18 jul 2016

EL GOBIERNO Y... LA TOMA DE LA DEBIDA NOTA





EL GOBIERNO Y...
LA TOMA DE LA DEBIDA NOTA






Lunes 18 de Julio de 2016

 

El mayor riesgo post-cacerolazo para Macri: subestimar la gravedad de la irritación en la clase media

 

18-07-2016 El Gobierno parece dispuesto a cometer  el mismo error que el kirchnerismo, ante un evento que los analistas identifican como un "punto de inflexión". 

La reciente manifestación puede dar inicio a otro tipo de comportamientos. 

¿Cuál es el factor clave en el "peregrinaje" a la recuperación?


 
 
El "ninguneo" -como estrategia de comunicación política- suele ser un arma de doble filo.

Al menos, eso es lo que muestra la historia política reciente en la Argentina.


Pese a ello, se presenta como una tentación demasiado grande de resistir para los gobiernos.

Le ocurrió al kirchnerismo, cuando ignoraba las primeras manifestaciones de protesta. 


Por verlas "pequeñas", apenas le dedicaba algún comentario burlón por parte de alguno de los panelistas de 6-7-8.

También, cuando los cacerolazos eran tan multitudinarios que hasta la TV pública y medios como Página 12 se veían obligados a llevarlos como noticia central, surgían comentarios de menoscabo.

Hasta se caracterizaba a los manifestantes como "tilingos" a los que sólo les preocupaba tener libre acceso a los dólares para poder viajar a Miami.

Ahora, en plena gestión macrista, lo ocurrido este jueves muestra que -contrariando el nombre de la coalición gobernante- algunas costumbres son "difíciles de cambiar".

Horas antes del cacerolazo, Mauricio Macri convocaba a la prensa a un acto en la Casa Rosada. 


¿La excusa? un anuncio de inversión precisamente en el sector energético por parte de la empresa Pan American Energy. 

En el convite optó por no hablar de la protesta que se estaba organizando.

Además, aprovechó para ratificar y ponderar públicamente a Juan José Aranguren, su ministro más cuestionado por ser el que le puso cifras al controvertido tarifazo.

Una vez que las ruidos de las cacerolas se acallaron, la estrategia oficial fue la de ignorar el tema en el más alto nivel y dejar que los funcionarios de la segunda línea hicieran apenas algunas declaraciones de compromiso.

Como la ministra de Acción Social, Carolina Stanley, quien se jactó de que el encuentro "tuvo que ver con poder manifestarse libremente".

Por su parte, el diputado Pablo Tonelli intentó restarle justificación política al hecho: "No hacen falta los cacerolazos porque este Gobierno siempre se ha caracterizado por estar abierto al diálogo".

Macri, en tanto, participó de un acto público sin hacer una mención al tema.

Jugó a su favor el hecho de que la mayoría de los medios de comunicación priorizó la cobertura informativa de las cajas de seguridad de Florencia Kirchner y reservara un espacio menos relevante para la protesta en las calles.

El lugar en el que se debatió más explícitamente el tarifazo (tal como ha sido la reacción frente a otras iniciativas gubernamentales polémicas) fue en las redes sociales.

En la web, voceros informales del macrismo se limitaron a mofarse de la baja concurrencia y se apresaron (sic) a efectuar comparaciones con las grandes manifestaciones anti K.

El costo del discurso "buena onda"



Los analistas políticos ya tienen su primer diagnóstico post-cacerolazo: Macri se está equivocando.

Sostienen, además, que las protestas de las que participó una parte de la clase media -la misma que saliera a las calles con Cristina- marcaron un punto de inflexión.

Y que el Gobierno empezó a perder capital político. 


Esto, precisamente, es más importante que estar contando cuántos argentinos se sumaron a la convocatoria.

El detalle más elocuente es que la manifestación fue relativamente fuerte en barrios identificados con el segmento medio de la sociedad.

En esas zonas salieron a las calles muchos de los que hace unos meses habían votado a Macri, demostrando que para ellos -y para sus bolsillos- billetera "mata" simpatías partidarias.

Algo similar se observó en varias provincias. 


Incluso, en las que los resultados de las urnas confirmaron el fuerte rechazo por el kirchnerismo duro, como Córdoba y Salta.

¿Cómo debe ser leída entonces esta nueva salida a las calles de muchos "clase media"? 


Para varios analistas, como un claro síntoma de irritación por parte de un sector que, hasta ahora, ha venido mostrándose dispuesto a hacer un sacrificio en pos de una mejora futura.

Esto, en un contexto en el que el humor social ha venido jugando a favor del Gobierno.

De hecho, las encuestas marcan que un contundente 73% la población se muestra dispuesta a "aceptar una suba de tarifas razonable, que se pueda pagar", según el sondeo de la consultora Polldata.

La firma Giacobbe también indagó sobre el tema, y de su relevamiento se desprende que:

- Siete de cada diez personas coinciden en que los precios que pagan por los servicios de luz, gas y agua están atrasados

- Ante la consulta sobre la forma en la que deberían actualizarse, un 80% señala que prefiere una puesta al día de modo gradual

¿Por qué no se hizo de esta forma? 


Para varios analistas, porque la caja no lo permite. 

O bien porque el agujero en las cuentas obliga a emitir fuerte, lo que genera más inflación. 

Y porque un país con alto y prolongado rojo fiscal desalienta la llegada de inversores.

Entonces, habiendo coincidencia en la cuestión de fondo (las tarifas están atrasadas) -aunque no en los tiempos de implementación- surge el interrogante sobre si el Gobierno comunicó sus necesidades de manera adecuada. O si, por el contrario, no supo o no pudo.

"Además de los errores técnicos, lo que quedó comprobado es que hubo un problema de comunicación", apunta Diego Dillenberger, experto en comunicación política.

"Recién ahora -añade- se está advirtiendo que apostar a la ‘buena onda', con el perrito Balcarce sentado en el sillón presidencial, fue un error. 


Hubiese sido mejor explicar más claramente la gravedad del problema energético", recalca.

"Faltó la presencia de Macri y hubo un exceso de protagonismo de Aranguren, que además es muy malo comunicando. Cuando hay una crisis, la gente quiere escuchar a su Presidente", completa Dillenberger.

Las críticas no se limitan a las actitudes del Gobierno en los días previos al cacerolazo, sino que se hacen extensivas a la forma en que abordó este hecho.

"Es un error haber mirado para otro lado.


Macri tendría que haber salido a decir que tomó nota del malestar, que entiende la preocupación, que está trabajando en el tema. Eso habría sido una señal muy positiva", afirma Roberto Starke, consultor en estrategia política.

"Pero claro, todos los Gobiernos caen en la tentación de minimizar las protestas. Esto es algo negativo, porque lo que el macrismo no advierte es que se ha sentado un precedente y a partir de ahora corre el riesgo de que se instale el cacerolazo como forma de reclamo frecuente ante cualquier tema", añade.

Para Starke, ese es precisamente el punto central del análisis de lo sucedido días atrás y no estar sacando conclusiones en base a cuánta gente asistió.

La oposición, ¿lidera o acompaña?


Acaso, el peor error del macrismo sería el de querer convencerse de que las quejas fueron apenas un típico acto callejero de la izquierda. 


O que surgió tras el intento de un grupo peronista deseoso por recobrar protagonismo.

El cacerolazo tuvo un alto componente de espontaneidad y de auto convocados mucho mayor que el que el Gobierno quisiera admitir


De hecho, el peronismo -más que organizar- acudió para acompañar la iniciativa luego de que esta haya cobrado forma.

La crónica de La Izquierda Diario destaca la "sonora ausencia de los principales dirigentes k" y señala que tanto Cristina Kirchner como los sindicatos estuvieron al margen de la manifestación.

Por su parte, la ensayista Beatriz Sarlo observa: "Hay una espontaneidad social en las protestas que el peronismo sabe tomar en cuenta".

Hay, en este aspecto, cierta similitud con los cacerolazos anti K: responden a iniciativas inorgánicas, gestadas en las redes sociales y en las que los dirigentes políticos se acoplan más tarde, al observar la potencia que adquieren este tipo de movimientos.

¿Será entonces esta reciente manifestación el punto de partida para que la oposición -hoy aturdida y desunida- se reunifique e hilvane un discurso?

En los medios kirchneristas se entusiasman con esa posibilidad y hasta ven una luz de esperanza, tras haber sufrido derrotas en temas como el acuerdo con los fondos buitres o el veto a la ley de doble indemnización.

Los analistas políticos son más escépticos. "Es cierto que el Gobierno sufrió un golpe, pero de ahí a pensar que el peronismo lo capitalizará hay un trecho", sostiene Starke.

En su visión, este espacio político hoy día está incapacitado para liderar un movimiento de este tipo, ya que está demasiado salpicado por otros problemas que le hacen imposible articular un discurso creíble".


Coqueteando con la rebelión fiscal

Para el macrismo, lo ocurrido en la noche del jueves equivale a una "pérdida de inocencia".

Esto, en un contexto en el que los indicadores económicos aún se empeñan en mostrar malos resultados.

En este sentido, el día previo al cacerolazo se había conocido la inflación de junio. 


El dato de 3,1% no fue una buena noticia para el equipo económico, ya que se ubicó por encima de las expectativas.

Como si eso fuese poco, la producción industrial acusó un desplome del 5%.

Habiendo ingresado en el tan "ansiado" segundo semestre, muchos analistas advierten que el "relato macrista" ha comenzado a dar señales de que necesita un service.

Para Sarlo, una de las cosas que más le irrita a la propia base de apoyo del Gobierno es la improvisación, palabra que no se condice con la promesa de eficiencia -supuestamente garantizada- asociada a un Gabinete de 
CEOs exitosos.

"No me imagino a Aranguren cometiendo este tipo de equivocaciones en el mercado petrolero y diciéndole a la Shell 'comprá petróleo en Nueva Zelanda que me dijeron que es baratísimo'", expresa Sarlo.

Su crítica pone el dedo en la llaga al referirse a un gran problema que atraviesa el macrismo: la poca eficiencia a la hora de abordar algunas cuestiones, que se suma evaluaciones previas a veces no muy acertadas.

Por lo pronto, el Ejecutivo se encuentra atravesando el momento más delicado de sus siete meses de gestión.


Sus problemas de comunicación pueden notarse hasta en los detalles mínimos.

Por ejemplo, en las declaraciones de algunos "caceroleros", que están convencidos de que las empresas prestadoras de servicios públicos ganan fortunas cuando -en realidad- están técnicamente quebradas tras 12 años de congelamiento tarifario.

Pero, sobre todo, el grado de irritación puede constituirse en la antesala de una rebelión fiscal y en el disparador de un mayor malhumor social.

Un malhumor que puede propagarse a más integrantes una clase media que viene "bancando" el ajuste confiados en que el futuro será mejor.

El problema ya no sólo es cuándo llegará a esa bonanza. 


También, será clave la estrategia comunicacional que adopte el Gobierno para ir acompañando el peregrinaje de todo un pueblo rumbo a la "fecha prometida".

fuente
"iProfesional", 18.07.2016

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Me atrevo a interpelar, por sentirlos muy cercanos, por más que las apariencias parecieran indicar lo contrario; insisto en lo de la cercanía, por que estamos en el mismo bote – que hace agua - , tenemos pesares, angustias y problemas comunes, recién después vienen las diferencias.

La idea es dialogar, hablar de nuestras cosas, hay textos que nos proporcionan la información básica – no única-, solo es una propuesta como para empezar. La continuidad depende de Ustedes, un eventual resultado adicional depende de todos.La idea es hablar desde un “nosotros” y sobre “nuestro futuro” desde la buena fe, los problemas exigen soluciones que requieren racionalidad, honestidad intelectual que jamás puede nacer desde la parcialidad, la mezquindad, la especulación.

Encontraran en “HASTA EL PELO MÁS DELGADO ...”, textos y opiniones sobre una temática variada y sin un orden temporal, es así no por desorganizado, sino por intención – a Ustedes corresponde juzgar el resultado -.Como no he vivido en una capsula, ya peino canas, tengo opiniones y simpatías, pero de ninguna manera significa dogmatismo, parcialidad cerrada.Soy radical (neto sin adiciones de letras ninguna), pero no se preocupen no es contagiosos … creo, solo una opción en el universo de las ideas argentinas. Las referencias al radicalismo están debidamente identificadas, depende de Ustedes si deciden “pizpear” o no.

El acá y ahora, el nosotros y el futuro constituyen la responsabilidad de todos.Hace más de cuatro décadas, en mi lejana secundaria, de una pasadita que nos dieron por Lógica, recuerdo el Principio de Identidad, era más o menos así: “Si 'A' no es 'A', no es 'A' ni es nada”, por esos años me pareció una reverenda huevada, hoy lo tomo con mucho más respeto y consideración. Variaciones de los mismo: no existe un ligero embarazo; no se puede ser buena gente los días pares.

Llegando al Bicentenario – y aunque se me tildé de negativo- siento que como pueblo, desde 1810, hemos estado paveando … a vos ¿qué te parece?. En algún momento perdimos el rumbo y ahí andamos “como pan que no se vende. Cuentan que don Ángel Vicente Peñaloza decía: “Como ei de andar, en Chile y di a pie, cuando hay de que no hay cunque, cuando hay cunque no hay deque”.

De tanto mirarnos el, ombligo y su pelusa, tenemos un cerebro paralitico, cubierto de telarañas y en estado de grave inanición. Padecemos una trágica concurrencia de factores que nos impiden advertir – debidamente -, este, nuestro triste presente y lo que es peor aún, nos va dejando sin futuro.

A los malos, los maulas, los sotretas, los villanos, los mala leche, los h'jo puta, los podemos enfrentar pero … ¿qué hacemos con los indiferentes, con los que solo se meten en sus cosas, y no advierten que el nosotros y el futuro por más que sean plurales son cosas personalisimas? Y luego dicen que quieren a sus hijos y su familia; ¡JA!, ¡doble JA!, ¡triple JA! (il lupo fero).

¡¡EL REY ESTÁ EN PELOTAS!!, dijo el niño de la calle, hijo de padre desconocido y madre ausente, ese niño es mi héroe favorito.

¿QUÉ ES PEOR LA IGNORANCIA O LA INDIFERENCIA?

¡¡NO LO SÉ Y NO ME IMPORTA!!

El impertinente, el preguntón es nuestra esperanza, nuestro “Chapulin Colorado”.

Mis querido “Chichipios” - diría don Tato- no olviden que además de ver el vaso medio vació o medio lleno, hay que saber que contiene – sino que le pregunten a Socrates - ¡Bienvenidos! Adelante. Julio


Mendoza, 11 de noviembre de 2009.