por CLAUDIO M. CHIARUTTINI
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). Los armados
políticos de los gobiernos argentinos son complejos.
Desde el regreso de
la democracia, los diferentes presidentes han estructurado y vuelto a
reestructurar a los funcionarios a su mando y a los acuerdos políticos
que tejieron para asegurarse el máximo de poder posible, derivando el
sistema en un presidencialismo exacerbado que alcanzó su máxima expresión con Cristina Fernández, quien hizo carne la expresión histórica “el Estado soy yo”, atribuida, por equivocación, a Luis XIV.
Esto parece no ocurrir con el Gobierno de Mauricio Macri, donde los “errores forzados” y los “balazos en el pie”,
más el estilo comunicacional descontracturado e informal; y la mecánica
de diálogo y consenso que hay entre ministros, ministerios y organismos
descentralizados, crean la necesidad de comenzar a caracterizar la
administración del poder del 2do. armado político que surge en la
Argentina en el siglo 21.
Como pocas veces en la historia reciente, corresponde al poder que se retira “crear” una imagen falsa y deforme de Mauricio Macri. Políticos kirchneristas, periodistas militontos y medios opositores “dibujan” un
Presidente de la Nación que no existe, un sistema de toma de decisiones
que es falsa y una intencionalidad que no tiene que ver con la realidad.
Este grupo de viudas y viudas del kirchnerismo dicen que
> Mauricio Macri ha firmado más Decretos de Necesidad y Urgencia que cualquier otro Presidente de la Nación,
> trata de Gobernar sin el Poder Ejecutivo,
> ignora la Constitución Nacional, e
> intenta conformar un “régimen”, en vez de una república con respeto de la individualidad de los poderes.
1er. error de esta articulación de argumentos falsos o falaces: Se parte del supuesto que el Gobierno de Cristina Fernández respetaba la Constitución Nacional, las instituciones y la independencia de los poderes.
¿Es necesario recordar que fue todo lo contrario? Sí, es necesario.
Hoy, la “batalla cultural” del kirchnerismo es idealizar sus 12 años en el poder y caricaturizar a la Administración Macri.
2do. error: En estas 3 semanas, el Presidente de la Nación
firmó sólo 5 Decretos de Necesidad y Urgencia, sobre un total de 150
decretos publicados.
En el terreno de los DNU, Cristina Fernández firmó 76, Néstor Kirchner 270 y Eduardo Duhalde 158, pero con un agravante: los de Néstor Kirchner y de Eduardo Duhalde nunca tuvieron control parlamentario.
La ley que creó esa obligación es de 2006, como bien lo indica un informe del Centro de Estudios para la Nueva Mayoría.
3ra. falacia: Raúl Ricardo Alfonsín, Carlos Saúl Menem,
Fernando de la Rúa y Eduardo Duhalde asumieron como Presidentes de la
Nación con el compromiso sus respectivas oposiciones de votarles todos
los proyectos de Ley que presentaran en el Congreso los primeros 6 meses
en el poder.
Es la primera vez desde 1983 que la fuerza
opositora, el kirchnerismo, se niega a apoyar las iniciativas
legislativas del nuevo Gobierno.
¿De quién es la culpa de que se
encuentre inactivo el Poder Legislativo?
Es cierto que el Gobierno Macri todavía no logró articular una “alianza” de
bloques parlamentarios para poder pasar por el Congreso los DNU
dictados y los proyectos de Ley por anunciar sin dificultades.
¿Error
del armado político macrista? Sin duda, pero también, resultado del
complejo escenario político que dibujaron las elecciones y del escaso tiempo que hubo entre la 2da. vuelta y la jura del nuevo mandatario.
Tal como bien indicó Andrés Malamud en el diario La Nación, Macri no lidera una coalición o una alianza, tal como hemos visto en los siglos 19 y 20 en la Argentina.
Tampoco busca el consenso. Es un Gobierno de negociación, de negociación constante, en múltiples frentes, con “tomas y dacas” constantes, en reserva, sin que ganen publicidad.
Es una forma desgastante de ejercer el poder y
sólo se puede llevar a cabo cuando quien ocupa la Casa Rosada tiene qué
aportar y los que se sientan enfrente tienen más para ganar negociando
que rompiendo. Pero hay 2 formas de negociación: para ganar poder o para
avanzar con acciones o normativas.
> La 1ra., asegura supervivencia, crecimiento, fortalecimiento y superación política siempre que se obtengan éxitos.
> La 2da., es sólo operativa y, una vez alcanzada la meta, hay que comenzar de nuevo.
¿Cuánto tiempo puede durar esta forma de Gobernar?
Sirve
para el desembarco apresurado y desorganizado en el poder.
Para dar las
primeras estocadas al kirchnerismo en decadencia.
Para lanzar las
primeras medidas de shock para romper con el pasado.
Para establecer las
bases de un gobierno.
En pocas palabras, es transitoria.
Quizás, hasta que se aprueban las primeras grandes leyes en el Congreso, no más.
Luego, habrá que cambiar para poder ganar las elecciones del 2017.
Hoy, Macri está realizando 2 tareas al mismo tiempo:
> erradicando la realidad política, legal y estructural de la Argentina kirchnerista; y
> desgastando al kirchnerismo, quitándole sus banderas, suprimiendo sus mitos, demoliendo el “relato”.
La 1ra. tarea es para cumplir con el mandato del voto que llevó al PRO a la Casa Rosada.
La 2da. tarea es un “servicio” que está prestando el
macrismo al peronismo para que pueda romper las cadenas de sometimiento
voluntario que los tiene encadenado al Frente para la Victoria y a
Cristina Fernández.
