El aumento de las transferencias automáticas a las provincias les permitió a aquellas que registraban históricamente cuentas deficitarias cerrar el año 2018 con superávit.
San Luis, de tener las cuentas saneadas en 2015, cerró con un déficit primario evidenciando un volumen de gastos que se ha descontrolado y pone en riesgo el pago de los sueldos y planes sociales.
El porcentaje que representan las transferencias automáticas que Nación gira a las provincias pasó de 40,5% en 2015 a 47,2% en 2018, sobre el total de los recursos tributarios nacionales –excluyendo comercio exterior y seguridad social–.
También la coparticipación a las provincias creció como porcentaje del P.I.B.
Esta mayor distribución a las provincias se refleja en las cuentas de las jurisdicciones locales.
Las provincias deficitarias pudieron cerrar sus cuentas con superávit.
Por primera vez desde 2014, el consolidado provincial cerró con superávit primario a fines del año pasado.
El crecimiento de las transferencias automáticas constituye el principal factor que explica la renovada fortaleza de las cuentas de cada provincia.
La mayoría de las provincias cerró así sus cuentas con saldos positivos.
En San Luis ocurrió diametralmente lo opuesto.
De registrar un balance primario superavitario en 2015, San Luis es unas de las pocas provincias argentinas con déficit primario y operativo al cierre de 2018.
Y ello a pesar de los mayores recursos que le giró Nación.
Durante 2018 San Luis recibió $26.592 millones de recursos nacionales, frente a los recursos propios que ascendieron a $ 6.588 millones.
Es decir, el 78,17% de los recursos tributarios que dispone San Luis provienen del Estado nacional.
Son gracias a estos recursos que el Estado Provincial pudo sostener hasta ahora su nivel expansivo de gastos corrientes.
Las Cuentas de Inversión de los años 2016 y 2017 ya pronosticaban este desequilibrio fiscal.
La tasa interanual de crecimiento de gastos se posicionó siempre por encima de la tasa de crecimiento de los recursos corrientes.
De hecho 2017 cerró en rojo con un déficit de $ 846 millones.
El resultado del déficit no fue consecuencia de los ingresos que dispuso el fisco para su administración, en tanto que los mismos registraron un aumento mayor a la inflación.
De hecho, todos los años se recibieron fondos muy por encima de lo que figuraba en el presupuesto provincial.
La explicación del déficit obedece a los gastos fiscales, evidenciando un “manejo irresponsable” del erario público, señalan especialistas consultados.
“Se creó una pelota que hoy no puede pararse” reconocen dentro del mismo Gobierno de Alberto Rodríguez Saá.
El gasto se ha descontrolado.
Para peor de las cosas, pese la magnitud y evolución del total de los gastos, se advierte una pobre performance en la ejecución de los gastos de capital, es decir, en las obras públicas e inversiones estatales.
De esta manera, los gastos evidenciaron un comportamiento negativo desde el punto de vista cuantitativo y también en su faz cualitativa.
El aumento del gasto público no contribuyó a favorecer la situación social en San Luis.
Se perdió 20 veces más de puestos de trabajo que la media nacional y triplicó la pobreza.
En cambio, las provincias vecinas no solo mejoraron o mantuvieron su nivel de empleo, sino que también pudieron bajar su tasa de pobreza.
En fin, mientras que en el resto de las provincias con los mayores recursos que transfirió Nación pudieron sanear sus cuentas que eran deficitarias, San Luis pasó del superávit al déficit primario.
Hoy San Luis, depende sensiblemente de las transferencias de recursos nacionales para enfrentar sus gastos de funcionamiento, la masa salarial y los planes sociales.
Es una situación “altamente preocupante”, toda vez que, año a año, se advierte más deterioro de las cuentas públicas puntanas, advirtió un especialista.
Se ha llegado a un volumen de gastos insostenible, que cada vez crece más, muy por encima de los recursos, lo que pone en riesgo de cesación de pagos al Estado Provincial.
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