Cristina Kirchner cobra una pensión de $130.000 y Boudou tiene el trámite trabado
La empezó a percibir en febrero.
Desde fines de 2010 recibe otra de un monto similar por su ex esposo
Lo admitió la propia ex presidente ayer en el despacho del juez Claudio Bonadio, en el cuarto piso de los tribunales federales de Comodoro Py 2002.
Cristina Kirchner aseguró que en la actualidad vive de su pensión como ex jefa de Estado y como "viuda de un ex presidente", de acuerdo al acta judicial labrada tras su indagatoria.
Se trata de la Asignación Mensual Vitalicia para ex presidentes que en el caso de la ex mandataria embolsa por duplicado.
A fines del 2010, según publicó en su momento el diario La Nación, había obtenido la pensión que le correspondía a Néstor Kirchner, fallecido en octubre de ese año, y que ella percibe como "viuda", como le aclaró ayer a Bonadio.
En total, recibe unos $260.000 mensuales.
Designó como apoderada para presentar la documentación a la abogada Romina Mercado, una de las hijas de Alicia Kirchner, a cargo de dicho ministerio hasta hace cinco meses.
Hace unas semanas, desde la oficina encargada del trámite le enviaron al ex funcionario una notificación al domicilio registrado por él en el barrio porteño de Puerto Madero porque le faltaba entregar documentación.
Flojo de papeles. El documento volvió rebotado: nadie lo recibió. Se lo enviaron al domicilio de su apoderado.
El ex vicepresidente, procesado a la espera de la elevación a juicio oral del caso Ciccone, investigado por enriquecimiento ilícito y por diversas causas judiciales, todavía no puede cobrar su pensión por sus propias desprolijidades en la presentación de los papeles.
Consultados por este medio, en su entorno dijeron desconocer el tema.
En marzo, Infobae publicó que el Gobierno había resuelto dar de baja el contrato que aún mantenía con la ANSES, por el que había pedido licencia sin goce de sueldo.
Más atrás hay otros casos de pensionados que pasaron por cargos de peso en la función pública con diversa suerte.
Si bien es una obligación del Estado, Julio Cobos, por ejemplo, tuvo congelada su pensión durante más de un año pero no por problemas en la presentación de documentos sino por "cuestiones políticas", según explicaron sus voceros.
Misma suerte habría corrido Adolfo Rodríguez Saá.
Solo vive de su pensión, según sus voceros.
fuente
"infobae", 14.03.2016
Clarín.com » Edición Domingo 03.11.2002 » Política » La jubilación de Yrigoyen, una historia de 33 años de burocracia
UN CASO DE CONTRADICCIONES ENTRE LEYES Y DECRETOS
La jubilación de Yrigoyen, una historia de 33 años de burocracia
Yrigoyen fue derrocado en 1930 por el primer golpe de Estado.
En su interminable expediente jubilatorio intervinieron jueces, abogados, gestores y hasta dos presidentes de facto: Justo y Onganía {1967}.
Pablo Calvo
La jubilación de Hipólito Yrigoyen, dos veces presidente de los argentinos y derrocado en 1930 por el primer golpe de Estado, vivió en un laberinto burocrático durante 33 años, suficientes para que el expediente se convirtiera en un ladrillo de dos kilos de papel, hoy amarillo y ajado.
Fruto de normas contradictorias, juicios al Estado, intervenciones presidenciales y jugadas políticas, el trámite se extendió entre la presentación del certificado de fallecimiento, en 1934, y un decreto del general Juan Carlos Onganía que clausuró la historia en 1967, según surge de una investigación de Clarín.
Yrigoyen, un prócer radical, fue presidente de 1916 a 1922 y de 1928 a 1930.
Apenas murió, el 3 de julio de 1933, su hija Sara reclamó cobrar una pensión derivada de los haberes previsionales de su padre.
No iba a ser tan sencillo.
Una resolución de la Caja Nacional de Jubilaciones y Pensiones Civiles de mayo de 1935 sopló las brasas: "El causante (Yrigoyen) no tenía al morir derecho a jubilación ordinaria. No se acogió a la ley 4.349 y, por tanto, no corresponde a la señorita Sara solicitar la pensión".
