NICARAGUA: ASÍ PASÓ
Terremoto en el orteguismo: así se originó todo
Se siguen sacudiendo los cimientos de un país que
ya no tiene el mismo panorama.
¿Pero cómo ocurrió y cómo terminará la crisis en
el orteguismo?
Desde el 19 de abril las protestas no han cesado contra el gobierno de Daniel Ortega. LAPRENSA/C.Valle
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El terremoto político sigue sacudiendo los cimientos de un país
que ya no tiene el mismo panorama de hace unas semanas.
El gobierno de Daniel
Ortega y Rosario Murillo, que había consolidado una alianza con los
empresarios, controlaba el poder judicial,
electoral y legislativo, mandaba con mano férrea las fuerzas armadas y
paramilitares, había aniquilado a los líderes políticos adversarios y partidos opositores,
de golpe fue rebasado por la manifestación masiva y cívica sin precedentes.
Pero
¿cómo ocurrió y cómo terminará?
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cooperación venezolana
La
llegada de Daniel Ortega al poder coincidió con el auge petrolero de Hugo
Chávez en Venezuela.
La importancia de la cooperación venezolana, a través de
créditos petroleros, exportaciones, inversiones en plantas eléctricas, entre
otros, llegaron a representar en promedio el 13.7 por ciento del PIB.
Este
acuerdo de cooperación aportó más de cuatro mil millones de dólares en estos 11
años de gobierno de Ortega.
Venezuela, además, se convirtió en el segundo
destino de importancia para las exportaciones nicaragüenses.
Las arcas llenas le permitieron al Gobierno financiar programas sociales,
comprar medios de comunicación y mantener los beneficios a los empresarios por
medio de subsidios y exoneraciones.
La falta de dinero en el Gobierno hizo
que se adoptaran medidas para salvar al Seguro, descargando todo en los
bolsillos de los ciudadanos y en su principal socio: los empresarios.
Buenas relaciones con Estados
Unidos
Nicaragua
ha privilegiado el comercio y la seguridad, con lo que había mantenido buenos
lazos con Estados Unidos.
Para José Luis Rocha, investigador de la Universidad Rafael Landívar de
Guatemala, Nicaragua no es un país clave para la geopolítica estadounidenses y
no presenta los niveles de violencia que por décadas han afectado a los países
del Triángulo Norte.
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¿Qué es el orteguismo?
A
sí como existe el fascismo y el nazismo, el orteguismo se convirtió en una
categoría política, según el analista político Fernando Bárcenas.
Para él, el
orteguismo no se explica sin el sandinismo de los años 80, ya que es una
evolución degenerativa.
Para
Bárcenas, el sandinismo fue un movimiento extraordinariamente burocrático, en
donde se formó un grupo de nueve personas, que su lema era: “Dirección nacional,
ordene”.
Esto quería decir que estaban por encima de la sociedad y se
consideraban fuente de derecho.
“En esos años la cúspide hacía lo que se le
ocurría, de donde llevar el rumbo del país. Y las masas quedaron expropiadas de
los derechos”, dice Bárcenas.
Durante los años 90, después que perdió el poder, Daniel Ortega
fomentó el caudillismo al conspirar e intrigar para convertirse en el único
candidato del partido FSLN.
Las asonadas del FSLN sirvieron para ejercer presión, durante los años 90, a los gobiernos de turno. Foto: LA PRENSA/Archivo
Una vez que triunfó Ortega apareció la figura de Rosario Murillo,
quien le dio a su esposo un carácter “mesiánico”.
“Ortega dejó de ser una
persona normal, al que el partido podría cambiar, y pasó a ser un mesías.
Porque si él es un mesías, ella es la vocera del mesías, y quiere el poder.
Entonces crea el mesianismo y anula al partido.
De tal manera que el partido
solamente deposita las decisiones en Daniel Ortega, su mesías”, dice Bárcenas.
El
FSLN ya no funciona como un partido, en donde existan verdaderos congresos,
debates, fracciones y opiniones.
