Además de saber que esté medio lleno o medio vacío, hay que conocer que contiene. Sócrates
26 may 2018
HAY LADRONES Y LADRONES
HAY LADRONES Y LADRONES
Manual para delincuentes
de
cuello blanco
Fraude bancario, lavado de dinero, uso ilícito de paraísos fiscales: lo
que necesitas saber sobre estos crímenes y lo sencillo que aún es para muchos
cometerlos y salirse con la suya.
La expresión “delito de cuello blanco” apenas si era usada hasta
que el criminólogo Edwin Sutherland comenzó a hacerlo.
A finales de la década
de 1930, prácticamente todas las incidencias de robo eran vinculadas a personas
pobres.
En opinión de Sutherland, sus colegas sociólogos habían llegado a la
conclusión de que la delincuencia era resultado de “trastornos mentales,
desviaciones psicópatas, barrios bajos y familias ‘deterioradas’”; se creía que
menos del dos por ciento de la delincuencia provenía de quienes integraban los
altos niveles socioeconómicos.
Sin embargo, Sutherland creía que este panorama general era no
solo sesgado, sino miope, ya que no tomaba en cuenta los robos perpetrados a
simple vista.
“Los ‘barones del robo’ de la última mitad del siglo XIX fueron
criminales de cuello blanco”, dijo en 1939 a la multitud de la Sociedad
Sociológica de Estados Unidos.
Hizo mención de una anécdota, cuando Commodore
Cornelius Vanderbilt —quien fue el estadounidense más rico hasta su muerte en
1877— dejó entrever que su riqueza familiar era mal habida cuando dijo: “No
suponen que es posible gestionar una ferrocarrilera acatando la ley, ¿o sí?”.
Según la gente que se mueve tanto dentro como fuera de la ley,
gracias al internet y a los paraísos fiscales hoy resulta todavía más fácil
para la delincuencia de cuello blanco pasar inadvertida.
El efectivo se acumula
en cuentas intocables en islas; los cheques corporativos se pueden falsificar y
después depositar; el lavado de dinero adopta la forma de una tarjeta de débito
prepagada; las operaciones fiduciarias con información privilegiada son solo
una conversación acompañada de unos tragos.
Te sorprenderías al descubrir lo sencillo que es robar mientras
se mantiene una fachada de respetabilidad.
Fraude con cheques
Los cheques pueden ser herramientas útiles para cometer robo
corporativo y lo que se conoce como robo de cuenta corriente.
Para cometer
estos tipos de fraude se requiere un entendimiento muy básico de la
falsificación.
Frank Abagnale, cuyas hazañas criminales inspiraron la
película Atrápame si puedes, comenta que para robar a una empresa
los mejores falsificadores “toman un logo corporativo y quizá la fachada del
edificio, lo usan de fondo y pueden hacer un cheque que se vea diez veces mejor
que el real”.
Después llaman a la empresa y piden hablar con alguien del
departamento de cuentas por cobrar.
Acto seguido, explican que quieren pagar
una factura mediante una transferencia a la institución, y así se enteran de
dónde efectúa esta sus transacciones bancarias, además del número de ruta y los
números de cuenta.
Agregan esa información al cheque falso.
A continuación, encuentran a alguien dentro del área de
comunicaciones corporativas que les entregue un comunicado de prensa, pues este
usualmente incluye la firma del director general o de finanzas.
Escanean el
documento e imprimen la firma en el cheque. Salvo que el monto de este sea
superior a 2000 dólares, lo más seguro es que no sea revisado.
“Ningún humano
ve el cheque; pasa por un procesador de alta velocidad”, dice Abagnale.
Durante
los últimos cuarenta años, ha sido consultor de instituciones financieras y
agencias gubernamentales estadounidenses para combatir fraudes.
Según la
Reserva Federal, en 2015 se falsificaron alrededor de 17.000 millones de cheques,
con un valor aproximado de 27 billones de dólares.
Otra forma más común de usar los cheques de manera fraudulenta
es apropiarse de una cuenta particular.
“Digamos que me diste un cheque por nueve dólares”, explica
Abagnale.
“Todo lo que haría es ir a checksinthemail.com, donde tienen todos y
cada uno de los estilos de cheques que te puedas imaginar”.
Los defraudadores
pueden buscar el estilo que más se asemeje al cheque que les entregaron —por
ejemplo, para copiar los árboles en el fondo— y después hacer un cheque a
nombre de otra persona con la información bancaria de la víctima.
Cuando el
banco de la otra persona recibe esos cheques, los cargará a esa cuenta.
El
estafador puede pagar la renta y sus tarjetas de crédito, o acudir a un lugar
donde se cobran cheques en efectivo y salir de ahí con miles de dólares.
“No es
sino hasta meses después cuando alguien lo descubre”, indica Abagnale.
