Un viaje a la Jujuy de Tupac: cómo es la vida en uno de los barrios fundados por la organización que comanda Milagro Sala
19-01-2016 A mediados de 2015 un cronista de iProfesional se instaló en un complejo de viviendas levantadas por el grupo que ahora acampa en la plaza jujeña.
Hasta diciembre, la organización funcionó como un Estado paralelo y sumó adhesiones a base de casas y beneficios entregados casi de forma gratuita.
La frase, que en cualquier otro lugar suele ser enarbolada casi como una salida humorística, funciona como una máxima que bien resume la cotidianeidad, el día a día, de un barrio de Palpalá -45.000 habitantes, en la periferia de San Salvador de Jujuy-, bajo control de la organización Tupac Amaru.
A sólo 15 minutos del centro de la capital provincial, reina la certeza de que las reglas que rigen son diferentes a las que predominan en los alrededores del Palacio de Gobierno.
El sol pega fuerte sobre los techos de chapa de las más de 50 casas que el movimiento construyó y repartió entre adeptos y aliados durante los últimos cinco años.
Nadie recuerda la agitación social en los tiempos de un tal Carlos Nolasco "Perro" Santillán.
Cuando se consulta por el destino del gran protagonista de la lucha social en el Norte de los años 90 la respuesta oscila entre el "no lo conozco" y el "lo compraron, ahora maneja una secretaría de Derechos Humanos".
Pleno julio de 2015 y el camino de pedregullo de ferrocarril que se abre en cuanto se toma un desvío de la autopista 15 kilómetros, antes de llegar a San Salvador, deja en claro que hace meses que el cielo no suelta una sola gota.
Las veredas del barrio, abundantes en tierra antes gramilla, confirman el predominio de la sequía.
"Pasa que la mayoría de las casas son nuevas.
Si te fijás hay algunas que tienen verde. Son las que se construyeron primero". Mariana vive en "el barrio de la Tupac" -así lo definirá cada vez- desde hace más de un año.
Recibió una vivienda, reconoce, por gracia de la larga relación política que la familia de su pareja mantiene con Milagro Sala.
Sin mencionarlo de forma concreta, deja entrever que el inmueble de dos habitaciones, comedor, baño, cocina y patio que habita responde a ciertos favores adeudados.
Ese vínculo diferente que culminó con la entrega de la vivienda a Mariana y su familia muestra un rasgo visible: la construcción es una de las pocas del barrio que no posee en el tanque de agua que asoma del techo una pintura que reproduce los rasgos de Eva Perón, el Che Guevara, o el mismo Tupac Amaru.
El rostro en el tanque implica adhesión.
"Nuestra casa fue construida por la organización, pero nosotros tenemos un trato diferente.
No somos parte aunque los tíos de mi pareja, que están con el gobierno de (Eduardo) Fellner, sí tienen vínculos muy cercanos con Milagro", cuenta Mariana.
Sala, reconocen los mismos vecinos de Palpalá, ostenta una autoridad en los barrios que se impone incluso por sobre la figura del gobernador o cualquiera de sus ministros.
Algunos afirman que la dirigente lleva adelante un gobierno paralelo en las áreas donde Tupac Amaru puso en marcha y completó proyectos de viviendas.
"Vas a ver a la noche", anticipa un músico porteño que, previo peregrinar por el resto de América latina, culminó asentándose en Jujuy tras enamorarse de la Puna.
Con la oscuridad llegan las primeras rondas de seguridad.
Pero la protección no corre por cuenta de la policía de Palpalá o Jujuy capital: es provista por serenos que responden a Tupac Amaru.
Sin armas de fuego, pero con bastones de madera en mano, los guardias recorren el barrio de punta a punta hasta la mañana siguiente.
Quien aquí escribe se topó con esta rutina durante los diez días que le tocó residir en ese punto de la ciudad que alberga a los aceros Zapla.
El servicio de seguridad, como casi todo en los complejos de casas levantados por la agrupación de Milagro Sala, se abona pero siempre a un precio simbólico.
En este caso, $35 mensuales.
El pago también alcanza a las viviendas: quienes habitan los nuevos barrios de Palpalá abonan, en concepto de cuota, unos $120 por mes.
Casas de Milagro
El inconveniente, contó una almacenera, está en la titularidad del inmueble.
"La casa es de la Tupac.
En un momento se supone que es tuya, pero nunca sabés bien cuando te va a tocar.