Según Bárcenas, esto es impulsado por Murillo,
quien ha convertido al partido en solamente una fuerza de choque que cuenta con
las turbas, la Policía y el Ejército.
Bárcenas
caracteriza al orteguismo como el movimiento que impuso el terror entre los
trabajadores estatales corridos por capricho, el servilismo que descartó el
método profesional con el que eran contratados los funcionarios, el secretismo
mafioso, la ignorancia, el miedo a las turbas y la reducción del Estado a una
finca privada donde gobierna la pareja presidencial.
Los árboles de la vida, símbolo oficial del gobierno, han sido el blanco de los protestantes, quienes han derribado varios en el transcurso de las protestas. LA PRENSA/R.Fonseca
Monopolio de la ley
Daniel
Ortega y Rosario Murillo, desde que llegaron al poder, construyeron un modelo
político sin ningún freno ni contrapeso, dice el experto jurídico Gabriel
Álvarez.
De tal forma que pulverizaron a la bancada sandinista, eliminando al
partido, y a la oposición política.
“Demolió el sistema de partido político:
los dividió, los corrompió, los chantajeó. Es decir, una pulverización que hizo
que no haya alternativa de liderazgo político”, analiza Álvarez.
La
clave de la destrucción del Estado fue haber corrompido al poder judicial.
Dichos poderes, en todos los países, son la garantía del funcionamiento
democrático de un estado de derecho.
Por lo tanto, si alguien no quiere
respetar un estado de derecho, lo primero que debe hacer es tomarse el poder judicial.
“Esto fue lo primero que hizo Ortega, para por medio de los jueces
instrumentalizar sus decisiones políticas”, analiza Álvarez.
El
control del poder judicial les permitió eliminar a cualquier oposición
política.
Anularon la personería jurídica de varios partidos y chantajearon a
líderes opositores por medio de sentencias judiciales.
El
siguiente paso fue la toma del poder legislativo, que se logró por medio de los
fraudes electorales, avalados por el Consejo Supremo Electoral, que preside el
magistrado Roberto Rivas, sancionado por corrupción por Estados Unidos.
Los
fraudes les dio mayoría parlamentaria: 71 de 92 diputados en la Asamblea
Nacional.
Roberto Rivas es señalado de perpetrar fraudes electorales en Nicaragua para favorecer al FSLN. Ha sido el único nicaragüense en ser sancionado por Estados Unidos. LA PRENSA/ ARCHIVO
Manuel Orozco, politólogo, analiza que Daniel
Ortega tiene el monopolio de la autoridad y la ley a su favor.
“La
independencia del poder judicial no existe, desde hace más de diez años el poder
judicial está controlado también por el orteguismo: 11 de 16 magistrados de la
Corte son sandinistas.
Estos magistrados responden directamente a señales del
ejecutivo sobre las decisiones a tomar”, señala Orozco.
Acaparamiento de medios
La
familia presidencial no contaba con el control mediático en el país.
Solamente
tenía a su alcance el Canal 4, la Nueva Radio Ya y Radio Sandino.
Actualmente,
de nueve canales en televisión abierta, ocho son controlados por la familia
Ortega-Murillo, que dirige los canales 4, 6, 8 y13 y el sistema informativo de
Canal 2.
El otro grupo de medios los controla el empresario
mexicano-estadounidense Ángel González (canales 2, 9, 10 y 11) y que también
son afines a Ortega.
“Tenemos
varios puntos de preocupación, en particular la concentración de medios en
pocos propietarios, entre ellos, la familia del presidente de la República y
Ángel González, que en general es un empresario que pone los medios a
disposición de los Gobiernos”, dijo Edison Lanzas, relator especial para la Libertad
de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), durante
la Conferencia de Periodismo de Investigación #Colpin2016, realizada en Panamá.
El
gobierno de Ortega ha ahogado económicamente a los medios, no investiga las
agresiones a periodistas, censura la información y no permite cobertura de
medios en instituciones públicas.
