La hermandad Echegaray, Lázaro Báez, Cristóbal López
El hoy titular de la Auditoría ayudó sin límites a los amigos del kirchnerismo.
Ricardo Echegaray fue clave para que avanzaran sin control las maniobras irregulares de los grupos empresarios kirchneristas: durante su gestión, la AFIP apañó y protegió a Cristóbal López y al propio Lázaro Báez.
A Lázaro se le armó un equipo especial en la DGI, para tratar de “emprolijar” y “ordenar” el desorden total que tenían sus presentaciones fiscales de Austral Construcciones a causa de las facturas truchas y el investigado lavado de dinero en Hotesur.
Ahora la AFIP estaría analizando el comportamiento de otro grupo kirchnerista: el mediático de Sergio Szpolski-Matías Garfunkel.
Los sabuesos quieren saber si este dúo de empresarios también logró beneficios fiscales como los que Echegaray les concedió a López y a Báez.
Ya la AFIP tuvo problemas para ubicar a Szpolski: estaba escondido en un country, para eludir la notificación de la inspección fiscal.
Para explicar todas las ayudas, el ex titular de la AFIP recurre a un salvoconducto político: actuó por orden de Cristina Kirchner para beneficiar al “rey de las tragamonedas” y al ex bancario.
Cristóbal López tuvo dos planes para empresas al borde de la quiebra –artículo 32–, como denunció La Nación y después el Gobierno.
Pero también se mantuvo en forma sistemática anotado en todos los beneficios de programas preferenciales de pago dados a contribuyentes en problemas.
Así logró estar cinco años con planes especiales de pago y durante ese período expandió sus negocios.
Clarín confirmó que obtuvo esos extraordinarios beneficios sin que existan en la DGI expedientes que justifiquen semejante ayuda fiscal.
Tampoco Echegaray envió inspecciones para determinar la realidad de sus pedidos. No se hicieron, porque de concretarse hubiera ocurrido lo siguiente: la AFIP no habría podido otorgar semejantes beneficios.
López ni siquiera respetó las mínimas formas tributarias. Todas las petroleras están inscriptas –como corresponde– en la DGI Grandes Contribuyentes. Pero Echegaray le autorizó otro artilugio: que su mega-grupo eludiera esa oficina de fiscalización y esté anotado en una laxa repartición de la DGI Palermo.
López –durante ese período de privilegios– adquirió parte de Petrobras en Argentina. Una operación que es investigada por retornos en Brasil.
El ex titular de la DGI, Angel Toninelli, creo un “grupo de apoyo contable” para tratar de ordenar las facturas truchas, el dinero oscuro en Austral y presunto lavado de Hotesur, del Grupo Báez.
La orden a la AFIP se la dio Carlos Zannini.
Etchegaray le transfirió la operación a su segundo, Toninelli, quien a su vez colocó a su hijo, Federico, en el entorno de Báez para controlar las presentaciones y respuestas en el expediente de Hotesur.
Ambos –el ex jefe de la DGI y su hijo– se trasladaron a Río Gallegos varias veces, utilizando el propio avión de Lázaro Báez.
Clarín anticipó que Toninelli hijo viajó varias veces en el avión matricula LV-ZSZ, el mismo que se utilizaba para trasportar el dinero sucio a “La Rosadita”.
Una de las excursiones de Fernando Toninelli habría sido aprovechada por Báez para traer bolsos con plata que la DGI nunca controló.
En otras palabras: los encargados de fiscalizar a Báez y a Hotesur habrían viajado en los aviones del supuesto testaferro de los Kirchner.
Ahora Echegaray es el Auditor General de la Nación. Su primera decisión, sin éxito, fue tratar de no auditar puntos clave de la administración de Cristina.
Su presencia ahí es llamativa después del favoritismo que tuvo hacia los empresarios K.
En el Congreso dicen que su poder radica en que desde la AFIP ayudó a varios políticos, incluso algunos importantes en el actual gobierno, haciendo lo que mejor hizo: tratos preferenciales y fiscalización laxa.
Sus voceros señalan que actuó bien en el caso López y argumentan que la AFIP de Alberto Abad también le dio al “zar del juego” un plan de facilidades por deudas de octubre-diciembre.
Etchegaray llevó a la AGN a todo su equipo íntimo de la AFIP. Todas figuras cuestionadas: Silvana Quinteros, Roberto Propato y Julián Coronel.
Pero se destaca el nombramiento de Guillermo Michel: ocupa la Secretaria Ejecutiva de la Auditoría.
Michel se ocupó –en la AFIP de Echegaray– de liderar un grupo de tareas para perseguir a empresarios, periodistas y jueces que no se alineaban con la Casa Rosada.
El caso más conocido fue el del titular de la Corte Suprema y el del presidente de IDEA, Miguel Blanco.
Hace unas semanas hubo un encuentro exclusivo de los “ceo” de todas las firmas que apoyan el Coloquio de IDEA.
Fue en el Sheraton y allí se cerraron herméticamente las puertas para evitar filtraciones.
Estaban los hombres más importantes del movimiento empresario. Hubo definiciones trascendentes.
En lo político, satisfacción con Mauricio Macri.
Pero en lo económico hablaron en forma descarnada de la realidad.
Se reconoció la fuerte caída de ventas y la desaceleración en la actividad; y se describió un panorama inflacionario que genera inquietud.
También del problema laboral y de la preocupación por la ausencia de un plan antiinflacionario.
Ocurrió algo similar el martes en la Unión Industrial. Ahí el temor tiene nombre: Brasil.
En la UIA sostienen que la crisis política de Brasil va a impactar fuerte en la Argentina: puede ahogar la reactivación que la Casa Rosada promete para el segundo semestre.
fuente
"Clarin.com", 18.03.2016
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