ARGENTINA / FMI.
- I -
Economía
El "Lado B" del
acuerdo con el FMI:
¿le pedirá al Gobierno que deje flotar al dólar y dé punto
final a las metas de inflación?
10-05-2018
Dujovne obtendrá más dinero del previsto
originalmente, aunque no se librará de las condicionalidades de monitoreo que
implicaban los acuerdos tradicionales con el FMI.
Los expertos de la City temen
que el organismo intente trasladar a la Argentina sus recomendaciones clásicas.
Lo que viene
Por Claudio Zlotnik
La
ansiedad es la tónica del momento.
Apenas cortó la comunicación con Christine Lagarde, Mauricio Macri instruyó a Nicolás Dujovnepara que ese mismo día
se subiera a un avión que lo dejara en Washington.
Tomó el
primer vuelo que consiguió, con escala en Boston.
Esa urgencia tiene su razón
de ser: el Gobierno necesita dar
una clara señal de certeza al mercado antes del próximo
martes.
Ese
día vencen nada menos que $674.000
millones en Lebac, de modo que será una prueba de fuego, en
medio de la tensión cambiaria.
El
equipo económico (y toda la administración Macri) se enfrenta a un alto riesgo: que los
inversores no se vean tentados ni siquiera con una tasa de interés del 40% y
que prefieran dolarizar
sus carteras antes que mantenerse en un activo en pesos.
Contrarreloj
El primer paso de ese camino se dio ayer, miércoles, después de las cinco de la
tarde: "La Argentina pedirá
un acuerdo financiero stand by de alto acceso", comunicó
el Palacio de Hacienda tras el encuentro entre Dujovne y Alejandro Werner, director del
Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario.
"Fue una primera reunión
introductoria para discutir los próximos pasos en el proceso de
negociación", aclararon desde Hacienda.
"Estos
procesos duran
típicamente cerca de seis semanas", destacaron.
No
obstante, la idea de la Casa Rosada es mostrar un avance concreto en esas
negociaciones... antes del próximo martes.
Hace tan solo un mes, en la última
licitación mensual de Lebac, el Banco Central logró colocar
$512.482 millones (sobre un vencimiento total de $587.000
millones).
En aquel momento, la tasa de más
corto plazo (28 días) era de "apenas" 26,3% anual.
Otra
Argentina, otro mundo, a pesar del escaso tiempo transcurrido.
La lógica aspiración oficial para
la semana que viene es acercarse lo máximo posible a aquel
87% de renovación de hace un mes.
El mercado financiero también se
centrará en el resultado: una menor renovación implicará mayor
cantidad de pesos dando vueltas que, dado el actual contexto irán directamente a la compra de dólares, .
Es por eso la celeridad del
Gobierno, los viajes, las urgencias.
Son días clave y el equipo
económico juega contrarreloj.
El oficialismo pretende mostrar avances concretos en la negociación en
Washington, también en un intento por recuperar la confianza perdida.
El
ida y vuelta con el Fondo
"Todavía el FMI no pidió ningún
condicionamiento. Este es otro FMI...", fueron las palabras del
jefe de Gabinete, Marcos Peña, este miércoles.
Puede que sea así y que el organismo sea diferente al que conoció la
Argentina durante la crisis que estalló en 2001.
Pero eso no implica
que le hará "el favor" al país de prestarle plata si no
cumple previamente con las condiciones que exige el organismo.
En otras palabras, si el Gobierno
quiere contar con el dinero -aun a modo preventivo-, tendrá que comprometerse
a avanzar en varias cuestiones.
Precisamente,
de eso se tratan los acuerdos conocidos como "stand by".
Esta línea de
financiamiento implica:
-
Un préstamo que se activa por un monto
global
-
Con desembolsos que
se realizan de a tramos
-
Siempre y cuando el
Gobierno cumpla con lo firmado.
El
hecho de que sea un "stand by de alto acceso", como refirió Hacienda,
significa que "habría
metas trimestrales, un programa que puede ser de hasta tres años pero que
en este caso sería menor", señala a iProfesional un ex negociador
argentino de reconocido prestigio.
"Alto
acceso refiere a que será
un crédito abierto bastante superior a la cuota de la Argentina
y, probablemente, front loaded.
Es decir, con un desembolso inicial superior a lo proporcional",
añade.
Ese
dinero no llegará de una sola vez.
Estarádis ponible
en distintos tramos, en caso de que el Gobierno así lo decida.
El
mercado, en ese contexto, debería reaccionar positivamente, a sabiendas de que
la Argentina dispone
de dólares suficientes como para cancelar sus compromisos y
enfrentar corridas cambiarias.
Desde
el Gobierno son claros: "El
gradualismo no se negocia". Tiene que mantenerse
porque la sociedad no resistiría un ajuste de golpe.