Gabriel
Álvarez, analista político, dijo que el acaparamiento de medios fue otra
estrategia de control del Gobierno.
“Porque en una sociedad abierta, las libertades
de expresión e información, son clave. Pero el Gobierno sometió la libertad a
través de la compra de medios, incluso con fondos públicos de la cooperación
venezolana, que no eran de ellos”.
Poder de las armas
“Gobernar
desde abajo”, fue una de las primeras declaraciones de Daniel Ortega, cuando
perdió las elecciones en 1990.
Para el analista político Fernando Bárcenas,
Ortega intentó recuperar el poder vía turbas, haciendo asonadas a todos los
gobiernos liberales de turno.
Cuando llegó al poder en 2007, con el auge
económico de la cooperación venezolana, logró comprar a la Policía Nacional, a
la que convirtió en orteguista.
“A
la Policía la convirtieron en una fuerza de choque, que la juntan con los
paramilitares, las turbas, para andar los dos en consonancias. Trabajan en
armonía para reprimir. Destruyeron la institución policial y la transformaron
en fuerza de choque”, dice Bárcenas.
Gabriel
Álvarez también recuerda que la Policía y el Ejército han sido utilizados para
abatir a decenas de personas calificadas de “narcotraficantes” que no se han
investigado.
“Ellos (Ejército y Policía) solo habían sido utilizados de manera
selectiva porque no había una expresión masiva contraria al Gobierno, como la
que hubo ahora, en donde provocaron una masacre. Pero el control de las fuerzas
armadas ha sido fundamental para el Gobierno”, agrega Álvarez.
Un señor es detenido y lastimado brutalmente por policías antimotines a la hora de replegar a los protestantes. LA PRENSA/JADER FLORES
Neutralidad de la iglesia y
evangélicos
Antes
de esta represión, la Iglesia había mantenido una “neutralidad relativa con el
régimen”, según Óscar René Vargas, sociólogo.
Aunque en estas últimas semanas,
los obispos, encabezados por monseñor Silvio Báez, se pusieron al frente de la
defensa de los estudiantes masacrados por las fuerzas de choque del Gobierno y
aceptaron la invitación de ser garantes del diálogo nacional, convocado por
Ortega.
En
2014, a través de una Carta Pastoral, los obispos solicitaron cambios al
Gobierno, pero las solicitudes no fueron respondidas satisfactoriamente.
La
posición de algunos líderes religiosos ha sido fuerte, pero como institución,
la Iglesia ha mantenido una relación respetuosa con el Gobierno, que ha hecho
suponer que existen obispos progobierno y obispos contra Gobierno.
Según
Vargas, muchos de los dirigentes evangélicos han sido comprados por el
Gobierno, y esto se explica en la ausencia de crítica al poder y el silencio
por la última masacre que cometieron las fuerzas armadas de Ortega-Murillo.
¿Cómo se deshace el castillo de naipes?
Ya
sabemos que las protestas empezaron tras la aprobación de las reformas a la
seguridad social, que cinco días después revocó Ortega.
Sin embargo, de la ley
del INSS ya nadie habla aunque los ciudadanos no dejan de manifestarse en las
calles.
El
investigador José Luis Rocha, en el texto “El tigre nicaragüense y las
emociones del contrapoder”, explica que el problema del INSS “rebalsó un
acumulado de dos quinquenios y pico: el destape de las millonarias mansiones
que en Costa Rica y en España compró el presidente del Consejo Supremo
Electoral Roberto Rivas, más de cuatro fraudes electorales, la represión a las
ONG, el control de los fondos de la cooperación externa, el monopolio de la
publicidad estatal por empresas de los hijos de Ortega-Murillo, las concesiones
a las empresas mineras, el monopolio de las empresas que prestan servicios de
salud a la seguridad social, los oligopolios del mercado de medicamentos y
similares, y un larguísimo etcétera que llenaría tratados y enciclopedias”.
El
sociólogo Óscar René Vargas agrega a esta lista las reiteradas ilusiones
vendidas a la población que nunca se realizaron: Canal, refinería, satélite,
fábrica de aluminio, y los problemas ambientales y de agua potable que fueron
denunciados a lo largo de los años hasta que el incendio en Indio Maíz,
ocurrido a inicios de mes, hizo tomar conciencia de que era un problema
nacional.
Las protestas demandando elecciones libres fueron reprimidas todo el tiempo. Según analistas los partidos opositores han sido destruidos. LA PRENSA/ARCHIVO
Otras de las molestias de la población, que recoge Vargas, es la
elección de Murillo como vicepresidenta, en donde se abrió la posibilidad de
una nueva dinastía y recordó a la somocista.
El
analista dice que un tema grave es la impunidad en los casos de corrupción con
el dinero venezolano, con el cual se enriquecieron varios funcionarios.
“Con el
derroche del dinero venezolano, Nicaragua perdió la oportunidad histórica de
dar un salto en su desarrollo si el dinero se hubiese invertido de manera
racional”, dice Vargas.
Vargas considera que las medidas económicas tomadas por el Gobierno, en todos
estos años, han dejado en evidencia que ha provocado más desempleo, empleo
informal, pobreza, desigualdad social, concentración de la riqueza, entre otras
situaciones que mantienen el descontento entre la población.
Sin
embargo, para el experto jurídico Gabriel Álvarez, el desmoronamiento tiene una
explicación más estructural.
Álvarez considera que el orteguismo al destruir
todo, se ha quedado solo: “Destruyó todo ápice de oposición, tanto interna como
externa, de tal manera que no tiene con quien negociar esta crisis. No hay
mecanismo de salida”.
El
experto explica que cuando este tipo de crisis ocurren en un Estado
democrático, lo normal es que el mandatario llame a los líderes de oposición
para negociar y resolver el problema: “Pero aquí hay un sistema sin controles
ni límites, donde gobierna una persona con la complicidad de otra. Y las crisis
se resuelven a sangre y fuego. Pero cuando de esa manera no se pueden resolver,
pasan estas cosas”.
Fernando
Bárcenas argumenta que el régimen subestimó la capacidad de resistencia
juvenil, sin comprender que el asesinato de estudiantes, en lugar de desbandar
a los jóvenes, galvanizó al extremo la confrontación.
“Murillo provocó un
desastre al confiar únicamente en la represión. La manifestación simultánea en
varias ciudades del país, con centenares de movilizados, puso de manifiesto que
la dictadura es inviable, y que la dirección orteguista es sumamente torpe”,
dice Bárcenas.
Posibles escenarios
En
un ejercicio teórico, Álvarez considera que existen dos escenarios.
El primero
es que Ortega se percate de que estamos al borde del colapso —ya que todavía no
estamos en una crisis económica aguda— y le dé una solución al país, utilizando
el diálogo para recomponer el rumbo democrático.
El
segundo escenario es que Ortega utilice el diálogo para pasar los golpes
durísimos que ha recibido ahorita con tal de mantenerse en el poder.
“Esto
provocaría una catástrofe que no podría sostener nadie, ni la comunidad
internacional ni los empresarios. Porque quedó demostrado que al pueblo le
repugna la política Ortega-Murillo dibujada con un supuesto consenso con los
empresarios”.
Para
Gabriel Álvarez, la mesa de diálogo tiene un diseño desafortunado y no permite
ir construyendo los canales de legitimación democrática, sino que más bien
responde a la lógica corporativista con el que ha venido gobernando Ortega y
que al final destruyó al país.
El
analista político Fernando Bárcenas considera que en lugar de diálogo, lo que
debe haber es una negociación entre el movimiento universitario y Ortega para
abrirle una posibilidad a la salida pacífica de la dictadura.
El 30 de abril de 2018, Daniel Ortega realizó una convocatoria masiva, después de varios días de protestas.
LAPRSA/AENP
Fuente
“LA
PRENSA”, Nicaragua, 06.05.2018
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