Milagro Sala tiene motivos de sobra para estar en la cárcel
Paradojas de la izquierda “cesarista y militarizada”La dirigente retiraba efectivo del banco y su patrimonio duplicaba los bienes de Zannini.
Pasaron más de tres años y medio y todavía recuerdo la melodía:
Nunca había visto, en mi vida, esa capacidad de movilización:en menos de quince minutos Milagro Sala había reunido unas cinco o seis mil personas que me esperaban en la puerta de la sede de la Túpac Amaru.
Cinco o seis mil gargantas que cantaban “Somos buenos, nosotros somos buenos”.
La escena tambaleaba entre el ridículo y el asombro, producía risa y miedo.
Estábamos ahí porque unos días atrás militantes de la Túpac habían golpeado a nuestro equipo, robándole una cámara.
“Robo en poblado y en banda” fue la carátula del expediente fiscal.
Milagro Sala era el exponente personal de algo que veníamos notando en todos los viajes de PPT y que en el interior odiaban escuchar: la democracia parecía no haber llegado nunca; estructuras familiares y medievales que se encaramaban por encima del gobierno de turno, primos, mujeres, hijos y hermanos de los mis mismos.
Las consecuencias de Milagro Sala eran similares pero su origen distinto, y también sus formas.
Unas y otras dinastías elegían el miedo y la extorsión para gobernar, pero mientras en una la dominación era silenciosa, en ésta, en Jujuy, era expansiva: las amenazas con el plan, la extorsión de la afiliación compulsiva, acompañados de patotas que convencían a quien hiciera falta.
La afiliación compulsiva quedó expuesta en medio de una farsa trágica: el radicalismo y el kirchnerismo se disputaban el cadáver de Jorge Ariel Velázquez, afiliado a los K para poder estudiar y militando para los radicales durante la campaña, en cualquier caso asesinado durante la veda electoral, a sus veinte años.
Milagro Sala, aunque victimaria, siempre tuvo claro su papel de víctima: sorprendida por paparazis en el Hotel Casino Conrad de Punta del Este respondía con soltura:
–¿Y qué? ¿No puedo venir por negra?
Negaba que la militancia de la Túpac usara uniforme: ”Es ropa de trabajo”, me dijo aquel día.
Minutos antes me había presentado, uno por uno, a todos sus representantes.
Formaban fila, llegaban encuadrados, saludaban presentándose y pegaban la vuelta. Eran unos cincuenta.
Después, en un cuarto atestado de cámaras de ellos y nuestras, ella se dispuso al diálogo con la compañía de algunos responsables que no estaban en la fila del besamanos.
En frente mío una señora muy excedida de peso que me decía “Milagro es la piedra en el zapato de los políticos” y sacudía un Cartier de cerámica blanco.
Ya se conocían entonces, de sobra, los manejos de Sala retirando efectivo del banco, fotografías de su casa y su declaración patrimonial: duplicaba los bienes de Zannini.
Ante la Oficina Anticorrupción, según publicó Perfil, declaró bienes y depósitos por $ 1.690.000 incluyendo dos casas, un auto y ahorros por más de 118.000 pesos.
Al kirchnerismo le encantaba su origen, su color, su manera de hablar: por fin alguien que había pasado el casting de militante popular.
Tanto le fascinaba que llevó a la Universidad de Quilmes a una conducta más digna de la analfabeta Facultad de Periodismo de La Plata: entregarle una mención honorífica en la cátedra abierta de Género y Sexualidades.
En estos días, con Milagro Sala presa y en medio de una tormenta de argumentos, el kirchnerismo residual argumenta: “¿Pero ustedes vieron las obras que hizo?”, una variante del siglo XXI del “roban pero hacen”.
Argentina discute frente a Sala lo que Europa discutía en los años cincuenta: la paradoja de la “izquierda” entre justicia y libertad que, aquí, todavía, se pregunta si son términos excluyentes.
Entre tanta estupidez y tanto balbuceo, por favor escuchemos a Camus. Albert Camus, Premio Nobel de Literatura 1957, autor entre otros de “La Peste” o “El extranjero”, que escribió: “Si el hombre fracasa en conciliar la justicia y la libertad, fracasa en todo. (…) El gran acontecimiento del siglo XX ha sido el abandono de los valores de la Libertad por parte del movimiento revolucionario, el continuo retroceso del socialismo libertario, frente al socialismo cesarista y militarizado.
Desde entonces, una esperanza ha desaparecido del Mundo, y ha comenzado una soledad para todo hombre libre.
Cuando después de Marx, se comenzó a difundir y a fortificar la idea de que la Libertad es un pasatiempo burgués, se trataba ciertamente de una simple confusión de palabras.
Y estamos pagando todavía esa confusión en las convulsiones del siglo.(…) Es cierto también que no hay Libertad posible para un hombre encadenado al trabajo durante todo el día, y obligado a vivir en montón con su familia en una habitación única.
Pero esto condena a una sociedad y a una clase, no a la necesidad de Libertad, de la que el más pobre de nosotros no puede prescindir.(…) ¿Por el hecho de que la sociedad burguesa habla de Libertad, sin practicarla, es necesario que la sociedad de los trabajadores renuncie a practicarla, jactándose aún de no hablar de ella?
Se ha declarado que primero era necesario la Justicia, y que en cuanto a la Libertad, se vería después, como si los esclavos pudieran esperar obtener Justicia.
Intelectuales dinámicos han declarado a los trabajadores, que el pan era lo único que debía interesarles, como si el trabajador no supiera que su pan dependía también de la Libertad.(…) Sin ceder nada en el plano de la Justicia, no ceder nada en el plano de la Libertad. En particular, las pocas Libertades Democráticas de las cuales gozamos aún, no son ilusiones sin consecuencias, que podemos dejarnos arrebatar sin protesta.(…)
Elegir la Libertad, no es como se quiere hacer entender, elegirla contra la Justicia. Al contrario, hoy se elige la Libertad poniéndose junto a quienes en todas partes sufren y luchan, y sólo allí es necesario elegirla.
Hay que elegirla simultáneamente con la Justicia, y en adelante no se puede elegir la una sin la otra.
Si alguien les quita el pan, suprime al mismo tiempo su Libertad.
Pero si alguien les quita la Libertad, estén seguros que su pan está amenazado, pues ya no dependerá de ustedes ni de su lucha, sino del arbitrio de un amo.
La miseria crece a medida que disminuye la Libertad, y viceversa.
Los oprimidos no quieren ser liberados sólo de su hambre. Quieren también ser liberados de sus amos.
En realidad, ellos serán liberados del hambre, sólo cuando no tengan ya motivos para temer a los amos, a todos los amos.(…)”
Milagro Sala es un títere de esta contradicción.
Tiene motivos de sobra para estar en la cárcel.
Pero eso no significa que la contradicción desaparezca.
Eso recién sucederá cuando el clientelismo se convierta en un escándalo con consecuencias electorales.
fuente
"Clarin.com", 19.01.2016
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