Ya lo hizo saber el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y esta posición es la que
también será defendida por los funcionarios que viajaron a Washington.
También
es sabido que un acuerdo "stand by", como el que se está negociando,
implica sí o sí condicionalidades
ineludibles para el FMI.
Alejandro Werner, nacido en la
provincia de Córdoba pero ciudadano mexicano, suele repetir el mismo speech
cada vez que defiende su postura a favor de la libre flotación de las monedas.
Es
decir, es partidario de que los bancos centrales no respondana los ataques
especulativos -como el que ahora sufre la Argentina- con
fuertes intervenciones en el mercado.
"No
hay que tener miedo a que el dólar flote", insiste. Y da su
explicación: "México aceptó
flotar libremente cuando entró en crisis y superó el trance rápidamente. Se benefició".
"Lo mismo Brasil, en su
momento: optó por la libre flotación, superó el shock inicial y también salió
fortalecido. No hay que temer. Hay que flotar libremente", argumenta
Werner.
Dujovne podría argüir que Argentina es
un caso aparte.
Una excepción a la regla por la alta dolarización de los ciudadanos y por la
funcionalidad bimonetaria de su economía.
También, que aquí el traslado a precios es muy relevante y
más rápido que en otros países.
Lo que se sabrá en las próximas
jornadas, entonces, es si el acuerdo con el Fondo incluye esa condicionalidad
cambiaria.
En
otras palabras, si el organismo le "sugerirá" al gobierno argentino
que avance en un
sistema de dólar libre, en el que
flote libremente y que su cotización sea el resultado del libre juego de la
oferta y la demanda.
"Tenemos que acostumbrarnos
a movimientos del tipo de cambio", señala Peña cuando se le pregunta por
el traslado de la devaluación a los precios.
Además,
hace referencia al acuerdo para mantener
vigente el plan de "Precios Cuidados", que incluye
una nómina de 391 productos, durante los próximos cuatro meses.
Obviamente,
con un dólar que ya superó los $23, la presión sobre
los precios se incrementó a lo
largo de las últimas jornadas.
Tal
como anticipó iProfesional,
varios fabricantes de alimentos ya remarcaron
sus listas en dos oportunidades en apenas dos semanas.
¿De qué condicionalidades se habla?
"Nos van a mirar más, nos van a pedir más, nos van a exigir más",
resumió Marcos Peña.
Así, da por sobrentendido que se vienen condiciones desde Washington.
"Hay muchos rumores dando
vueltas, debemos tener cuidado. Por ahora hay conversaciones técnicas en un
marco de transparencia", señaló.
Una
típica condición del FMI para sellar un acuerdo refiere a
la cuestión fiscal.
Hoy en día, esta es
la fortaleza de Dujovne.
El
ministro puede mostrar méritos en el manejo de las cuentas públicas, algo que
-de hecho- fue elogiado durante
la reciente visita de Lagarde al país.
El
Palacio de Hacienda viene mostrando sobrecumplimiento en
las metas del déficit primario y Dujovne acaba de anunciar una reducción todavía mayor al número
aprobado en el Presupuesto.
Se
comprometió a un déficit
primario equivalente al 2,7% del PIB, medio punto menos que el aprobado,
que ya incluía una reducción respecto del año pasado.
También
será relevante la postura del FMI sobre la política monetaria.
En la
City dan por hecho que los técnicos del organismo reclamarán el fin del programa de
"metas de inflación", bastión de Federico
Sturzenegger.
En
cambio, financistas con acceso a los pasillos del Fondo en Washington ven
posible un nuevo
esquema con objetivos monetarios, que redundaría en una caída
en los niveles de crédito de los bancos a los ciudadanos (hipotecarios
incluidos).
La política, detrás del acuerdo
Aunque los funcionarios lo niegan, el pedido de auxilio al FMI (demasiado apresurado a ojos de
varios expertos en negociaciones internacionales, como Martín Redrado o Daniel
Marx) tiene también
un "lado político".
¿Cuál
es esa arista? Concretamente, la intención oficial de demostrarle al
"mercado" que la Argentina
cuenta con fondos suficientes como para financiar el 2019, año de las
elecciones presidenciales.
"Sería
una manera de ponerle
límite a la corrida y el único que puede costear esas
necesidades es el FMI", sugiere un reconocido consultor
económico que transita los pasillos de Casa Rosada.
Como fuera, los detalles de las
negociaciones serán conocidas mientras transcurran, de acuerdo a los dichos de
Peña.
En
ese largo camino -de un mes y medio-, la primera estación se llama Lebac. Se arribará
el próximo martes.
En vista de lo acontecido en las últimas dos semanas en la Argentina, el resto es largo plazo.
Fuente
“iProfesional”, 10.05.2018
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