Pueden pasar cuatro años hasta que los papeles pasan a estar a tu nombre .
Mientras tanto, son del movimiento, que es una cooperativa", dijo.
No falta el vecino que, ante la consulta respecto de qué sucede con quien se atrasa en el pago de los $120 mensuales, reitera aquello de "acá es otra cosa".
Y cita un ejemplo de cómo son los códigos dentro de las poblaciones bajo dominio de la organización.
"Si alguien del barrio roba, no es raro que la misma Milagro Sala venga con su gente, te golpee la puerta, y te haga sacar todas tus cosas", recalcó.
"Si no pagás la casa es lo mismo. Viene y te hace desalojar. Y no podés hacer nada porque son de la Tupac hasta que ellos lo decidan.
Como la seguridad también la maneja Milagro Sala, ni siquiera te podés quejar con la policía por lo que hacen", enfatizó.
Tareas no faltan para los residentes del barrio.
Habitar una vivienda de la organización obliga al morador y a su núcleo familiar a participar de todas las actividades y movilizaciones que lleve a cabo la organización.
En una ocasión, dos militantes se hicieron presentes en el lugar para corroborar -planilla mediante- la identidad de los ocupantes de la casa.
Fueron a solicitar la asistencia a un reclamo que el grupo comandado por Sala planeaba concretar en la plaza central de San Salvador de Jujuy.
¿Qué pasa si no se acompaña la movilización?, pregunto este periodista. "No es un buen antecedente porque ya identificaron la casa y saben bien quién se suma y quién no.
Los vecinos cambian la cara. Y el trato, cuando no adherís, pasa a ser otro. Te da un poco de miedo por la seguridad, que te rompan un vidrio o algo", contó el responsable de la casa "censada".
En los comercios del barrio, la posibilidad de interactuar con más vecinos para conocer cómo es que Milagro Sala logra imponer fidelidad es prácticamente nula.
El perfil de turista, pero más aún la condición de foráneo, provoca mayormente silencios entre los habitantes de esa zona de Palpalá.
El beneficio de pertenecer
Por supuesto que hay ciertas acciones de Tupac Amaru sobre las que sí abundan los comentarios y, también, la publicidad.
En este último aspecto, la cartelería es el recurso más elegido y prueba de ello son las múltiples alusiones a Sala que pueden verse sobre todo en la ruta que bordea destinos turísticos como Purmamarca, Tilcara o Humahuaca.
Los avisos anticipan nuevos barrios de casas levantadas por Tupac Amaru, la instalación de escuelas primarias y secundarias o la ampliación de la universidad que la organización posee en la capital jujeña.
En Palpalá, la acción de Milagro Sala también excede a la mera construcción de viviendas.
Así, en el barrio en el que se instaló este cronista funciona un centro comunitario al que los vecinos asisten principalmente para efectuar consultas médicas.
El servicio odontológico es destacado hasta por quienes se oponen a la forma de hacer política que encarna Tupac Amaru.
¿Se puede atender cualquiera?, se consultó. La réplica fue contundente: "Sólo los afiliados a la organización. Y para saber eso tiene que venir con su carnet. Si no, se tiene que irse a atender a San Salvador".
Los beneficios de pertenecer se hacen evidentes en esa zona del norte argentino, sobre todo en el caso de la salud.
Quienes adhieren a Tupac Amaru también acceden a otra "bondad" en Palpalá: cuando el calor pega más fuerte, están habilitados para disfrutar del parque acuático que Milagro Sala construyó en otro barrio de viviendas desarrolladas en el mismo pueblo.
¿Qué pasa si en algún momento la líder pierde el apoyo del kirchnerismo?, preguntó quien escribe. "Además de las casas, ella entrega mucha ayuda social, planes, bolsas de comida.
Si eso pasa lo más probable es que se arme un gran lío en la provincia.
La Tupac tiene que ganar sí o sí", fue la respuesta.
En este primer tramo del nuevo Gobierno, lo oído a mediados de 2015 vuelve a resonar -aunque ahora multiplicado- por las movilizaciones que se suceden cada día en San Salvador y el acampe en la plaza principal.
Nada y todo hacía suponer, seis meses atrás, que el Estado paralelo que ejerce Tupac Amaru hoy se vería reducido a un relato que se parece más un fruto de la imaginación antes que un fenómeno real que, durante años, marcó la vida en la provincia emblema del norte argentino.
fuente
"iProfesional", 19.01.2016
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