Un nuevo caso de corrupción en la sociedad argentina.
Comprar un paquete de galletitas Chocolinas en la Antártida podría resultar muy caro, pero comprarlas en el Mercado Central para llevarlas después al continente blanco, también.
Según detalla el diario La Nación, se lo conoce como el “Chocolinasgate”, pero es una investigación más amplia, por la adquisición de los víveres para la campaña antártica del verano pasado, en la que se habrían pagado sobreprecios de $ 52 millones, equivalentes al 254%.
Entre los precios que se aceptaron está el que le dio nombre al caso.
El año pasado se convalidó un precio de $ 37,20 por cada uno de los 2900 paquetes de galletitas de chocolate de esa marca.
Hoy se consiguen a $ 17,15 por unidad en el portal digital de un supermercado.
Éste es sólo uno de los centenares de rubros sobrefacturados en los alimentos destinados a abastecer a la misión de argentinos en la Antártida, una investigación que está en pleno desarrollo.
En 2015, el Estado Mayor Conjunto compró al Mercado Central alimentos para ser enviados al continente blanco por $ 85 millones.
Hasta ahí no muchas sorpresas, ya que era parte de un acuerdo firmado con la Secretaría de Comercio Interior en 2010 para la provisión militar.
El procedimiento está expuesto en una causa que ya está en los escritorios de la Oficina Anticorrupción y que seguirá el camino judicial.
“Cuando nos hicimos cargo del mercado recibimos informes de nuestra auditoría interna, que nos mostraban a las claras que en la campaña antártica 2015/2016 había una manifiesta sobrefacturación de más de 250%”, dijo Fabián Miguelez, presidente de la Corporación Mercado Central de Buenos Aires desde enero.
El caso empezó el 5 de noviembre de 2010, cuando se firmó el Convenio Marco de Aprovisionamiento de las Fuerzas Armadas.
Llevó el número 112/10 y lo firmaron los ministerios de Economía y Defensa, la Secretaría de Comercio Interior y la Corporación Mercado Central.
En este marco se envió el convenio interadministrativo para la campaña del verano 2015/2016, desglosado en ocho acuerdos diferenciados en virtud de la mercadería incluida en cada uno.
Según los datos aportados por LNData, Rinorm es una sociedad conformada por dos socios: Ricardo Morales y Norma Gelmini, de ahí su nombre.
La empresa se constituyó en 2008 con un capital de $ 10.000, suscripto en un 90% por Gelmini.
La otra adjudicataria es María Alejandra García Gelmini, con el mismo apellido que la socia mayoritaria de la empresa.
Rinorm y García Gelmini no sólo vendieron Chocolinas con un 216% de sobreprecio.
La botella de agua sin gas de litro y medio la cobraron a $ 29 y seis meses después costaba $ 12.
Fueron 28.440 botellas 242% más caras que las que se conseguían por unidad en un comercio minorista.
También se compraron 26.400 latas de Coca-Cola a $ 27,70, mientras que un semestre después, y con una devaluación de por medio, en el supermercado costaban $ 9,90.
Por la manzana desecada, en envases de cinco kilogramos, se pagó 536% más que lo que se consigue en la góndola.
La lata de arvejas presentó una sobrevaloración de 249%, y la de tomates, que se conseguía al momento de la auditoría a
$ 13,30, se terminó por pagar $ 39,20 por cada una de las 2950 que se embalaron rumbo a la Antártida (+294%).
Con el dulce de leche hubo más cuidado: consolidó un precio por kilo de $ 117,20 (se compraron 542 kilos), un 205% más que lo que costaba en el mercado.
El primer lugar se lo llevó la mortadela.
Según constataron los auditores, los 1115 kilos que se compraron en pieza entera se pagaron a razón de $ 545 cada uno, lo que dio un total de $ 608.232. Seis meses después se constató que esa cantidad se conseguía en el mercado a
$ 52.966.
Las salchichas no se quedaron atrás.
Cada uno de los 5260 paquetes de seis unidades tuvo un valor de $ 59,60.
Hoy, en un supermercado minorista, se consigue un paquete por alrededor de $ 25.
fuente
"nexofin", 08.08.2016
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