“Y el
banco es responsable de pagar a ambas partes incluso si el negocio presenta una
denuncia dentro de los treinta días siguientes”.
Compraventa de valores inflados
Desde hace tiempo, los estafadores han ideado fraudes para
presionar a los clientes ingenuos a comprar bienes, en especial de acciones que
cuestan muy poco, con promesas de que les darán consejos espectaculares e
información privilegiada.
Hoy en día, el manual de la compraventa de valores
inflados se aplica a la nueva frontera de las criptomonedas.
“Una de las cosas que estamos viendo en el ámbito de las monedas
virtuales es la aplicación de estos viejos fraudes con una conducta nueva”,
explica James McDonald, director de aplicación de la ley de la Comisión de Negociación de Futuros de Productos Básicos de
Estados Unidos.
En el caso de la compraventa de valores inflados se necesita un
mercado poco comercializado en el que sea fácil manipular las variaciones de
precios y que estas sean desproporcionadamente grandes en comparación con lo
poco que cuestan los activos.
“Si compro cientos de acciones de Apple, eso no va a mover el
precio”, menciona McDonald.
“Pero digamos que hay una nueva moneda; si compras
cien monedas o acciones, esa operación podría ser el total de los movimientos
de ese día. Si se estaba comercializando a diez centavos, eso podría triplicar
o hacer subir más el precio”.
Los estafadores comienzan invirtiendo una enorme cantidad en una
moneda relativamente poco conocida.
Después diseminan información errónea en
las redes sociales; afirman, por ejemplo, que un famoso inversionista como
Warren Buffett está invirtiendo en la moneda.
Pueden publicar artículos falsos
que señalen que se otorgó una línea de crédito de un banco o empresa como
MasterCard, y después hacen circular vínculos a las noticias falsas en las
redes sociales, lo que provoca que se corra el rumor en cuentas de Twitter
conocidas por promover acciones.
Es riesgoso que las noticias sean demasiado atractivas.
Un artículo que afirme que el presidente de la Reserva Federal está respaldando
una moneda desconocida o que Estados Unidos va a usar una moneda específica no sería
creíble.
Los defraudadores suelen cultivar una identidad cibernética en
Twitter o Facebook que se da a conocer por especializarse en recomendar monedas
o selecciones de valores; acto seguido, recomiendan el valor que quieren inflar
y esperan a que sus seguidores lo compren.
“Entonces tienes transacciones que
corroboran la información falsa”, comenta McDonald.
“Recibes los informes
falsos, la moneda sube y después te parece creíble”.
Siguiendo de cerca el
entusiasmo por la moneda, venden cuando les parece que llega a su punto máximo.
Como tienen en su poder la mayor parte de la moneda, su precio se desplomará en
cuanto vendan lo que poseen.
“Esto puede ocurrir en cuestión de minutos”,
afirma el experto.
Los paraísos fiscales
La gente que quiere mantener su dinero lejos de la entidad que
recauda impuestos lo llevará a otro país.
Quienes son lo suficientemente ricos ni siquiera tienen
que buscar ese paraíso fiscal: las oportunidades irán a ellos.
“Cuando tienes
más de 20 millones de dólares, vas a comenzar a ser blanco de estas
instituciones financieras. Te invitarán a eventos deportivos como el golf o a
noches de gala”, dice Gabriel Zucman, profesor asistente de economía de la
Universidad de California en Berkeley, y autor de La riqueza escondida de las naciones.
“No te lo venden de manera agresiva, más bien te hablarán sobre inmunización
fiscal y estrategias legales”.
Hasta la crisis financiera de 2008, según la investigación de
Zucman, Suiza controlaba aproximadamente un 50 por ciento de las cuentas offshore o
extraterritoriales que usaban los más ricos del mundo; hoy esa cifra es de casi
25 por ciento.
Ahora se almacena más riqueza en Asia: Singapur y Hong Kong
albergan un 30 por ciento de las cuentas extranjeras en uso, mientras que el
resto se encuentra en el Caribe, en Panamá y Europa.
Un abogado o asesor
financiero usualmente es quien establece una empresa fantasma.
“Hay intermediarios: bufetes que
pueden conectar a la gente con los bancos y que proveen estas empresas fantasma
anónimas”, explica Zucman.
Una vez que se establece la empresa fantasma, esta
envía una factura por servicios ficticios, como asesoría en inversiones.
Posteriormente, el pago de estos servicios va a la cuenta de banco extranjera
vinculada a la empresa fantasma.
El rastro documental resultante parece
legítimo.
Zucman calcula que una cantidad equivalente al ocho por ciento
de la riqueza financiera neta de un país se encuentra en cuentas extranjeras
que no pagan impuestos; en 2016 fue de alrededor de 8,6 billones de dólares.
“Hay bastante opacidad”, dice.
“Existe toda esta riqueza corresponde con un papeleo,
y las autoridades no cuentan con una buena forma de penetrar ese velo de
confidencialidad. Dependen de la buena voluntad de los banqueros, lo cual no es
suficiente”.
Tener acceso al dinero en una cuenta extranjera es tan sencillo
como usar una tarjeta de crédito de un banco extranjero o sacar un préstamo en
Estados Unidos respaldado por los activos que se tienen en el extranjero.
“No
tienes que presentarte”, explica Zucman. “Se puede hacer remotamente”.
Operaciones con información privilegiada
Los empleados de empresas que cotizan en la bolsa suelen poseer
algo muy valioso para los inversionistas externos: conocimiento sobre los
planes de sus empleadores más allá de lo que se dice en los boletines de
prensa.
Quienes estén dispuestos a compartir esa información —y que quizá se
benefician ilegalmente de ella— a fin de burlar al mercado de valores saben
circular entre los diversos departamentos de la empresa, menciona Roomy Khan,
una exanalista de Intel que fue a prisión por compartir información con Raj
Rajaratnam, fundador multimillonario y exdirector del fondo de cobertura
Galleon Group y de otros más.
“Siempre estaba tratando de conocer gente en el departamento de
finanzas y la cadena de mercadotecnia de la empresa”, confiesa Khan.
“En ventas
saben cuáles son los valores contables; en mercadotecnia saben lo que la gente
está buscando”.
Intel controlaba casi el 90 por ciento del mercado de
computadoras personales de microchips cuando ella estaba ahí, por lo que la
información que ella recabó para Rajaratnam le dio a este la capacidad de
predecir las fortunas de Intel y de todo el mercado de las computadoras
personales.
Si se trata de comprar o vender acciones con base en estas
predicciones, las personas que trafican información privilegiada deben evitar
acertar cada vez.
Demasiadas transacciones inmediatas y extraordinarias, que
además sean correctas, pueden levantar sospechas.
“El gobierno detecta a
quienes trafican con información privilegiada”, explica Khan, que ahora da
conferencias a empresas sobre los peligros de esta práctica.
Las autoridades
federales estadounidenses no son las únicas en busca de transacciones
inusuales.
Las empresas pueden meterse en problemas si hay demasiadas fugas de
información, y lo mismo sucede con los fondos de inversión si actúan a partir
de esos datos, así que ambos tipos de empresas están al pendiente de posibles
actividades sospechosas.
Los círculos sociales y profesionales se pueden usar para sacar
información a cualquiera que esté dispuesto a compartir información secreta de
productos o estrategias.
“Digamos que Samsung tiene problemas con sus baterías y si algún conocido mío
comentó algo sobre los problemas, yo empezaría a sondearlo para saber más. Sé
lo que el mercado está buscando”, comenta Khan. “Haría preguntas cada vez más
detalladas”.
La manipulación es la clave para obtener información
confidencial, pero quienes trafican información privilegiada tratan de ser
amigables y de no levantar sospechas; la gente se deja persuadir más fácilmente
si se le hace sentir poderosa, querida e incluida en los niveles superiores de
la sociedad financiera.
Khan comenta: “Yo usaba mi estilo de vida, mi éxito y
todo eso que nos hace parecer exitosos”.
Lavado de dinero
Los negocios ilegales buscan todas las formas posibles de volver
a poner en circulación el efectivo que tienen.
Lavar ese dinero sucio en
Estados Unidos requiere que “estructuren” sus depósitos de dinero mal habido.
En ese país, los bancos deben informar sobre transacciones de 10.000 dólares o
más en efectivo, de tal modo que sus depósitos tienen que ser inferiores a eso.
“Los delincuentes entienden que las leyes bancarias
estadounidenses se han vuelto mucho más estrictas en los últimos años”, explica
Adam Braverman, fiscal federal para el Distrito Sur de California.
“Solían
depositar 9999 dólares en diez o veinte bancos distintos.
Ahora buscamos esas
actividades sospechosas”.
Los que buscan dedicarse a lavar dinero tratan de
evitar activar el software que los bancos usan para mantener controles contra el
lavado de dinero al variar sus depósitos según cantidad, ubicación —geográfica
y bancaria— e incluso el horario.
Las tarjetas de débito prepagadas ofrecen un método más anónimo
(y que requiere menos trabajo) de poner a circular el dinero sucio en el
sistema.
“Una nueva forma en la que las organizaciones lavan dinero es
comprando tarjetas de regalo o de débito que pueden revender y así transferir
dinero fácilmente”, comenta Braverman.
Como cualquiera puede comprar dichas
tarjetas en una farmacia, por ejemplo, son más difíciles de rastrear que los
depósitos bancarios, que requieren cuentas.
