maneja en el Valle de Río Negro.
Esto permite que los grandes mayoristas y acopiadores consigan manzanas de buena calidad con sello chileno contra culata de camión a unos $15 por kilo, hasta un 15% menos que la fruta nacional.
¿Quiénes son los responsables de realizar estas compras al país trasandino? Según registros de la consultora, casi el 30% del volumen de manzanas fue importado por cadenas de súper.
El resto (casi 550.000 kilos) correspondió a mayoristas.
Sin embargo, fuentes vinculadas con el sector supermercadista argumentaron que se trata de operaciones puntuales y que se está trayendo sólo fruta de buena calidad, que es lo que está escaseando en el mercado doméstico.
"Las importaciones están concentradas en la variedad premium: la red delicious grande.
No se compite con las manzanas más económicas, que son las que se dejaron de cosechar por falta de rentabilidad", argumentó la fuente, que pidió estricto off the record.
De hecho, aseguró que, en calidades más bajas, las compras a Chile no son tan atractivas por el momento.
Y que si bien los volúmenes han aumentado, "se está lejos de causarle un daño a la producción nacional”.
Cabe destacar que, por cuestiones de stock, en 2010 llegaron a importarse 2,3 millones de kilos de manzanas chilenas, el triple que lo que se lleva comprado hasta el momento.
Exportaciones: luces de alerta
Los exportadores están mejor parados que los productores no integrados, es decir, los establecimientos que no tienen planta de empaque, ni distribución ni negocios en el exterior.
“Las empresas que producen, empacan y venden afuera y trabajamos en la productividad, estamos con una ecuación favorable, cruzamos la línea negativa en la que estábamos en 2015.
Pero tampoco es que estamos demasiado cómodos”, afirmó Guillermo Barzi, directivo de Productores Argentinos Integrados (PAI), hoy el segundo grupo exportador de frutos de pepita del país.
Si bien los exportadores cuentan con un mejor tipo de cambio para operar, esto no redundó en mayores volúmenes exportados.
Los envíos al exterior registran tasas de variación negativas: en el caso de las manzanas, la caída llega al 30%. Para lo que es peras, la baja es del 10%.
En parte, por la caída del stock. Por otro lado, porque "Brasil y Rusia, que son de los principales mercados de destino, no están muy dinámicos”, agregó Barzi.
Bajo la óptica de Jorge Day, economista de Fundación Mediterránea, la devaluación y la quita de retenciones (que eran del 5%) trajo algo de alivio a los exportadores pero la competitividad sigue siendo muy “finita”.
“La situación es compleja.
La ecuación del tipo de cambio mejoró respecto del último período del gobierno kirchnerista pero, en general, sigue siendo más adversa que hace seis o diez años”, afirmó el experto.
Según un informe del IERAL, el “poder de compra” de los exportadores de peras y manzanas mejoró entre un 36% y un 40%, respecto de los niveles de noviembre de 2015.
Sin embargo, si el comparativo se realiza respecto de 2010, la situación actual es casi 20% más desfavorable.
Frente a los registros de 2006 –es decir, antes de que se disparen los costos-, el “dólar pera” y el “dólar manzana” hoy tienen entre un 26% y un 50% menos de poder de compra.
“No será fácil salir de la crisis.
La clave está en bajar los costos en divisas, porque la Argentinahoy es cara para exportar fruta”, indicó Day.
En paralelo, Barzi se mostró preocupado por el panorama que se abre, en un contexto en el que se espera un fuerte caudal de dólares, producto del blanqueo: "En diciembre vienen las negociaciones salariales para la cosecha de febrero y marzo y el temor es que los costos internos se vayan hacia arriba y nuevamente se muevan por encima del tipo de cambio”.
En tanto, Loyarte, de CAFI, aseguró que “lo importante será bajar los costos, principalmente los laborales, que son muy elevados.
Esto no significa tocar los salarios sino plantear cómo reducir la carga impositiva que recae sobre las empresas”.
Pero el macrismo también deberá atender el reclamo del sector primario de la cadena frutícola, que es el que está más complicado.
En concreto, los productores piden:
• Que el Estado aporte $50 millones para asisitir a los productores que sufrieron daños porgranizo.
• Que se fije una compensación de $1,50 por kilo para tareas en las chacras.
• Que se implementen precios diferenciales, sin impuestos, para el gasoil.
• La creación de un plan sanitario, con entrega de insumos para combatir las plagas.
• Y, el punto más importante, la creación de un Instituto Nacional de Pera y Manzana para fijar precios mínimos y regular la producción, distribución y comercialización.
Por cierto, la "listita" de pedidos tiene cierto tinte "intervencionista" que no es muy compatible con el estilo macrista.
Además, se asemeja a muchas de las medidas que, en su momento, aplicó el kirchnerismo para otros sectores, como el lácteo, pero con resultados totalmente adversos.
fuente
"iProfesional", 24.08.2016
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