24 ago 2016

IGLESIA Y UN SACERDOTE






IGLESIA Y UN SACERDOTE





  • Martes, 23 de agosto de 2016


Iglesia, poder y dinero



VIENTE REALE - SACERDOTE CATÓLICO

Leyendo los evangelios, aunque fuese a vuelo de pájaro, nos encontramos con un judío marginal (no tanto por su humilde origen cuanto por su palabra y su estilo de vida). 

Se llamaba Jesús. 

El poblado donde transcurrió la mayor parte de su existencia fue Nazaret, en la lejana y despreciada Galilea, al norte de Palestina.

Nació pobre, vivió entre los pobres y lo mataron por considerarlo, precisamente, un marginal que se ‘juntaba con los pecadores y las prostitutas’ y que estaba minando las bases religiosas y políticas de los poderes de turno.

Aunque, en repetidas ocasiones, el pueblo sometido quería hacerlo “su rey”, otras tantas él se negó a ser “una autoridad”, tanto en lo religioso como en lo político. 

Su modo de vida y su palabra siempre apuntaron en otro sentido: ayudar a crear conciencia en que la dignidad de cada persona no se encuentra en los títulos ni en los cargos ni en la riqueza ni en el poder.
   
“Todos/as somos hijos de un mismo Padre, y entre nosotros debemos tratarnos como hermanos ayudándonos mutuamente, en especial a los más necesitados”, podría ser la frase que sintetiza todo su evangelio (la buena noticia).
   
Esa buena noticia -o buena realidad- la comprendieron y vivieron, con virtudes y defectos, las primeras comunidades cristianas hasta fines del siglo tercero de nuestra era. 

Sabemos que, con el advenimiento del emperador romano Constantino y la libertad que éste reconoció a los cristianos, esas comunidades comenzaron a crecer y a asimilar las formas institucionales del imperio, convirtiéndose así en la “religión oficial” y pasando a ser, de comunidades fraternas, una institución con reconocimiento civil y prerrogativas jerárquicas similares a las imperiales.

   
Con el correr de los siglos, este “poder sagrado” se fue tornando “poder político”, “poder territorial” y “poder militar”.

Dicho esto, por no abundar en lo que fue la degradación del papado y de los clérigos, la inquisición y otras deformaciones de lo que había querido aquel judío marginal llamado Jesús.
   
Justo es reconocer que, ante tal estado de cosas, hubo personas valientes y virtuosas que quisieron corregirlas y reformarlas, aunque esas reformas no perduraran. 

Sólo nombro a dos de aquéllas: San Francisco de Asís y Santa Catalina de Siena.
   
Nuestro presente
   
No caben dudas de que, desde el Concilio Vaticano II al día de hoy, muchas cosas han cambiado, para bien, hacia lo interno de la Iglesia y hacia su relación con el mundo circundante. 

Otras realidades están en fase de cambios mientras otras todavía esperan.
  
Ciertamente, la elección de Jorge Bergoglio como referente de la unidad mundial del catolicismo está modificando, a grandes pasos, muchos aspectos y formas de ser, de pensar y de vivir de la Iglesia Católica actual.

Ciertamente, también con mucha oposición de altas jerarquías y con el “mirar hacia otro lado” de gran parte de los obispos y sacerdotes.

Respecto de la Iglesia hay tres temas, a mi entender, en los que el papa Francisco está fuertemente empeñado.

* Que los obispos, sacerdotes y religiosos/as “tengan olor a ovejas”, es decir: que estén compartiendo la vida del común de las personas (sobre todo de los pobres), que las comprendan y que las ayuden, no sintiéndose superiores a nadie y no buscando privilegios.

* Que los obispos y sacerdotes “no sean arribistas”, buscando títulos o sitios de poder religioso y, a veces, también de reconocimiento civil o político.

* Que “los servidores del pueblo cristiano (obispos, sacerdotes y religiosos/as) no caigan en la tentación o en la acción de poseer riqueza material y en la corrupción que ella pueda conllevar”.

En relación con este último tema, debo decir que en la Argentina se han dado muchos hechos que los católicos debemos lamentar profundamente; de los que, también (sic), deberíamos pedir perdón y compensar en la medida de lo posible. 

Deseo referirme sólo a tres. 

Uno, muy triste y lamentable de hace varios años y dos de estos tiempos.

* Allá, por los años ’90, el obispo Picchi, en Venado Tuerto, junto a un hermano suyo y con el aval del obispado, crearon una “mesa de dinero” con el fin de aportar ayuda a la diócesis. 

Aquella aventura económico-financiera terminó en la quiebra, con el consiguiente juicio penal contra la diócesis, por el que casi llegaron a remate el obispado, la catedral y otros templos. 

Digo “casi” porque intervino el episcopado argentino “apartando” (no llevando a juicio penal) al obispo Picchi y haciéndose cargo de la deuda con los acreedores. 

Con un pecaminoso agregado: la deuda se fue pagando con dinero de las Colectas Nacionales “Más por Menos”, colectas que estaban destinadas a ayudar a las regiones más necesitadas de nuestro país. 

