Esclavitud y tráfico de personas detrás de la gran estafa de los médicos cubanos
Por Laureano Pérez Izquierdo
El programa que esclaviza a los médicos cubanos se instaló en Brasil en 2013 bajo el gobierno de Dilma Rousseff. El régimen de La Habana se queda con el 85 por ciento de sus salarios
Durante décadas la ilusión tejida desde La Habana hizo creer que el profesionalismo de los médicos de la Cuba castrista era casi irreemplazable.
Que sus conocimientos eran superiores a la media de la salubridad que se ofrecía en el resto del mundo.
La propaganda médica se tejió durante años y muchos países -cómplices- se abrazaron a esa fantasía.
Un negocio perfecto para conseguir dinero para sus arcas a expensas de un trabajo precarizado.
Así lo denunció Héctor Schamis, profesor de la Universidad de Georgetown quien hizo pública la demanda que cuatro de esos profesionales –Ramona Matos Rodríguez, Tatiana Carballo Gómez, Fidel Cruz Hernández y Russela Margarita Rivero Sarabia– radicaron en el estado de la Florida, Estados Unidos.
En Mais Médicos el académico descubrió el velo que pesaba sobre el "tráfico de personas, el trabajo forzoso y la explotación de las misiones cubanas" en el resto del continente americano.
"El Programa Mais Médicos vino para enfrentar el problema histórico de la falta de médicos y para mejorar la Atención Básica en Brasil, principalmente en las regiones más carentes", dice el sitio aún activo de la iniciativa que a simple luz parecería saludable y popular.
Sin embargo, encerraba una historia de explotación humana.
"Los cargos son por violación de leyes y convenciones internacionales contra el tráfico de personas y el trabajo forzoso", explica Schamis.
Y añade que esa institución firmó los contratos con la Sociedad Mercantil Comercializadora de Servicios Médicos Cubanos.
Alrededor de 300, en cambio, huyeron hacia los Estados Unidos.
"El pago del gobierno brasileño iba dirigido un 5% a la OPS, un 10% al salario del médico y el 85% restante a Cuba", manifestó el académico de acuerdo a la demanda presentada en el Distrito Sur de Florida.
La documentación internacional, en cambio, representa un peligro para que abandonen la isla.
A cada uno de los países a los que son convocados bajo planes similares van acompañados por agentes de inteligencia que los vigilan a toda hora.
Ya sea en Brasil, en Venezuela, en Bolivia o en Angola.
"Son espiados, los obligan a cumplir con funciones políticas y de propaganda", añade el profesor de Georgetown.
"Estos programas se hicieron durante años. Son importantes por las divisas que representan. Lo dice la demanda: son alrededor de 8 mil millones de dólares cada año", sintetiza Schamis.
De acuerdo a ella, desde 2013 la OPS tuvo una ganancia de 75 millones de dólares sólo en concepto de intermediaria entre el gobierno brasileño y el régimen cubano.
En ella se acusa a Joaquín Molina, representante de la institución ante Panamá y Alberto Kleiman, Director de Relaciones Externas del organismo.
En un apartado de su presentación ante una fiscalía de Florida, se explica cómo fue el proceso de reclutamiento: "Fueron convocados para el programa Mais Médicos bajo presión política, amenazas sobre su bienestar económico, amenazas contra los miembros de sus familias y otras formas de intimidación".
"Su negativa para unirse a cualquier 'misión revolucionaria en el extranjero' es considerada por las autoridades como una falta de compromiso revolucionario que automáticamente marca a la persona como políticamente 'desleal y peligroso'. A partir de entonces, el individuo entiende que él o ella enfrentaría continuas represalias".
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