VENEZUELA
SERVICIOS BÁSICOS
Dejaron de funcionar sistemas para suplir servicios básicos en emergencias
Los embalses que suministran agua potable a Caracas fueron diseñados para
mantener activos el bombeo por dos semanas en caso de emergencia, pero están
vacíos; el sistema eléctrico nacional fue creado para asumir las variaciones
del agua provenientes del río Caroní.
Pero ninguno de estos mecanismos funcionó
en la crisis de servicios básicos de marzo
EFE
Varias personas buscan agua en una construcción abandonada en el sector Mecedores de Caracas
Por KARLA
PÉREZ CASTILLA
10 de
abril de 2019
Escenas dramáticas de personas tratando de sobrevivir en un país en
crisis marcan la realidad de la sociedad venezolana.
Todo lo que hace la gente
para superar la falta de servicios básicos advierte sobre la vulnerabilidad
a la que están expuestos los más necesitados, que para protegerse solo
pueden apelar al instinto de supervivencia.
Hace menos de un mes, Venezuela vivió las semanas
más críticas de su historia en cuanto a fallas de servicios básicos.
Fue
una situación que dejó a la población por más de 120 horas continuas sin
luz, casi 3 semanas sin agua y con pocas unidades de transporte público
durante días.
El hecho, que los expertos en el área han adjudicado a
la falta de mantenimiento y de inversión, fue el centro del debate en el
foro El colapso de los servicios públicos, en el que
especialistas advirtieron sobre el peligro al que se expusieron las personas
que recurrieron a vías no convencionales para superar la crisis.
El ex presidente de Hidrocapital José María
De Viana, el presidente de la ONG Familia Metro Ricardo Sansone, y el
ingeniero electricista de la USB Rafael Meleán destacaron la
gravedad que representó la carencia de servicios básicos en un país que llegó a
contar con estrategias de contingencias que debían activarse en situaciones
como las del 7 de marzo pasado para mantenerlos en
funcionamiento durante un tiempo determinado, pero que ahora no
funcionaron.
“La red que se construyó para 70 años, para
cuando ocurriera una catástrofe nacional, fue destruida por este gobierno. Los
embalses de Macarao, La Pereza y La Mariposa se construyeron pensando en
suministrar agua a Caracas por dos semanas, en caso de que ocurriera algo
grave, como lo que se vivió el mes pasado. Secaron los embalses y por primera
vez en la historia las tuberías pasaron secas más de ocho días. Fue una
barbaridad lo que ocurrió”, señaló De Viana.
El ingeniero resaltó la reducción que ha habido
en el servicio de bombeo de agua a Caracas durante los últimos 5 años, pues
hasta 2014 entraban en la capital 20.000 litros por segundo, mientras
que en la actualidad solo llegan 14.000 litros, lo cual explica por
qué en algunas zonas no hay agua potable regularmente.
Desde el 7 de marzo pasado los apagones masivos
dejaron a la población sin servicio semanas, por lo que las escenas de personas
sacando agua del río Guaire, alcantarillas, manantiales y pozos se
multiplicaron repentinamente; agua que, a juicio de De Viana, no
es apta para el consumo humano.
“Los manantiales, a excepción de las tomas que
bajan del Ávila –donde hay 12 captaciones hechas por Hidrocapital–, están
contaminadas con aguas servidas, así se vean muy claras y sin olor. Se pueden
usar para la poceta y para lavar la casa, pero no para el consumo humano”,
advirtió.
Con relación a los pozos indicó que el agua que
hay en ellos tampoco ha sido procesada y lo recomendable es evitar consumirla.
“En la época de la democracia, en Caracas se
hicieron 40 pozos subterráneos, aun en los hospitales, y no están operativos, a
pesar de que sale más barato llenarlos que construirlos”, indicó.
Industria eléctrica deficitaria
El eléctrico es el servicio que más ha
desmejorado en los últimos años, aun cuando ha sido el sector en el que,
supuestamente, más se ha invertido dinero.
Armando Meleán aseguró que la
crisis eléctrica no es una situación circunstancial, sino una serie de
hechos que quienes están en el poder han generado con el tiempo.
“Las plantas eléctricas en Venezuela están usando
más líquido porque no hay gas, y eso tiene consecuencias en el funcionamiento
de las plantas. El funcionamiento de las plantas térmicas con líquido es más
costoso de mantener”, dijo.
Señaló que el sector termoeléctrico solo
cubre la mitad de la oferta: de la capacidad de generación de 34.383
megavatios que representa, solo hay capacidad operativa de 14.933
megavatios.
“En 2001 a mí me contrataron en el
ministerio porque había una crisis. Una crisis que era por incompetencia.
Empezaron con el tema de la crisis por El Niño y el aporte del río
Caroní. Hablaban de las variaciones que hay en el aporte de agua que hace el
río. Ese es un asunto que tiene más de 50 años y se ha generado sin que la
gente se dé cuenta, pero los más viejos sabemos que el sistema eléctrico
fue diseñado con elementos que permitían asumir las variaciones del aporte de
agua del Caroní. Es importante aclararlo porque una de las cosas que el
gobierno sí maneja bien es el relato cargado de mentira, poniéndole la
firma de 'hecho en socialismo”, agregó.