La Caja cumplía el rol que hoy tiene la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSeS).
Su Junta de Administración, por dos votos contra uno, resolvió quitar del legajo laboral de Yrigoyen los períodos en que trabajó como presidente: 7 años, 10 meses y 15 días. Cobraba 7.500 pesos de la época.
Con esa quita, no llegaba a completar los requisitos para obtener el beneficio, ya que necesitaba 30 años de aportes y sólo tenía justificados 24 años, 4 meses y 23 días como diputado nacional y docente de la Escuela Normal de Maestras de la Provincia de Buenos Aires, donde dio Historia Argentina e Instrucción Cívica.
El beneficio fue denegado.
El argumento de los funcionarios del período conocido como la "Década Infame" fue que Yrigoyen donó su sueldo a la Sociedad de Beneficencia, sin derivar a la Caja el porcentaje correspondiente, o sea sin acumular años de aporte.
Uno de los documentos más antiguos del expediente data de setiembre de 1934 y da cuenta de cómo actuaban los agentes estatales con respecto a la sucesión de Yrigoyen.
Dice: "El nombrado percibía sus haberes de primer mandatario sin sufrir descuentos exigidos para el fondo de jubilaciones y pensiones y firmando los recibos correspondientes, no existiendo constancia sobre la donación de sus emolumentos".
Las hijas —"hijuelas" según menciona un boletín oficial de la época— denunciaron intencionalidad política y acudieron a la Justicia para reparar la situación.
Ellas insistían en que debían contabilizársele a su padre 32 años, 3 meses y 18 días de aportes.
Y hablaban sólo de la actividad de su padre como docente, diputado nacional y jefe de Estado, sin contar los períodos en que Yrigoyen fue comisario de Balvanera, legislador provincial y administrador general de patentes y sellos a finales del siglo XIX, cuando no estaba montado el sistema previsional.
Yrigoyen llegó a actuar también como miembro del consejo escolar de la parroquia de Balvanera, donde desarrolló el tránsito de comisario a educador de la mano de Domingo Faustino Sarmiento.
Hay registros en los que vuelve a aparecer su inclinación por donar dietas y salarios a entidades de bien público, como el Hospital de Niños y el Asilo de Niños Desvalidos.
Pero el expediente de la jubilación abunda en sobresaltos.
El revuelo fue tal que el presidente de facto Agustín P. Justo decidió intervenir en forma personal y, en cuatro carillas con membrete del Ministerio de Hacienda, decretó que correspondía reconocer a Yrigoyen el tiempo que trabajó en la Casa Rosada.
Como argumento central se tomó el voto en minoría que había dado en su momento el funcionario de la Caja Nacional de Jubilaciones y Pensiones Civiles en favor de otorgar la pensión, donde decía que Yrigoyen "falleció después de haber prestado sobradamente los servicios públicos necesarios para que sus herederos soliciten la pensión".
El decreto conciliador fue sancionado el 29 de febrero de 1936.
Debajo de la firma de Justo aparece la de Roberto Mario Ortiz, su sucesor entre 1938 y 1942.
El beneficio empezó a pagarse, pero con descuentos de todo tipo, siempre con la polémica legal como telón de fondo.
La familia Yrigoyen le hizo juicio al Estado para lograr la devolución inmediata del dinero retenido: "Su mora es evidente y temeraria. El descuento importaría un enriquecimiento ilegítimo" por parte de la caja previsional, advertía la presentación.
En las entrañas del expediente no hay huellas de Juan Domingo Perón, que en 1943 se desempeñó como secretario de Trabajo y Previsión.
Pero durante el primer peronismo la jubilación de Yrigoyen tampoco descansó en paz: fue víctima de 21 embargos judiciales por alquileres impagos y deudas contraídas por Sara, la hija de "El Peludo".