De todas formas, los compradores
necesitan limitar sus depósitos en las tarjetas de débito a menos de 10.000
dólares.
Si los que lavan dinero quieren hacer las cosas a la antigua,
pueden contrabandear efectivo entre fronteras.
Lo mejor es sellar el dinero al
vacío o empacarlo en plástico para reducir su volumen —un millón de dólares
llega a requerir mucho espacio— y contratar a un mensajero para que lo
transporte en morrales a un país con leyes bancarias más laxas.
Una vez que el
dinero está en alguna nación así, los dólares se pueden cambiar a la moneda
local en una casa de cambio.
La ONU calcula que se lavan hasta 1,6 billones de dólares al año
en todo el mundo.
La cultura popular nos hace creer que los negocios en los que
se maneja efectivo, como los clubes nocturnos con desnudistas, los lavados de
autos y los casinos, son los mejores lugares para lavar dinero; la realidad es
que lidiar con la carga de dirigir un negocio legítimo y realmente pagar
impuestos es todo menos dinero fácil.
Me atrevo a interpelar, por sentirlos muy cercanos, por más que las apariencias parecieran indicar lo contrario; insisto en lo de la cercanía, por que estamos en el mismo bote – que hace agua - , tenemos pesares, angustias y problemas comunes, recién después vienen las diferencias.
La idea es dialogar, hablar de nuestras cosas, hay textos que nos proporcionan la información básica – no única-, solo es una propuesta como para empezar. La continuidad depende de Ustedes, un eventual resultado adicional depende de todos.La idea es hablar desde un “nosotros” y sobre “nuestro futuro” desde la buena fe, los problemas exigen soluciones que requieren racionalidad, honestidad intelectual que jamás puede nacer desde la parcialidad, la mezquindad, la especulación.
Encontraran en “HASTA EL PELO MÁS DELGADO ...”, textos y opiniones sobre una temática variada y sin un orden temporal, es así no por desorganizado, sino por intención – a Ustedes corresponde juzgar el resultado -.Como no he vivido en una capsula, ya peino canas, tengo opiniones y simpatías, pero de ninguna manera significa dogmatismo, parcialidad cerrada.Soy radical (neto sin adiciones de letras ninguna), pero no se preocupen no es contagiosos … creo, solo una opción en el universo de las ideas argentinas. Las referencias al radicalismo están debidamente identificadas, depende de Ustedes si deciden “pizpear” o no.
El acá y ahora, el nosotros y el futuro constituyen la responsabilidad de todos.Hace más de cuatro décadas, en mi lejana secundaria, de una pasadita que nos dieron por Lógica, recuerdo el Principio de Identidad, era más o menos así: “Si 'A' no es 'A', no es 'A' ni es nada”, por esos años me pareció una reverenda huevada, hoy lo tomo con mucho más respeto y consideración. Variaciones de los mismo: no existe un ligero embarazo; no se puede ser buena gente los días pares.
Llegando al Bicentenario – y aunque se me tildé de negativo- siento que como pueblo, desde 1810, hemos estado paveando … a vos ¿qué te parece?. En algún momento perdimos el rumbo y ahí andamos “como pan que no se vende. Cuentan que don Ángel Vicente Peñaloza decía: “Como ei de andar, en Chile y di a pie, cuando hay de que no hay cunque, cuando hay cunque no hay deque”.
De tanto mirarnos el, ombligo y su pelusa, tenemos un cerebro paralitico, cubierto de telarañas y en estado de grave inanición. Padecemos una trágica concurrencia de factores que nos impiden advertir – debidamente -, este, nuestro triste presente y lo que es peor aún, nos va dejando sin futuro.
A los malos, los maulas, los sotretas, los villanos, los mala leche, los h'jo puta, los podemos enfrentar pero … ¿qué hacemos con los indiferentes, con los que solo se meten en sus cosas, y no advierten que el nosotros y el futuro por más que sean plurales son cosas personalisimas? Y luego dicen que quieren a sus hijos y su familia; ¡JA!, ¡doble JA!, ¡triple JA! (il lupo fero).
¡¡EL REY ESTÁ EN PELOTAS!!, dijo el niño de la calle, hijo de padre desconocido y madre ausente, ese niño es mi héroe favorito.
¿QUÉ ES PEOR LA IGNORANCIA O LA INDIFERENCIA?
¡¡NO LO SÉ Y NO ME IMPORTA!!
El impertinente, el preguntón es nuestra esperanza, nuestro “Chapulin Colorado”.
Mis querido “Chichipios” - diría don Tato- no olviden que además de ver el vaso medio vació o medio lleno, hay que saber que contiene – sino que le pregunten a Socrates - ¡Bienvenidos! Adelante. Julio
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