El ingeniero aclaró que la demanda máxima del sistema
interconectado nacional en el año 2003 era de 13.056 megavatios; en 2013, de
18.696, y de ahí bajó a 13.900 megavatios, en parte porque la Siderúrgica
del Orinoco no produce nada, cuando antes consumía 30% de la energía generada
por el Guri.
La desprofesionalización, la centralización y la
burocratización en la industria eléctrica han tenido gran incidencia en el
déficit entre la oferta y la demanda.
Meleán aseguró que el sistema eléctrico
venezolano no cuenta con suficiente capacidad disponible para atender la
demanda máxima.
“Tenemos una industria eléctrica
financieramente deficitaria. Hay mal manejo del SIN, insuficiente
inversión en la expansión del servicio y en el mantenimiento. Además, 70% de
las plantas térmicas no está disponible”, manifestó.
85% de la flota de transporte público
está varada
El servicio de transporte público se ve afectado
cada vez que en el país se presenta una falla eléctrica, pues en
Caracas las personas se trasladan en los sistemas subterráneo y de
cabletren, los cuales consumen gran cantidad de energía y se
paralizan ante la crisis.
Ricardo Sansone, presidente de la ONG Familia
Metro, señaló que en el caso de Caracas el Metro colapsó luego de que el
gobierno tomó el control de los dólares, y eso hizo que las
ensambladoras de vehículos que estaban en funcionamiento bajaran la
producción y en la mayoría de los casos cerraran.
“Las fábricas de ensamblaje estaban en
funcionamiento y producían 170.000 vehículos al año en 16 ensambladoras.
Hoy en día estas ensambladoras están a 10% de su capacidad y no tienen los casi
12.000 trabajadores, con unos 6.000 empleos indirectos y unos 2.000 empleos
asociados. Hoy en día, de todo eso solo quedan 6 ensambladoras trabajando
y una de esas 6 ya está tramitando su cierre técnico”, señaló.
Sansone indicó que de 4.225.000 vehículos
que constituyen el parque automotor del país, solo están en funcionamiento
2.324.000 vehículos.
Indicó que 85% de la flota de transporte público, que son
200.000 camionetas, está varado.
Y solo 15% funciona en malas condiciones,
lo cual indica que solo 78.000 unidades funcionan, para una demanda
de 11.800.000 pasajeros diarios en todo el país, de los cuales, en Caracas se
trasladan 2.000 personas diariamente.
Pese a que en Venezuela se
ha realizado una importación de vehículos considerable, las
condiciones en que se hicieron las transacciones no fueron las más favorables,
las que permitieran el mantenimiento y actualización de los sistemas
operativos de los autobuses, señaló el experto.
“Mediante el fondo chino venezolano, en 2012 se
materializó la importación de vehículos para el transporte público: para los
Bus Caracas se trajeron los primeros 3 autobuses VRT destinados a la avenida
Fuerzas Armadas, y 20 más para el sistema Metro. Y llegaron también 1.216
buses para el transporte urbano. Después, en el año 2013 se importaron 2.000
más, pero no trajeron el sistema de centro de control, no se trajeron los
repuestos, no se habló de transferencia de tecnología y conocimiento”, agregó.
En 2015, el gobierno invirtió 1.261.000 dólares
en la compra de 7.146 unidades, de las cuales los integrantes de
Familia Metro contabilizaron la llegada de solo 1.550 autobuses.
La
organización asegura que cada unidad fue sobrevaluada en
92.852 dólares.
"Las cuentas no cuadran. La pérdida para la
nación fue de 630.500 dólares”, indicó.
Hasta la fecha, son pocas las unidades de
transporte superficial que cubren la demanda del servicio en todo el país.
La
Familia Metro contabilizó 3.173 autobuses dañados en los 51 “cementerios” en
todo el país.
“Por eso colapsó el Metro de Caracas. En lo
operacional hay demasiada gente porque ya no hay cómo transportarla por
arriba”, dijo.
El servicio del sistema Metro de Caracas decayó
notablemente desde hace mucho tiempo, Sansone atribuye sus
condiciones actuales a la situación de abandono que presentan las
áreas públicas (andenes, vagones, escaleras, etc.).
En lo administrativo,
lamentó la burocracia existente; mientras que en lo financiero aseguró que
la compañía se ha convertido en una carga para el Estado porque 100% de
su presupuesto lo pone el gobierno.
El ingeniero afirmó que el actual
sistema de organización -–sobre todo de índole ideológica– impide que
preste un servicio rápido, seguro y confortable.
Aunque los expertos indican que lograr la recuperación total de los
servicios del país puede tardar años, aseguran que de generarse un cambio de
gobierno la población podrá ver cambios significativos en el curso de
un año.
Fuente
“EL NACIONAL”, Venezuela, 10.04.2019
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