Esta doble corrupción fue denunciada por mí ante la Comisión Permanente de los Obispos y, también, ante la opinión pública.
   
* En estos meses, se han conocido dos hechos de índole económica que vuelven a manchar a la Iglesia y le quitan credibilidad a la hora de denunciar la corrupción reinante.

Uno es el conocido como “los bolsos de López, el monasterio y las monjitas”. 

El otro, el pedido de dinero de los dirigentes de “Scholas Ocurrentes” al gobierno del presidente Macri. 

En este último caso, el mandato del papa Francisco fue fulminante: “Devuelvan inmediatamente ese dinero”. 

En el caso de los bolsos con dólares escondidos en el “monasterio”, el actual obispo de Mercedes-Luján intentó despegarse del asunto, minimizándolo, hasta que “desde arriba” le tiraron las orejas a fin de que realizara un exhaustivo proceso canónico, más allá del proceso que lleva adelante la justicia penal argentina.

Infelizmente un equivocado espíritu de cuerpo ha llevado, muchas veces, a tapar lo que no debe permanecer oculto. 

En todo caso, convendría recordar cómo actuó Jesús con los mercaderes del templo y hacer lo propio hoy. 

Y poner en relieve cómo está actuando el papa Francisco.

fuente
"Los Andes", 23.08.2016 

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¡BIENVENIDOS, GRACIAS POR ARRIMARSE!

Me atrevo a interpelar, por sentirlos muy cercanos, por más que las apariencias parecieran indicar lo contrario; insisto en lo de la cercanía, por que estamos en el mismo bote – que hace agua - , tenemos pesares, angustias y problemas comunes, recién después vienen las diferencias.

La idea es dialogar, hablar de nuestras cosas, hay textos que nos proporcionan la información básica – no única-, solo es una propuesta como para empezar. La continuidad depende de Ustedes, un eventual resultado adicional depende de todos.La idea es hablar desde un “nosotros” y sobre “nuestro futuro” desde la buena fe, los problemas exigen soluciones que requieren racionalidad, honestidad intelectual que jamás puede nacer desde la parcialidad, la mezquindad, la especulación.

Encontraran en “HASTA EL PELO MÁS DELGADO ...”, textos y opiniones sobre una temática variada y sin un orden temporal, es así no por desorganizado, sino por intención – a Ustedes corresponde juzgar el resultado -.Como no he vivido en una capsula, ya peino canas, tengo opiniones y simpatías, pero de ninguna manera significa dogmatismo, parcialidad cerrada.Soy radical (neto sin adiciones de letras ninguna), pero no se preocupen no es contagiosos … creo, solo una opción en el universo de las ideas argentinas. Las referencias al radicalismo están debidamente identificadas, depende de Ustedes si deciden “pizpear” o no.

El acá y ahora, el nosotros y el futuro constituyen la responsabilidad de todos.Hace más de cuatro décadas, en mi lejana secundaria, de una pasadita que nos dieron por Lógica, recuerdo el Principio de Identidad, era más o menos así: “Si 'A' no es 'A', no es 'A' ni es nada”, por esos años me pareció una reverenda huevada, hoy lo tomo con mucho más respeto y consideración. Variaciones de los mismo: no existe un ligero embarazo; no se puede ser buena gente los días pares.

Llegando al Bicentenario – y aunque se me tildé de negativo- siento que como pueblo, desde 1810, hemos estado paveando … a vos ¿qué te parece?. En algún momento perdimos el rumbo y ahí andamos “como pan que no se vende. Cuentan que don Ángel Vicente Peñaloza decía: “Como ei de andar, en Chile y di a pie, cuando hay de que no hay cunque, cuando hay cunque no hay deque”.

De tanto mirarnos el, ombligo y su pelusa, tenemos un cerebro paralitico, cubierto de telarañas y en estado de grave inanición. Padecemos una trágica concurrencia de factores que nos impiden advertir – debidamente -, este, nuestro triste presente y lo que es peor aún, nos va dejando sin futuro.

A los malos, los maulas, los sotretas, los villanos, los mala leche, los h'jo puta, los podemos enfrentar pero … ¿qué hacemos con los indiferentes, con los que solo se meten en sus cosas, y no advierten que el nosotros y el futuro por más que sean plurales son cosas personalisimas? Y luego dicen que quieren a sus hijos y su familia; ¡JA!, ¡doble JA!, ¡triple JA! (il lupo fero).

¡¡EL REY ESTÁ EN PELOTAS!!, dijo el niño de la calle, hijo de padre desconocido y madre ausente, ese niño es mi héroe favorito.

¿QUÉ ES PEOR LA IGNORANCIA O LA INDIFERENCIA?

¡¡NO LO SÉ Y NO ME IMPORTA!!

El impertinente, el preguntón es nuestra esperanza, nuestro “Chapulin Colorado”.

Mis querido “Chichipios” - diría don Tato- no olviden que además de ver el vaso medio vació o medio lleno, hay que saber que contiene – sino que le pregunten a Socrates - ¡Bienvenidos! Adelante. Julio


Mendoza, 11 de noviembre de 2009.