En vez de dejar que el kirchnerismo y el peronismo se
fagociten, el macrismo prefiere confrontar con el kirchnerismo para que,
luego, el peronismo lo apoye en la gestión y en el Congreso.
Esta estrategia se vio claramente en la Provincia de Buenos Aires, donde el
kirchnerismo dejó sin Presupuesto 2016 y sin Leyes de Emergencia a la
gobernadora María Eugenia Vidal, pero la consecuencia fue que el
peronismo y los “Barones del Conurbano” ya pidieron negociar a espaldas del Frente para la Victoria.
También se puede decir lo mismo de los primeros tanteos en el
Congreso Nacional, donde el macrismo aparece como avasallador y
rupturista, hasta causar el enojo de sus aliados, sólo para acrecentar
la brecha entre el kirchnerismo y el peronismo.
De esta forma, Macri
pareciera partero del peronismo por nacer y “killer” del kirchnerismo en retirada.
Pero esta estrategia es costosa, demasiado para un mandatario que no lleva un mes en el poder, que desembarcó en la Casa Rosada en medio de un salvaje proceso de aumento de precios, con un “sinceramiento” del tipo de cambio (muy exitoso) que recalentará la conflictividad social y la inflación a partir de febrero y con un armado político incompleto
para pasar por el Congreso la lista de DNU que se acumularán en las
próximas semanas y proyecto de Ley que serán fundantes del macrismo como
etapa política histórica en la Argentina.
Macri se equivocó a nombrar a 2 reemplazantes en la Suprema Corte de Justicia “en comisión” y por decreto.
Ernesto Sanz
protestó (puertas adentro, quizá poque los elegidos no eran los 2 que
él había apalabrado, un constitucionalista cordobés y un integrante de
la Cámara Nacional Electoral) y Elisa Carrió pataleó (puertas afuera pero ella nominó a Horacio Rosatti).
Sin embargo, a partir de allí, todos los “balazos en el pie” y “errores forzados” que cometió el macrismo no generaron reclamos de sus aliados.
Entonces, cabe la pregunta: ¿Hubo negociación previa? Sin duda. Por ejemplo,
> los radicales fueron parte esencial de la negociación del Presupuesto 2016 de la Provincia de Buenos Aires;
> los radicales estuvieron en medio de la intervención de la AFSCA (en especial, Marcelo Stubrin) y su posterior fusión en la AFTIC; y
> los radicales participaron de la negociación trunca por el control de la Comisión Bicameral de Control de los Decretos de Necesidad y Urgencia.
Es necesario conocer al PRO como aparato político.
De la
campaña electoral se tiene en claro que avanzan, en soledad, a todo o
nada.
Si ganan, luego negocian.
No tienen miedo de fracasar.
Y si
fracasan, vuelven a negociar.
Por arremeter en soledad, no ceden de
entrada espacios de poder.
Usan más adelante esa posibilidad. Es decir, son “avaros” a la hora de repartir poder porque ahorran para “después”, algo original como estrategia.
Durante 8 años como Jefe de Gobierno porteño, Macri tuvo pocos
problemas para sacar leyes claves en la Legislatura, pese a que nunca
tuvo mayoría.
Creer que no son capaces de negociar, es un error.
Que le pregunten a Sergio Massa, que hoy mira desde Tigre como el PRO se solaza en la Casa Rosada y en La Plata, mientras él medita su futuro político.
Rosendo Fraga sostiene que al Gobierno le falta “estrategia política”.
Sin duda, pero no implica que no tienen capacidad de negociación y de decisión. En todo caso, le faltan recursos humanos y coordinación.
El PRO es un partido municipal (1) que hoy gobierna la Ciudad de Buenos Aires, la Provincia de Buenos Aires y la Nación; pero se nota la ausencia de cierta meritocracia que, sin embargo, es parte de su discurso político.
Muchas de las normas que ha emitido el Gobierno Macri (desde DNU a simples Decisiones Administrativas) muestran grandes problemas de redacción.
Ciertas decisiones aparecen “flojas de papeles”.
No se sabe si es porque mantienen los textos en la máxima reserva, hasta que los hacen conocer; si no confían en “la línea” que dejó de herencia el kirchnerismo o si es sólo consecuencia de la improvisación y el apresuramiento.
Después de la Resolución 125 y de la Ley de Servicios de
Comunicación Audiovisuales, el kirchnerismo refinó (y mucho) la
redacción de los textos de sus normas fundantes.
Es cierto que muchas
violan el espíritu de la Constitución Nacional y fueron frenadas por la
Justicia, pero eso ocurrió cuando la política se imponía sobre la ley a
la hora de redactar.
Hoy, la responsabilidad de la mayoría de los “errores forzados” y “balazos en el pie” que se ha dado el macrismo es de la Secretaría Legal y Técnica de la Casa Rosada.
El PRO es un partido estrictamente pragmático, pero necesita consolidar con buenos instrumentos legales el resultado de ese pragmatismo, porque al descubrir la brecha el kirchnerismo buscará desgastarlo en eternas batallas legales, judicializando la política.
El año recién comienza. Estará lleno de desafíos, barrera por romper y metas por alcanzar. Por ahora, el saldo es positivo, pero aún falta mucho.
fuente
"urgente 24", 03.01.2016
(1) Cabe comparar el PRO, como estructura política que llega al poder nacional, con lo que era en 2003 el grupo que llegaba desde la Patagonia a la Casa Rosada. Kirchner 2003 o Macri 2015 ¿Cuál de los dos llega con más y mejor equipo propio a la presidencia?