por LUIS MARÍA SERROELS
PARANÁ (Especial para Urgente24). Con muy buenos ojos se hubiera
visto que la dirigencia del Frente para la Victoria se aviniese a
llamarse a silencio para analizar, puertas adentro y desde diferentes
ángulos, la situación derivada de su floja performance electoral el 25
de octubre y su desplome del 22 de noviembre.
En Entre Ríos, el
solitario triunfo en la categoría “gobernador” por un margen austero que
no le resta legitimidad, debería generar preocupación y prudencia a la
vez.
Nadie pretende que los responsables del mal gobierno nacional y
provincial sean quemados en la hoguera política, ni mucho menos.
Pero, como mínimo, se aguarda un profundo examen de conciencia y un
baño de humildad a la hora del balance.
Cristina Fernández terminó su
mandato ostentando el triste privilegio de no haber logrado que el país
crezca en los últimos cuatro años.
En nuestra provincia, a Sergio
Urribarri no le bastaron dos gestiones consecutivas para alcanzar su
proclamado y frustrado “sueño entrerriano”.
Su sucesor deberá cargar con
un cuadro financiero frustrante y desalentador, mientras graves
acusaciones arriban al Palacio de Justicia.
Por ello el nuevo año
preanuncia alternativas impredecibles no exentas de efervescencia
social.
A las utopías urribarristas las barrió el viento de la
improvisación y la ineptitud.
Partiendo de la base de que el principal derrotado el 25 de octubre
fue el gobernador saliente, no se comprende que en los últimos días
hayan comenzado a aparecer en la zona del Centro Cívico pasacalles donde
se expresa Gracias Urribarri-Ahora en Entre Ríos, tenemos futuro.
Sólo
un ilimitado fervor militante podría explicar semejante exabrupto.
Es muy difícil entender qué se busca con esta alusión al ex
principal habitante de la Casa Gris, pero si el actual mandatario se
decidiera a darle a la ciudadanía un informe exhaustivo y pormenorizado
de las cuentas públicas provinciales, ese mensaje callejero rayaría en
el delirio.
No se sabe si es la complejidad y el desorden de los números o el
negro panorama que se cierne para 2016 lo que retarda la difusión clara y
descarnada de cuanto les aguarda a los entrerrianos.
El silencio suena
fuerte cuando trae consigo la posibilidad del lápiz rojo que dibuja
futuros dolores de cabeza.
Ya demasiado dura fue la política impositiva
urribarrista que castigó el bolsillo de los contribuyen impiadosamente,
como para sintonizar los planes actuales en esa frecuencia tan temida
como facilista.
Sólo las buenas migas que parecen cobrar forma entre Bordet y
Mauricio Macri, teniendo como valioso enlace al ministro Rogelio
Frigerio, podrían abrir caminos para atemperar la crudeza de los
ajustes.
Se supone –porque la orfandad informativa lo permite- que los
compromisos y vencimientos que pondrán en duro trance al presupuesto
2016, serían el motivo de la demora en darse a conocer a los
entrerrianos dónde se está parado.
Es lo menos que debería hacerse y no
por concesión graciosa sino porque es un derecho legítimo de los
gobernados.
Adviértase que palabra "futuro" –tan visible en los letreros de
marras-, no supone nada más que un devenir, lo que está por venir, lo
que sucederá, el destino, la posterioridad, lo que ha de ser.
¿Sobre qué
bases sólidas y concretas se decidió reivindicar a Urribarri luego de
una gestión donde se multiplicó inconcebiblemente la deuda del Estado,
se manejaron los salarios de los agentes estatales con criterio
dictatorial haciendo de las paritarias una entelequia, se vulneraron
mandatos de la Constitución provincial, se ignoraron normas precisas que
rigen sobre el peculado, exhibiéndose conductas ligadas a un proyecto
personal casi megalómano, que terminó en fracaso cuando Cristina
Fernández convirtió su dedo en veleta y apuntó hacia otra dirección?
Párrafo especial para el intento irracional de celebrar contratos
con China que a la provincia le significarían una nueva deuda por 430
millones de dólares y para lo cual se hizo autorizar ilegítimamente por
la Legislatura en sesiones exprés apenas horas antes de arribar el 2015.
Todo el mundo tiene un futuro y ello es inevitable.
La cuestión es
si se dará para bien o para mal, pero de ningún modo supone a priori
abundancia, carencia, éxito, fracaso, fortuna o pobreza, simplemente
porque es lo ignorado que está por llegar.
Se requiere ser una Sibila o
una Pitonisa hechas y derechas para poder adivinarlo.
El futuro vendrá
fatalmente, quiérase o no, pero ha de suceder gracias al designio de los
tiempos y no por obra de ningún gobernante, sea o no esclarecido.
Lo
que se realice para que ese porvenir sea mejor para todos, deberá ser
también fruto del esfuerzo conjunto.
Las denuncias periodísticas de las últimas semanas sobre graves
delitos, lejos están de constituir culpabilidades mientras no queden
demostradas en sede judicial.
Empero hasta ahora el ex gobernador no
acusó para vindicarse como ordena el artículo 39º del estatuto
provincial (hoy sigue siendo funcionario en uno de los poderes del
Estado).
Se desconocen sus declaraciones juradas y sólo hubo precisiones
de su letrado que poco aportan al meollo del asunto.
Consecuencia de
las notas de Análisis se produjeron presentaciones ante la justicia de
dos abogados en ejercicio de su profesión y en cumplimiento de su
irrenunciable juramento, tan legítimo como el del profesional que
patrocina al ex mandatario.
Los ataques destemplados contra esos abogados –incluso solicitando
sanciones de los cuerpos colegiados en una actitud de supina ignorancia y
clara alcahuetería- surgieron de una maniobra corporativa estéril,
porque a las decisiones de los jueces no las inclina quien la tienen más
larga (como dice el incomparable Joan Manuel Serrat) ni quien vocifera
más estridentemente.
No fueron pocas las personas cuya identidad
apareció en un comunicado solidario, que nunca fueron consultadas para
figurar.
El actual gobernador entrerriano demuestra ser muy medido en sus
declaraciones, pero –esclavo de sus palabras al fin-, no ha cumplido con
su promesa de pedir que tome licencia cada funcionario señalado por
algún delito.
Urribarri está bien resguardado en sus fueros pero el
representante del Estado provincial ante el Bersa y el titular del
Instituto del Seguro quedarían comprendidos en la advertencia más que
oportuna de Bordet.
Cobijarse en una banca legislativa no impide que la
llama política se extinga.
Es cierto que muchas decisiones poco simpáticas que puedan adoptar
Mauricio Macri y Gustavo Bordet, serán consecuencia de situaciones
heredadas.
Las críticas que van saliendo del kichnerismo derrotado
culpando por medidas que son producto inevitable de desaciertos
cristinistas, mueven a risa.
Metafóricamente, ¿es sólo el último trago de la botella el que
provoca la borrachera?
Del brebaje político que debieron beber los
argentinos el último gobierno, no se puede responsabilizar a los
sucesores apenas a tres semanas de asumir.
La ebriedad no se produce por
la última copa: comienza con la primera.
El capital político de Sergio Urribarri se va deteriorando como
ocurrió con las palmeras de Colón que llevó a Mar del Plata para formar
parte de un aparato proselitista burdo y ridículo, financiado con
recursos de ignoto origen.
En la vereda de enfrente, otros pasacalles
más bien podrían decir “Gracias a Urribarri, el propio urribarrismo está
en crisis”.
En política, el hastío no tiene fecha de vencimiento.
Y
resulta implacable.
fuente
"urgente 24", 02.01.2016
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