Las notificaciones de juzgados comerciales, federales y de paz tienen tapas de cartulina celeste con los nombres de los demandantes, entre ellos la tienda Gath y Chaves, la Droguería Beretervide, Muebles Díaz, Compañía Unión Molinari, Electrolux Sociedad Anónima y Grandes y Costas, entre otros.
Apenas llegada la "Revolución Libertadora", la familia Yrigoyen volvió a mover el expediente para pedir el levantamiento de los embargos.
El ladrillo de papel —cosido a mano, como las causas judiciales— llegó al escritorio de Onganía, quien decidió encarar una solución final.
Luego de discutirlo con sus asesores en materia previsional, optó por concederle a Sara Yrigoyen una "pensión vitalicia e inembargable" de 75 mil pesos moneda nacional, por su condición de "Hija de".
El decreto 8.885, del 27 de noviembre de 1967, llevó a Sara a renunciar expresamente a la pensión derivada de su padre.
Y así terminó la historia, apretada en dos kilos de papel.
fuente
"Clarin.com", 03.11.2002
{A mayor abundamiento se propone considerar si hay alguna similitud entre dos ex vicedpresidentes: Elpidio González - Amado Boudou}
Elpidio González el Vice de Alvear que se ganaba la vida vendiendo ballenitas y anilinas colibrí en la Plaza de Mayo
Fue Ministro de Guerra (1919) y luego Jefe de la Policía de Capital Federal (1921) durante la presidencia de Hipólito Irigoyen, en el segundo mandato del “Peludo” fue Ministro del Interior (1928).
Llegó a ser Vicepresidente de la Nación junto con Marcelo T. de Alvear (1922-1928).
Cuando llegó al poder, su patrimonio era 350.000 pesos fuertes; en 1930 con la revolución de Uriburu se encontró con deudas por 65.000 pesos, motivo por el cual, le remataron su casa en calle Gorostiaga.
Así fue como el secretario de la Presidencia lo vio vendiendo anilinas en Plaza de Mayo, al comunicárselo al Presidente J.P Justo, éste le entrega un sobre con dinero para Elpidio, ante aquel buen gesto respondió: “No voy a permitir que me ofenda el Presidente ni nadie, por mas buena voluntad que haya en el medio”.
Debido a esta circunstancia, el Diputado conservador Adrián Escobar presenta un proyecto de ley que establece la pensión vitalicia para los ex presidentes y vicepresidentes.
En el debate parlamentario, se hace alusión al caso de Gonzáles.
Cuando un amigo le comenta eufórico a Elpidio que de ahora en mas cobrará 2000 pesos de jubilación por sus funciones, la respuesta fue tajante:
“No, yo no puedo aceptar eso. Hay que servir a la Nación con desinterés personal, y después de disfrutar el honor de haber sido presidente o vice, no se le puede exigir al Estado que nos mantenga con altos sueldos vitalicios”
Pero para no dejar dudas, con la ley ya sancionada y promulgada, envía una carta al Presidente de la republica:
“…cúmpleme dejar constancia ante el señor Presidente, mi decisión irrevocable de no acogerme a los beneficios de dicha ley. Al adoptar esta actitud cumplo con íntimas convicciones de espíritu.
Jamás me puse a meditar acera de las contingencias adversas que los acontecimientos me pudieran deparar. Confió en poder sobrellevar la vida con mi trabajo, sin acogerme a la ayuda de la República, por cuya grandeza he luchado, y si alguna vez he recogido amarguras y sinsabores me siento reconfortado con creces por la fortuna de haberlo dado todo por la felicidad de mi patria”
Murió en 1951 en el Hospital Italiano, sin casa ni familia que lo cuide, con pocos amigos rodeándolo.
Una persona que trabajó y luchó por el bien común, con errores y aciertos, pero con la dignidad intacta de haberlo intentado todo aún en perjuicio de sus intereses personales.
Es la verdadera excepción a la regla de que todo político se enriquece en la función pública, desde aquí este pequeño homenaje a alguien que no es tan recordado, pero bien podría servir de ejemplo a tantos que nos representan.
fuente
"plazade mayo.com/mediosyopinion", 08.10.2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario