25 ago 2018

CRISTINA E. FERNÁNDEZ...













CRISTINA E. FERNÁNDEZ...
“QUIEN DUERME CON LA SOBERBIA, DESPIERTA CON LA HUMILLACIÓN”

24/08/2018

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 La pelea de Cristina Kirchner con la evidencia, ¿es parte de una estrategia o ella misma cree su propia ficción? 

En el momento más difícil que le ha tocado vivir desde que abandonó el resguardo del poder, la ex presidente asiste al principio del fin de su propio sueño de ascender y pertenecer... (y permanecer)


Por Laura Di Marco para La Nación


“El problema no soy yo, el problema son todos ustedes”, se enfureció Cristina Kirchner el último miércoles en el Senado, poco después de que sus colegas, esos “traidores”, votaran por unanimidad el allanamiento a sus tres casas, en el marco de una causa que investiga la mafia de la obra pública y que la tiene, con más evidencias que nunca, en el centro de la mira. 

Su último discurso, aunque impregnado por su marca registrada –la soberbia- estuvo lejos del brillo de otras épocas. 


Más dispersa, dejó sabor a ocaso.
Cristina asiste al principio del fin de su propio sueño. 

Un sueño al que se dedicó, literalmente, toda su vida: desde que nació, como hija natural, en aquel hogar de Tolosa sin cloacas, y del que se prometió salir para ascender socialmente. 

Ascender y “pertenecer”. A cualquier precio, a como dé lugar. 

Pero aquel castillo de naipes, ese House of Cards privado y a la criolla, comenzó a resquebrajarse esta semana durante el momento más difícil que le ha tocado vivir desde que abandonó el resguardo del poder.

Podría decirse que el primer “relato” de Cristina empieza con su propia vida.

Edulcorando, por ejemplo, las verdaderas condiciones de su infancia, en la que sufrió violencia.

El colectivero Eduardo Fernández, quien asumió el rol paterno, la ignoraba, mientras que con su madre, Ofelia, las trifulcas eran cotidianas. 

En la casa de los Wilhem-Fernández los platos volaban por el aire, por eso trataba de estar lo menos posible. 

Con bastante arte, y a través de sus biografías oficialistas (que controló), fue exitosa, también, en ocultar la humilde escuelita 102, de Tolosa, donde cursó la primaria. 

Un edificio deteriorado, al que le entró un metro y medio de agua, durante la inundación de 2013 y al que Cristina nunca ayudó porque jamás se reconoció en aquellas aulas.

Sus primeros pasos en la carrera del ascenso social –una estrategia que diseñó, sin descanso, desde que tenía 9 años, cuando competía despiadadamente por el mejor promedio de su clase con un compañero al que llamaban Alí- se apalancó en tres hitos fundacionales. 

Uno fue cuando obligó al colectivero Fernández a asociarse al Jockey Club platense para poder conectar con un círculo social más elevado. 

El segundo, cuando presionó y logró el pase de una secundaria estatal a La Misericordia, un colegio privado y católico para la clase media. 

Sus ex compañeras la recuerdan como creída y soberbia –aunque también ultra reservada con su vida privada, sobre la que era hermética-, a pesar de que muchas veces no tenía dinero ni para las salidas grupales. 

Su tercer “logro” fue el noviazgo con el rugbier Raúl Cafferata, hijo de una tradicional familia platense. 

Aquel romance fue el carnet que necesitaba para orbitar un estrato social, que la ninguneaba por no “pertenecer”.

Se comprende, entonces, que la aparición de Néstor Kirchner en su vida, con la promesa de “hacer platita” y de blindarla definitivamente con la carrera del poder y la política, haya sido providencial.

Aquel santacruceño poco agraciado encajaba justo con su plan de salvación.

Por eso, se convirtió no solo en su marido sino en su rescatador, quién, además, la llevó bien lejos de aquellos orígenes dolorosos. 

¿Qué importancia podía tener, entonces, la forma en que armara su imperio? 

En el diseño de aquella estrategia obsesiva, el matrimonio se fue apropiando de los emblemas de los ricos, mientras los combatían en el discurso. 

En 2003, Cristina se encaprichó con comprar un símbolo del status: la casa de los Gotti, familia de un poderoso empresario de la construcción, en Río Gallegos. 

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Y más tarde, cuando inauguró Los Sauces, pretendió emular a la glamorosa Ángela Girometti de Guatti con su emblemático “Los Álamos”, símbolo del lujo y el confort en El Calafate. 

Su obra culminante fue en 2007, cuando le exigió al marido que le dejara la presidencia. 

Ella estaba desesperada por “pertenecer” y, en el contrato inicial, él le había prometido que sería la primera.

“Soy la primera senadora allanada, la primera presidenta mujer y la primera en ser expulsada del bloque oficialista.

Tengo la vocación de hacer cosas inéditas”, se autoexaltó, en el Senado.

Narcisismo de máxima pureza.

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O, tal vez, narcisismo compensador, como arriesga la médica psiquiatra Graciela Moreschi, que toma la calificación de su colega Theodore Millon. 

El terapeuta norteamericano, especialista en trastornos de la personalidad, define al narcisista compensador como aquella personalidad, anclada en la grandiosidad, que además busca compensar aquello que, en su infancia, ha vivido como déficit. Millon pone como ejemplo a Napoleón.

En el Senado, el radical Luis Naidenoff pronunció una frase que eyectó a Cristina de su banca. 

“Pueden decir lo que quieran, pero lo que no se puede tapar es la realidad”, se despachó.

Una bala que pareció dañarla mucho más que cualquier otro reproche. 

Tal vez porque golpeó sobre la burbuja ideológica en la que vive (¿se protege?): una realidad que acomoda a su gusto y que le transmite a sus adláteres vía Telegram.

Un ejemplo de esta semana, donde creyó ver en los Cuadernos de Centeno un escrito posdatado: “Las fotocopias de fotocopias de los mal llamados ‘cuadernos’ es una burda operación armada por servicios de inteligencia y periodistas. Estamos ante una maniobra colosal de terrorismo económico que podría llegar a hacer sucumbir a la economía argentina. Las empresas argentinas perdieron hasta aquí us$ 8.000 millones por efecto de este affaire. Asistimos a un drama histórico irreparable”.

¿Y los empresarios arrepentidos?

Mienten. ¿Y las anotaciones del secretario Larraburu, la confesión de funcionarios K y del propio Abal Medina, jefe de gabinete cristinista? 

Abal nunca fue santo de su devoción. Y además, nadie sabe dónde iba realmente el dinero que recaudaba”, meten cizaña, en su entorno. ¿Cuentapropismo horizontal? Algo así.

La pelea de Cristina con la evidencia, ¿es parte de una estrategia o ella misma cree esta ficción?

La biblioteca de la psicología –también atravesada por la grieta- no puede responderlo con certeza. 

Una hipótesis psicoanalítica sugiere que la negación es una forma de protección.

Según la terapeuta Laura Gutman, en su carrera por ascender y “pertenecer”, apeló a otros dos mecanismos de compensación: el anhelo de riqueza, como una manera de sentirse más potente y el maltrato (en combo con la soberbia), para sentirse más segura.

Cristina sintió que llegaba a la cúspide de la pertenencia social cuando se convirtió en presidenta. 

Pero, la vez, dejó de “pertenecer” cuando Scioli perdió las elecciones. 

Está claro que, de haber ganado esos comicios, ella hubiera seguido siendo reina

Pero dejó de serlo y le cuesta asimilarlo.

El último martes, una multitud se congregó en el Congreso para exigir que se despoje de sus fueros. 

Su figura concentra, además, el 60 por ciento del rechazo social: un porcentaje negativo que no ha se movido en los últimos dos años y que la vuelve una candidata inviable en un eventual ballotage presidencial. 

En su frenética huida hacia adelante no previó, tal vez, que nada es para siempre.


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Fuente
“Radio Mitre”, 24.08.2016


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Me atrevo a interpelar, por sentirlos muy cercanos, por más que las apariencias parecieran indicar lo contrario; insisto en lo de la cercanía, por que estamos en el mismo bote – que hace agua - , tenemos pesares, angustias y problemas comunes, recién después vienen las diferencias.

La idea es dialogar, hablar de nuestras cosas, hay textos que nos proporcionan la información básica – no única-, solo es una propuesta como para empezar. La continuidad depende de Ustedes, un eventual resultado adicional depende de todos.La idea es hablar desde un “nosotros” y sobre “nuestro futuro” desde la buena fe, los problemas exigen soluciones que requieren racionalidad, honestidad intelectual que jamás puede nacer desde la parcialidad, la mezquindad, la especulación.

Encontraran en “HASTA EL PELO MÁS DELGADO ...”, textos y opiniones sobre una temática variada y sin un orden temporal, es así no por desorganizado, sino por intención – a Ustedes corresponde juzgar el resultado -.Como no he vivido en una capsula, ya peino canas, tengo opiniones y simpatías, pero de ninguna manera significa dogmatismo, parcialidad cerrada.Soy radical (neto sin adiciones de letras ninguna), pero no se preocupen no es contagiosos … creo, solo una opción en el universo de las ideas argentinas. Las referencias al radicalismo están debidamente identificadas, depende de Ustedes si deciden “pizpear” o no.

El acá y ahora, el nosotros y el futuro constituyen la responsabilidad de todos.Hace más de cuatro décadas, en mi lejana secundaria, de una pasadita que nos dieron por Lógica, recuerdo el Principio de Identidad, era más o menos así: “Si 'A' no es 'A', no es 'A' ni es nada”, por esos años me pareció una reverenda huevada, hoy lo tomo con mucho más respeto y consideración. Variaciones de los mismo: no existe un ligero embarazo; no se puede ser buena gente los días pares.

Llegando al Bicentenario – y aunque se me tildé de negativo- siento que como pueblo, desde 1810, hemos estado paveando … a vos ¿qué te parece?. En algún momento perdimos el rumbo y ahí andamos “como pan que no se vende. Cuentan que don Ángel Vicente Peñaloza decía: “Como ei de andar, en Chile y di a pie, cuando hay de que no hay cunque, cuando hay cunque no hay deque”.

De tanto mirarnos el, ombligo y su pelusa, tenemos un cerebro paralitico, cubierto de telarañas y en estado de grave inanición. Padecemos una trágica concurrencia de factores que nos impiden advertir – debidamente -, este, nuestro triste presente y lo que es peor aún, nos va dejando sin futuro.

A los malos, los maulas, los sotretas, los villanos, los mala leche, los h'jo puta, los podemos enfrentar pero … ¿qué hacemos con los indiferentes, con los que solo se meten en sus cosas, y no advierten que el nosotros y el futuro por más que sean plurales son cosas personalisimas? Y luego dicen que quieren a sus hijos y su familia; ¡JA!, ¡doble JA!, ¡triple JA! (il lupo fero).

¡¡EL REY ESTÁ EN PELOTAS!!, dijo el niño de la calle, hijo de padre desconocido y madre ausente, ese niño es mi héroe favorito.

¿QUÉ ES PEOR LA IGNORANCIA O LA INDIFERENCIA?

¡¡NO LO SÉ Y NO ME IMPORTA!!

El impertinente, el preguntón es nuestra esperanza, nuestro “Chapulin Colorado”.

Mis querido “Chichipios” - diría don Tato- no olviden que además de ver el vaso medio vació o medio lleno, hay que saber que contiene – sino que le pregunten a Socrates - ¡Bienvenidos! Adelante. Julio


Mendoza, 11 de noviembre de 2009.